A pesar de ser la ministra con mayor respaldo ciudadano, esta ha sido una semana crítica para la jefa de la cartera de la Mujer y la Equidad de Género. La organización y apoyo que ha recibido el llamado a la huelga para el 8 de marzo tienen más que inquietos al Gobierno y al oficialismo, desde donde han criticado el primer abordaje que dio la secretaria de Estado, quien le atribuyó a la oposición el llamado a paro feminista de este viernes. Pero su verdadero talón de Aquiles sería el desempeño de su repartición, que no ha logrado disminuir los casos de victimización de las mujeres, ni tampoco ha reforzado los mecanismos de ayuda estatal para aquellas que denuncian. Desde el ministerio aseguran que en muchas ocasiones se han topado con una muralla que les impide incidir en otros organismos del Estado.
La huelga general feminista, convocada para conmemorar y protestar este 8 de marzo, se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para el Gobierno de Sebastián Piñera, en especial para la ministra Isabel Plá, a cargo de la cartera de la Mujer y la Equidad de Género, quien la semana pasada le atribuyó a la oposición la organización de esta movilización. Un error que es reconocido por su círculo cercano, desde donde destacan que la ministra no ha cultivado un perfil en contra de la movilización social y que ha respaldado las demandas feministas, pero no así el llamado a huelga o paralización.
Tras el estallido del “mayo feminista” de 2018, el Gobierno y el ministerio optaron por la estrategia de la contención del movimiento, con una agenda de género liderada por la ministra, la que logró controlar la pauta mediática, luego de una intensa movilización y paralización en universidades.
En paralelo, el movimiento feminista comenzó a cimentar un proceso de organización para la Huelga General del 8M, a través de un “Encuentro Plurinacional de Mujeres que Luchan”, realizado en diciembre de 2018, que conformó las bases del programa feminista y una serie de actividades para visibilizar las demandas del movimiento, agenda que se intensificó durante el verano y a fines de febrero.
Es justamente este posicionamiento en medios –señalan fuentes de Gobierno– el que de alguna manera habría impulsado la intervención de la ministra Plá, quien ostenta la mejor evaluación del gabinete presidencial con un 68% de aprobación, según la Cadem de febrero de 2019.
La ministra señaló a T13 Radio que la Huelga general del 8M “pareciera ser una plataforma más bien de articulación de un sector de la oposición frente al Gobierno del Presidente Piñera, por una parte, y de articulación de una agenda política”. Una frase que desató una serie de críticas, principalmente desde la “Coordinadora 8M”, plataforma que agrupa a una serie de organizaciones políticas y sociales que llevan años preparando la conmemoración de esta fecha.
[cita tipo=»destaque»]Por otra parte, la ministra tendría un gran talón de Aquiles en su propia administración. Más allá de los discursos y las campañas comunicacionales en los Centros de la Mujer, dependientes del ministerio y administrados por los municipios, estos se encuentran en un estado de alta precarización. Sus funcionarias, encargadas de asistir a las mujeres que acuden por ayuda tras ser víctimas de la violencia doméstica, han destacado la poca seguridad a la hora de brindarles ayuda a las mujeres agredidas por sus parejas o familiares. Además cuentan con retrasos de más de tres meses en el pago de sus sueldos, denuncia que le hicieron llegar al Presidente Sebastián Piñera a través de una carta, en el mes de febrero.[/cita]
Pero en el Ejecutivo estaban “de acuerdo” y “tranquilos” con la estrategia desplegada por la ministra, destacan desde el oficialismo en el Congreso. Recalcan, asimismo, que el movimiento feminista no “puede superar la agenda de género del Gobierno, ni ser cooptado por la izquierda” y que el llamado a “paros o huelgas” debe ser controlado. Y que esta “pega es de la ministra Plá”.
La vocera de Gobierno, Cecilia Pérez, salió a defender las palabras de la ministra Plá. En medio del “Súper lunes feminista”, que comenzó con una serie de organizaciones de pobladoras cortando calles y protestando en las afueras de La Moneda, demandando el derecho constitucional a la vivienda, y con todas las estaciones de las líneas del metro rebautizadas con nombres de destacadas mujeres chilenas y otras víctimas de la violencia machista, la ministra Cecilia Pérez destacó que “no hay que hacer huelgas, por el contrario, los derechos de la mujer se consiguen movilizándonos entre todos, liderándolo, como lo estamos haciendo en nuestro Gobierno, y encauzando las demandas históricas”.
Palabras que fueron respaldadas por el ministro de Justicia, Hernán Larraín, en Radio Universo. Larraín enfatizó que el movimiento se ha “politizado y no tiene sentido” y agregó que “alguien está aprovechando la causa de la mujer para otros fines”.
Declaraciones que no causaron gracia al interior del oficialismo, principalmente entre los sectores más liberales, desde donde destacan que dichas palabras “le dejan en bandeja el movimiento a la izquierda”. A mediodía del “Súper lunes feminista” los telefonazos se dejaron caer en Palacio, las parlamentarias del oficialismo hicieron saber su descontento con la estrategia desplegada por el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, pero en especial por las palabras del ministro Hernán Larraín. Desde el Congreso aseguran que, en medio de una “importante agenda legislativa del Gobierno”, se entregó “toda la atención de los medios al movimiento feminista”.
Cercanos a la jefa de la cartera destacan que estas críticas y un posible alejamiento de la ministra Plá como una figura legitimada ante la ciudadanía y que comulga con las demandas feministas, habrían llevado a que su equipo matizara el discurso oficial. Es más, la ministra aclaró en CNN Chile que “nunca he hablado de instrumentalización” de la huelga y reconoció que el movimiento “tiene un componente político, evidentemente”. En la entrevista, la ministra evitó el enfrentamiento con las convocantes a la huelga y movilización de este viernes y remarcó que espera que la causa “se mantenga con tono transversal”.
Las fortalezas de la jefa de la cartera de la Mujer y la Equidad de Género habían sido intocables hasta el anuncio de la huelga feminista. Desde el núcleo del piñerismo la calificaban como una de las “mujeres fuertes” del gabinete, y que había cumplido a cabalidad su tarea del blindar al Presidente ante el estallido de las demandas feministas.
La ministra es “el cortafuegos” de La Moneda y la derecha en esta materia, afirman desde el oficialismo. Una labor en la que se habría visto debilitada en esta pasada, aunque a la vez reconocen que la tarea de frenar el paro productivo o la huelga como mecanismo de protesta es “también deber de la ministra”. Sus cercanos destacan que la ministra es ejemplo del cambio que ha tenido el segundo Gobierno de Sebastián Piñera, que en las democracias modernas la movilización de la ciudadanía en las calles y «de forma pacífica» es algo natural y que la ministra Plá entiende «a la perfección estos cambios».
La estrategia utilizada durante el año pasado fue aplaudida transversalmente, hasta en el mismo movimiento feminista reconocían a la ministra como una carta fuerte del Gobierno en la materia. Tras el “mayo feminista” de 2018, que inundó las calles del país con mujeres, principalmente estudiantes y académicas, protestando en contra de la violencia, el acoso y el abuso sexual en las aulas, La Moneda decidió priorizar la agenda de género e ingresó una serie de proyectos de ley e indicaciones que buscaban reducir la brecha salarial, distribuir la carga de la maternidad entre hombres y mujeres, y tipificar el acoso y la violencia en el pololeo. Además, implementó una campaña en contra del acoso callejero y otra que llamaba a denunciar la violencia en contra de la mujer en el hogar.
Una agenda que logró contener el estallido del año pasado, pero que ante la nueva articulación feminista parece insuficiente. Para este 8M, día que conmemora a la mujer trabajadora, el movimiento feminista demanda la igualdad y mejora en las condiciones laborales, el reconocimiento del trabajo doméstico, un mejor sistema de pensiones y el derecho a la vivienda, la emancipación de los cuerpos y el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos, además de vivir en un ambiente libre de violencia sexual, política y económica, entre otros.
Demandas que son imposibles de abordar por la agenda de un Gobierno de derecha, destacan desde la Coordinadora 8M. Desde el oficialismo reconocen que la ministra hasta el momento se “había manejado bien” y que su prueba de fuego la vivirá este viernes 8 de marzo. Destacan que Plá debe tener la capacidad de conducir las demandas “que no son de la izquierda, hay muchas mujeres de derecha que quieren mejorar sus vidas” y que es a esas personas “que no son de izquierda” a la que debe apuntar.
Un momento en que también se pondrá a prueba su capital político, ya que la ministra no es necesariamente una de las favoritas de los partidos de Chile Vamos. A pesar de su respaldo ciudadano en las encuestas, las propuestas de su cartera son las que más resistencia han generado entre los parlamentarios y parlamentarias del bloque oficialista, principalmente en la UDI, partido en el que militó hace años.
Su carácter de “independiente más que partidista” la ha llevado a generar anticuerpos entre las filas de la centroderecha, principalmente entre los sectores más conservadores, desde donde la han tildado como “demasiado liberal”. Resistencia que se intensifica entre la ultraderecha y sus activistas en Twitter, quienes «atacan constantemente a la ministra», apuntan desde el Gobierno.
Entre los círculos feministas hay grandes críticas a la labor de la ministra Plá y a la agenda en materia de género del Gobierno. Alondra Carrillo, vocera de la Coordinadora 8M, destaca que “la ministra Isabel Plá salió a decir que las demandas de la huelga no son propiamente feministas. Pero, como mujeres feministas, hemos planteado que es el conjunto de nuestras vidas lo que se ha convertido en un problema político, que son las condiciones en las que desarrollamos esa vida las que se han convertido en un problema político insoslayable”.
La vocera feminista enfatiza que “es difícil pensar que la ministra Plá pueda ser portavoz del movimiento social feminista si es parte de un partido (RN) que sistemáticamente se ha negado a los derechos más mínimos que las mujeres han reivindicado”. Agrega que la ministra es “parte de un Gobierno que lo único que ha hecho es avanzar hacia una agenda precarizadora que deteriora la vida de las mujeres en Chile. Nosotras creemos que el feminismo, que son las luchas políticas de las mujeres, es incompatible con la administración de la miseria, con la administración de la violencia y de la precarización”.
La directora de Fundación Nodo XXI, Daniela López, destaca que el movimiento feminista y sus demandas que hacen cuestionar el modelo económico, abren una veta compleja para el Gobierno y la ministra Plá. “Es peligroso para las coaliciones neoliberales que el movimiento feminista cuestione los pactos elitarios económicos, sociales y políticos que se construyen en Chile desde la dictadura. Conviene mucho más creer que las reivindicaciones de las mujeres son ingresar a los directorios de empresas, que cuestionar los mayores grados de precarización de las mujeres en sus trabajos”.
La analista agrega que “la ministra Plá tiene un olfato interesante, porque, indudablemente, el sentido común es que sin duda este 8M puede ser una convocatoria histórica y, en virtud de esa masividad, el Gobierno no se puede quedar abajo, quiere disputar el carácter político y la conducción de esta manifestación, que está siendo agitada por el movimiento feminista a nivel nacional y mundial”.
Por otra parte, la ministra tendría un gran talón de Aquiles en su propia administración. Más allá de los discursos y las campañas comunicacionales en los Centros de la Mujer, dependientes del ministerio y administrados por los municipios, estos se encuentran en un estado de alta precarización. Sus funcionarias, encargadas de asistir a las mujeres que acuden por ayuda tras ser víctimas de la violencia doméstica, han destacado la poca seguridad a la hora de brindarles ayuda a las mujeres agredidas por sus parejas o familiares. Además cuentan con retrasos de más de tres meses en el pago de sus sueldos, denuncia que le hicieron llegar al Presidente Sebastián Piñera a través de una carta, en el mes de febrero.
El destape del caso Nido, y el antecedente de las demandas no acogidas por la PDI, dejaron al descubierto la insuficiencia sistémica a la hora de atender a las mujeres víctimas del ciberacoso, la violencia sexual en la calle y en el hogar. «La ministra ha encabezado la campaña ‘No lo dejes pasar’, que llama a las mujeres a denunciar, pero a pesar del incremento de las denuncias, las mujeres violentadas igualmente terminan agredidas o asesinadas”, recalca Daniela López.
“Ella está cayendo en una responsabilidad política muy alta. La ministra gasta millones de recursos en campañas comunicacionales y no quiere tocar las instituciones, ampliar la educación no sexista a los organismos del Estado. O la ministra hace caso a la movilización feminista y se mete en la reformas políticas estructurales, tributaria, laborales y entiende que son problemáticas políticas las de las mujeres, o esa legitimidad que ha logrado se va a desinflar y va a ser más criticada”, sentencia la analista.
Cercanos a la ministra Plá destacan que es complejo poder incidir directamente en otros ministerios y estructuras del Estado, que a pesar de que la cartera ha intentado incentivar protocolos y formaciones para Carabineros, funcionarios de la PDI y en otros organismos del Estado, no es fácil que los jefes de estas instituciones accedan a los cambios con facilidad.