El sacerdote de los Legionarios de Cristo y cura favorito de la elite abandonó el país antes del plazo fatal de 72 horas que le imponía la justicia. Su defensa no intentó ninguna jugada de último minuto para conseguir su permanencia en Chile, pero anunció que sí prepara acciones legales que le permitan volver en el futuro. Zanjada su situación judicial, se embarcó rumbo a Roma para residir en la casa de la Congregación en Roma donde debe esperar la sentencia del proceso canónico que el Vaticano sigue en su contra [ACTUALIZADA]
No hay plazo que no se cumpla y este viernes al mediodía el sacerdote de Legionarios de Cristo John O’Reilly, abandonó Chile, cumpliendo con el decreto de expulsión tras cumplir su condena de 4 años de libertad vigilada por abusar sexualmente de una menor de edad.
El religioso favorito de la elite llegó hasta el Aeropuerto Internacional de Santiago para embarcarse rumbo a Roma, destino que fue informado por su congregación.
“El director general de la Congregación de los Legionarios de Cristo ha indicado al P. John O’Reilly L.C. que se traslade a la casa de los Legionarios de Cristo en Via Aurelia en Roma, Italia, en cuanto ya no sea requerida su presencia en Chile en relación con su pena civil de cuatro años de libertad vigilada que acaba de terminar”, señala la declaración de la orden.
La Congregación añadió que “en Roma seguirá sin ejercer ministerio sacerdotal público alguno mientras espera la sentencia del proceso canónico que está en curso en la Santa Sede en la Congregación para la Doctrina de la Fe”.
En efecto, porque en paralelo a su situación judicial, aún está pendiente la definición de su caso a nivel de la justicia eclesiástica. Su caso está en manos del Vaticano y todo apunta a que el ex rostro visible de los Legionarios de Cristo en Chile, corra el mismo destino de otros curas abusadores como Cristián Precht o Fernando Karadima, quienes fueron expulsados del sacerdocio.
O’Reilly nació en Irlanda en 1946, ingresó en el noviciado de la Congregación en 1965. Fue ordenado sacerdote en 1975 y trabajó en Chile a partir de 1984. El cura se convirtió en un hombre poderoso e influyente, con fuerte ascendiente en las elites políticas y empresariales del país. De hecho, en 2008, recibió de parte del Congreso (con votos transversales de miembros de las entonces coaliciones políticas Concertación y Alianza), la nacionalidad chilena por gracia a causa de su «labor apostólica y educativa dirigida al mundo de la juventud, inculcando el amor al prójimo y a los más necesitados».
Sin embargo, en 2014, un tribunal penal lo encontró culpable de abuso sexual contra una menor de edad del Colegio Cumbres. Hubo otras acusaciones, pero esa fue la única que pudo acreditarse. Como una muestra de su caída, el Senado revocó la nacionalidad por gracia con la que contaba. “La nacionalidad por gracia es para personas que han hecho el bien para el país, en este caso eso no se cumple”, dijo el senador PS Alfonso de Urresti.
El lunes cumplió la sentencia el sacerdote, pero recién ayer jueves el Cuatro Juzgado de Garantía de Santiago notificó su cumplimiento, por lo que empezó a correr el plazo de 72 horas para su salida del país.
Si bien se esperaba un recurso de su defensa para intentar revertir su expulsión, finalmente no hubo tal requerimiento. Sin embargo, sí preparan acciones para conseguir que pueda retornar al país: “Se nos encomendó acciones legales que permitan en el futuro volver al país. Hoy tiene restricciones para el reingreso a Chile y esas restricciones son las que se nos ha solicitado impugnar”, indicó el abogado del religioso, Cristián Muga, a Radio Universo.