Además, el exdirector del Hogar de Cristo se refirió nuevamente a las denuncias contra el fallecido sacerdote jesuita Renato Poblete y dijo «sentirse estúpido» por no percibir lo que ocurría a su alrededor, sobre todo tras las impactantes revelaciones de la teóloga Marcela Aranda. La Conferencia Episcopal de Chile también abordó el caso del excapellán del Hogar de Cristo, asumiendo que «el abuso por parte de los consagrados es una herida que nos sigue estremeciendo», según establece un documento emitido tras la asamblea plenaria celebrada en Punta de Tralca.
El exdirector del Hogar de Cristo, Benito Baranda, se sumó a las voces críticas al «convenio de colaboración» suscrito entre la Conferencia Episcopal y el Ministerio Público, un acuerdo que tiene como fin –según los firmantes- mejorar el proceso penal respecto de las investigaciones por denuncias de abusos sexuales que está llevando adelante la Fiscalía contra miembros del clero.
«Queda muy mal ante la imagen pública cuando se pliegan además las congregaciones y dicen que van a ver si van a pasar información (…) no puede ser que haya un trato privilegiado por un acuerdo», dijo el actual director de la organización América Solidaria en Radio Cooperativa.
Sin embargo, durante esta jornada, la Iglesia católica salió a defender el convenio, que ha sido duramente fustigado por víctimas de abusos eclesiásticos, señalando que incluso fue consultado con el Vaticano.
“Es un texto de acuerdo que va más allá de los que nos exige la ley, de manera que toda denuncia que afecta a niñas, niños y adolescentes en temas referidos a abuso sexual llegue a la Fiscalía Nacional. Nosotros estamos dando un paso más de mayor cooperación», afirmó este viernes el vocero de la Conferencia Episcopal, Fernando Ramos, tras la asamblea plenaria celebrada en Punta de Tralca.
Baranda, quien trabajó con el cura Renato Poblete entre 1991 y 1998, se refirió además al caso del excapellán del Hogar de Cristo, sobre todo luego de los escabrosos detalles entregados esta semana por la víctima Marcela Aranda en Mega, donde relató que fue sometida a violaciones grupales y abortos forzados.
“Nos sentimos estúpidos por no darnos cuenta”, dijo el psicólogo ha ido subiendo el tono de sus declaraciones a medida que se han ido conociendo los impactantes detalles de los delitos cometidos por quien fue su compañero de labores en la institución benefactora fundada por Alberto Hurtado.
«Lo hemos comentado mucho con Pablo Egenau porque también él estuvo casi tan estrecho como yo trabajando (…) Ayer nos juntamos en la mañana y decíamos ‘qué impresionante’, casi estúpidos porque no percibíamos lo que estaba ocurriendo alrededor, donde había personas que habían percibido algunos comportamientos que podían inducir a esto», sostuvo Baranda.
El actual director de la organización América Solidaria insistió en que nunca se dio cuenta de lo que pasaba, pero que Poblete pudo haber tenido una «personalidad disociada». «La gran mayoría de los que han hablado, que vivían con él, en su casa con él, no tenían indicios de esta doble vida», indicó.
En relación a la víctima del jesuita, el director de América Solidaria dijo «sentir una pena desgarradora y un dolor gigantesco por la dignidad que fue violentada brutalmente».
Respecto a la imagen de la Iglesia católica tras esta acusación de una de las caras visibles de una de las instituciones más admiradas por su carácter benefactor, Baranda afirmó que «el daño es gigantesco y transversal, ya que afecta a todos los estratos sociales».
A juicio de Baranda, tomará tiempo «desmontar» las costumbres de la Iglesia Católica que dañan las confianzas. «La única manera de recuperar la confianza es volviendo a lo que sustenta tu fe», señaló.
Por su parte, tras la asamblea plenaria celebrada en Punta de Tralca, la Conferencia Episcopal de Chile también se refirió al caso Poblete.
En un documento respecto a la “integridad en el servicio de la Iglesia”, la institución eclesiástica especifica que «el abuso por parte de los consagrados es una herida que nos sigue estremeciendo».
En relación al crudo relato de Marcela Aranda, sostuvieron que «nadie merece vivir lo que ella y tantos otros han vivido» y se comprometieron a «seguir escuchando y acogiendo el testimonio de víctimas y sobrevivientes de abuso para aprender de ellos».