PAÍS
El sacerdote favorito de la élite política y empresarial termina este lunes los 4 años que pasó en libertad vigilada por abusar de una menor de edad del exclusivo colegio Cumbres. Ahora, debe abandonar el país luego que la justicia desechara un recurso de protección presentado por su defensa para evitar su expulsión. En paralelo a su situación judicial, aún está pendiente la definición de su caso a nivel de la justicia eclesiástica, donde todo indica que correrá el mismo destino de otros curas abusadores expulsados del sacerdocio.
Este lunes, el sacerdote John O’Reilly cumple sus cuatro años de condena bajo el régimen de libertad vigilada por el delito de abuso sexual contra una menor de edad del colegio Cumbres.
El plazo, sin embargo, es fatal para el cura de origen irlandés que ha pasado este tiempo en una casa de los Legionarios de Cristo en la comuna de Las Condes, porque ahora se abre un lapso de 72 horas para abandonar el país, según consigna CHV Noticias.
En paralelo a su situación judicial, aún está pendiente la definición de su caso a nivel de la justicia eclesiástica. Su caso está en manos de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en Roma, y todo apunta a que el ex rostro visible de los Legionarios de Cristo en Chile, corra el mismo destino de otros curas abusadores como Cristián Precht o Fernando Karadima, quienes fueron expulsados del sacerdocio.
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O’Reilly, de origen irlandés, reside en Chile desde 1985. El cura se convirtió en un hombre poderoso e influyente, con fuerte ascendiente en las elites políticas y empresariales del país. De hecho, en 2008, recibió de parte del Congreso (con votos transversales de miembros de las entonces coaliciones políticas Concertación y Alianza), la nacionalidad chilena por gracia a causa de su «labor apostólica y educativa dirigida al mundo de la juventud, inculcando el amor al prójimo y a los más necesitados».
Sin embargo, en 2014, todo dio un giro radical y el sacerdote terminó siendo condenado por abusos sexuales contra una menor de edad del colegio Cumbres, donde ejercía como capellán. Hubo, en tanto, otras denuncias, pero esa fue la única que pudo acreditarse.
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La defensa de O’Reilly luchó con vehemencia para que el irlandés se quedara en Chile cuando la condena terminase. Sin embargo, en mayo de 2017 la Corte Suprema rechazó el recurso de protección presentado por su defensa para evitar su expulsión del país. Además, tras su sentencia en 2018, el Senado revocó la nacionalidad por gracia con la que contaba y la Subsecretaría del Interior emitió un decreto para que, una vez cumplidos los 4 años de sentencia, abandone Chile, lo que debe cumplirse esta semana.
