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El olvido de los rezagados PAÍS

El olvido de los rezagados

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Cristina Castro Poblete, administradora de la Parroquia Santa Cruz de Estación Central, en la población Los Nogales, que ha servido como una suerte de «refugio» para los haitianos que, a lo largo del Plan Retorno, no han logrado subirse al avión, por diversas razones, explica que, si no fuera por el trabajo que han hecho ellos en conjunto con el municipio, los haitianos que no lograron subirse al avión «estarían en la calle, olvidados». Y agregó: «Yo creo que el Plan Retorno Humanitario no tiene nada de humanitario, es una deportación encubierta porque un retorno no tiene tantas condiciones. Resulta que es tan poco humanitario que ni siquiera se han hecho cargo de las personas que se quedan rezagadas, ni un vaso de agua», dijo.


El miércoles 7 de noviembre, 160 haitianos fueron los primeros en partir de vuelta a su país, en el marco del Plan Retorno Humanitario impulsado por el Gobierno que contempla exigentes condiciones, entre ellas firmar un compromiso de no volver a Chile en nueve años.

El Boeing 767 de la Fuerza Aérea despegó y 55 haitianos se quedaron de brazos cruzados, atónitos: no lograron subirse. No lograron volver su país. Desde entonces han habido tres vuelos a Puerto Príncipe y en cada uno de ellos no alcanza a subirse una cantidad similar de inmigrantes. La historia se repite como un calco con el mismo olvido.

¿La razón? Habían recibido un mensaje con los datos de la partida que no estaba dirigido a ellos o, en algunos casos, no habían completado todos los pasos que contemplaba la inscripción. Y ahí estaban. A la deriva.

Fueron trasladados al Gimnasio Municipal de Estación Central y posteriormente los llevaron a la Parroquia Santa Cruz de Estación Central, en la población Los Nogales, que funcionó como albergue temporal durante el Código Azul.

Hasta ahora, con el apoyo de la municipalidad, los haitianos que no han logrado subirse al avión han pasado sus días y noches ahí, esperando el regreso a su país , sin el apoyo del Estado. La administradora de la parroquia, Cristina Castro Poblete, quien ha tenido un contacto intenso e importante con los haitianos que han visto su regreso retrasado, cuenta a El Mostrador que, si no fuera por ellos, «se habrían quedado en la calle».

«Yo creo que el Plan Retorno Humanitario no tiene nada de humanitario, es una deportación encubierta porque un retorno no tiene tantas condiciones y no te prohíbe entrar al país como si fueras un delincuentes y mucho menos si por descoordinación se quedan 50 personas abajo. Resulta que es tan humanitario que ni siquiera se han hecho cargo de las personas, ni un vaso de agua», dijo.

-¿Cómo llegaron los primeros haitianos que no lograron subirse al avión hasta esta parroquia?

-Cuando inició el plan, tenían que inscribirse en algún municipio, y en el fondo muchos de ellos se inscribieron en Estación Central, y cuando fue el día del vuelo habían 55 personas que se quedaron abajo y que se habían inscrito en Estación Central. La municipalidad acudió a nosotros, porque teníamos experiencia en esto, en funcionar como albergue, entonces por eso llegaron acá.

-¿Cómo ha sido la experiencia de convivir con ellos?

-La verdad es que con la barrera idiomática son pocos los que hablan español y yo y las personas de la parroquia no los hemos molestado en el sentido de preguntarles cómo se sienten y hacer que hablen de sus vidas privadas, porque no estamos con la onda de criticarlos ni juzgarlos, porque el tema es acogerlos y ayudarlos. Pero, en mi opinión personal, creo que se quieren ir porque no tienen trabajo o porque fueron discriminados. Chile no fue lo que esperaban.

-¿Cómo evalúa el rol del Gobierno con los haitianos que se han quedado abajo del Plan Retorno?

-Faltó apoyo del Gobierno, no se hizo presente en nada. Es una situación de Gobierno, no de municipio, se deberían haber hecho a cargo. Cuando fue el código azul, sí dieron apoyo, llegaba el desayuno para las personas albergadas, el almuerzo caliente. Ahora, estamos nosotros en la parroquia cocinando para los que se quedan acá.

-¿En qué estado de ánimo se encontraban cuando llegaron a la parroquia?

-Al principio estaban muy ansiosos, con mucha rabia, molestos con el mundo, pero con el pasar de los días fueron entendiendo que no era responsabilidad nuestra, ni del municipio, y ahí bajaron los niveles de ansiedad. La municipalidad los ha ayudado, los ha llevado al zoológico, a pasear, a piscinas, han ido a Olmué de paseo, en fin, han tenido distracciones.

-¿Cuál es la razón concreta de que se quedaran abajo?

-Mira lo que pasa es que son muchos pasos que deben cumplir, no bastaba con inscribirse, había que rellenar papeles, entonces por diversas razones, por algún paso que faltó, no pudieron irse, además que había un mensaje de texto que se reenvió y no era así, porque el Gobierno avisó por mensaje que se iban y ellos se lo empezaron a reenviar, pero muchas personas a las que le llegó el mensaje no estaban inscritos. Y ellos recibieron un tremendo perjuicio porque dejaron lo poco o nada que tenían y al final se quedaron en la calle.

-¿Qué hubiera pasado si la parroquia no hubiera intercedido?

-La verdad es que no se si el municipio se hubiera hecho cargo, porque no era responsabilidad del municipio. Yo creo que estarían en la calle o quizás si no nos hubiésemos hecho cargo, a lo mejor el Gobierno hubiera hecho algo, pero la verdad es que descansaron en nosotros.

-¿Qué imagen tiene usted de Chile tras la historia de los haitianos que no han logrado subirse a los aviones?

-Aunque digan que en Chile se recibe bien al forastero, creo que el país no sabía que era racista, pero sí lo somos, partiendo por el conflicto mapuche y ahora con la discriminación que se ve con los haitianos. El país, aunque no lo asuma, es racista, y si bien muchos haitianos han tenido la suerte de tener un trabajo, no digamos que el trato es el mejor, son súper explotadores con ellos.

-¿Están contentos de irse?

-Están contentos, pero dicen que igual van a echar de menos, por ejemplo a una funcionaria de la municipalidad se la quieren llevar a Haití. Después que se vayan esto va a ser silencio, pero están contentos.

-¿Qué opinión le merece el llamado Plan Retorno?

-Yo creo que de partida el Plan de Retorno Humanitario no tiene nada de humanitario, es una deportación encubierta, un retorno no tiene tantas condiciones y no te prohíbe entrar al país como si fueras un delincuente y, mucho menos, si por descoordinacion se quedan 50 personas abajo y resulta que es tan humanitario que ni siquiera se han hecho cargo de las personas abajo, ni un vaso de agua, el gobierno no se preocupó de lo que haya pasado con esas personas. ¿Qué tiene de humanitario? Es contradictorio.

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