De bajo perfil, su nombre está vinculado con los procesos más bullados por delitos económicos de los últimos años, como SQM, colusión del papel, Corpesca y La Polar. No es una persona que se defina católico ni religioso, condición que motivó a los jesuitas para contratarlo e investigar las denuncias de abuso que recaen sobre el emblemático excapellán del Hogar de Cristo, una arena que el abogado de 42 años conoce bien, ya que ha cumplido la misma tarea en otras situaciones similares.
El lunes 18 de febrero comienza el Encuentro de Provincia, la reunión que congrega a todos los sacerdotes de la Compañía de Jesús de Chile en el recinto conocido como la Casa Loyola, emplazado en la comuna de Padre Hurtado. En ese encuentro -que dura tres días-, el provincial de la orden, Cristián del Campo Simonetti, tiene programado entregar una cuenta anual a los 145 sacerdotes que asistirán. Del Campo termina este año su período que comenzó en 2013 y, según trascendió, en su exposición enfatizará que una de sus metas es terminar la investigación previa encargada contra Renato Poblete, el emblemático capellán del Hogar de Cristo fallecido en 2010.
Para ese cometido es clave el trabajo que realiza el abogado penalista, Waldo Bown. Apenas recibió los antecedentes el 9 de enero, el provincial de los jesuitas se comunicó con él y tres días después anunció que se abría una investigación contra Poblete. Luego, la institución religiosa reconocía en un comunicado la denuncia y dejaba el correo de Bown para quienes aportaran datos o nuevas acusaciones. El abogado escuchó la declaración de la primera denunciante, Marcela Aranda Escobar, el 25 de enero, en el contexto de la investigación canónica que le fue encargada.
Bown -de muy bajo perfil en relación a otros penalistas conocidos- debió estar más atento de lo habitual a que su teléfono recibiera mensajes de números desconocidos. El método ha funcionado. El domingo 27 de enero los jesuitas reconocieron oficialmente que habían recibido nuevas denuncias de mujeres contra Poblete.
Si atendemos a su nombre completo, Waldo Justus Bown Intveen (42), parece descendiente de colonos anglosajones incorporados a la élite chilena. Pero no. Es el tercero de los cuatro hijos de una familia de clase media. “Eligió derecho casi por descarte, porque no era bueno para las matemáticas, pero tampoco iba a estudiar una carrera humanista como filosofía”, relató uno de sus compañeros en el colegio La Salle de donde egresó. No era bueno para los números como su hermano Horacio, profesor en Ingeniería Forestal de la Universidad de Chile, la misma donde Waldo fue aceptado para estudiar Derecho y egresó en 2003. Hasta entonces el único cable con el Derecho era su tío, Héctor Bown Ortega, titular de una notaría en Ñuñoa con quien no tiene relación, según sus cercanos.
[cita tipo=»destaque»]El nombre de Bown no es nuevo para la Compañía de Jesús. El abogado ya investigó al sacerdote Jaime Guzmán Astaburuaga, quien recibió una sanción canónica luego que la investigación de Bown determinara que las acusaciones de abuso sexual contra él eran “verosimiles” y, del mismo modo, acreditó las conductas impropias de Eugenio Valenzuela, exprovincial de la orden sobre quien pesa una nueva denuncia de un adulto que actualmente indaga Bown y que arriesga la sanción máxima que implica el despojo de su estado clerical. [/cita]
A pesar de ser alumno de un colegio religioso, Bown “tiene bien poco de católico y está más cerca de ser agnóstico”, explicó uno de sus cercanos, que agregó además que “nunca fue de la pastoral o cercano a los sacerdotes”. El único vínculo con la Iglesia es su devoción por el club de fútbol Universidad Católica, donde frecuentaba la “barra brava” del equipo estudiantil, conocida como Los Cruzados, en sus tiempos de estudiante.
De hecho, uno de los primeros casos de connotación pública en los que participó fue en 2008, cuando asumió la defensa de Andrés Tupper Lyon, hermano de Raimundo Tupper y expresidente del club. Tupper era ejecutivo de la empresa india Tata, que fue investigada por irregularidades en una licitación con el Registro Civil. Fue absuelto de la acusación de cohecho y la fiscal del caso debió pedir disculpas por los errores en la investigación en la arista que lo involucraba.
Este perfil alejado de la iglesia es uno de los puntos fuertes que hizo a la Compañía de Jesús decidirse por Bown, que integra como socio el estudio Balbontín, Linazasoro y Cia, que lidera el abogado Carlos Balbontín Gubbins, a quien Bown ha reconocido como su mentor. Entró al estudio en 2001 como procurador, luego de calificar entre otros postulantes, pero fue en 2005 cuando fue propuesto y aceptado como socio, solo dos años después de egresar. “A pesar de que es conocido por casos grandes donde ha ganado, Waldo también ha perdido como cualquiera y es de los que toma casos chicos como un manejo en estado de ebriedad, que son finalmente de los que vive un abogado”, comentó un compañero del estudio en el que también participa el exministro DC, Jorge Correa Sutil.
Bown no da entrevistas y solo ha entregado frases puntuales a la prensa sobre los casos en que participa, todas a la rápida, en el centro de Justicia. A partir del 25 de marzo volverá a aparecer. Ese día se inicia el juicio oral contra Jaime Orpis, en el que el abogado representa a Corpesca, acusada de entregar $233 millones de forma irregular al parlamentario. Magíster en Derecho Penal de los Negocios y de la Empresa de la Universidad de Chile, su tesis publicada en 2017 cuestiona las “intercepciones telefónicas de conversaciones entre abogado defensor e imputado” y fue guiada por el abogado Matías Insunza.
Además de Corpesca, defendió a dos ejecutivos de la CMPC en el caso de la colusión del papel. Trabajó con el grupo Said Somavía que, a través de Inversiones Caburgua, debió rectificar declaraciones irregulares al Servicio de Impuestos Internos (SII) en el marco de las investigaciones por platas políticas. En el caso SQM fue defensor del contador y exejecutivo de la minera, Raul Saldías, condenado a 800 días de pena remitida, pero en la arista política del caso estuvo entre los que la fiscalía decidió no perseverar. Trabajó junto a Balbontín en el caso de las repactaciones unilaterales de La Polar defendiendo a AFP Provida y a otros inversionistas institucionales.
No está demás mencionar que el estudio que lidera Balbontín se especializa en asesoría jurídica a instituciones bancarias, como por ejemplo el Banco de Chile en el caso Riggs por las cuentas que mantenía de Augusto Pinochet, o el BBVA, uno de los afectados en el caso Inverlink.
En el caso de Poblete, el contrato es personal entre Bown y la Compañía de Jesús. Aunque trabaja en su oficina del estudio, ningún aspecto del caso se comenta con el resto de los abogados. Uno de sus colegas afirmó que “está entretenido, ha tenido que estudiar asuntos de Derecho Canónico y visitar personalmente a las personas que han hecho las denuncias. Es un gallo muy humilde que pocas veces se jacta de haber ganado y más bien lo atribuye a distintos factores, más que a su propia capacidad. Como los futbolistas cuando hablan del trabajo en equipo. La verdad es que no me lo imagino dándose codazos para ascender en un estudio grande. No es el típico abogado trabajólico tampoco. Dedica buen tiempo a su familia”.
Todos los avances de Bown en la investigación de los jesuitas son periódicamente reportados al provincial y al sacerdote Francisco Jiménez, quien también es abogado y ha publicado dos libros de poesía. Además, es el que más suena como sucesor de Del Campo.
El nombre de Bown no es nuevo para la Compañía de Jesús. El abogado ya investigó al sacerdote Jaime Guzmán Astaburuaga, quien recibió una sanción canónica luego que la investigación de Bown determinara que las acusaciones de abuso sexual contra él eran “verosimiles” y, del mismo modo, acreditó las conductas impropias de Eugenio Valenzuela, exprovincial de la orden sobre quien pesa una nueva denuncia de un adulto que actualmente indaga Bown y que arriesga la sanción máxima que implica el despojo de su estado clerical.