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Piñera ajusta su gabinete y apuesta por revivir elenco de su primer Gobierno: salen Ampuero, Santelices, Valente y Jiménez   PAÍS Crédito: Agencia UNO

Piñera ajusta su gabinete y apuesta por revivir elenco de su primer Gobierno: salen Ampuero, Santelices, Valente y Jiménez  

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Cuando la aprobación del Gobierno está en el suelo –llegando a un paupérrimo 25% en la CEP- y pálidas cifras económicas, Piñera aplicó el segundo cambio de gabinete de su mandato. El diseño no toca en absoluto el comité político, recurre a viejos conocidos como Jaime Mañalich y Teodoro Ribera y apela a Alfredo Moreno y Juan Andrés Fontaine para los enroques. Al momento de justificar el ajuste, hubo poco de autocrítica presidencial, y el Mandatario volvió a tocar la tecla del obstruccionismo, señalando que hay “dificultades en el frente interno” que atribuyó a la “conducta de algunos sectores que han impedido que una agenda modernizadora pueda ver la luz del sol”, aludiendo al rechazo de la oposición a reformas como la tributaria y de pensiones [ACTUALIZADA]


Un cambio de gabinete que alcanzó 6 carteras (Cancillería, Economía, Desarrollo Social, Obras Públicas, Salud y Energía), y consideró la salida de 4 ministros, pero que no toca el diseño político de La Moneda, fue el que aplicó este jueves el Presidente Sebastián Piñera y con el que busca insuflar un nuevo aire a su Gobierno golpeado por la caída en las encuestas –llegando a un paupérrimo 25% en la CEP- y pálidas cifras económicas.

El cambio incluyó rostros conocidos que vuelven a un gabinete piñerista (como Teodoro Ribera y Jaime Mañalich, que fueron ministros en su primer Gobierno), en lo que es todo un revival del elenco de Piñera 1, y algunos enroques (Alfredo Moreno pasó de Desarrollo Social a  Obras Públicas y Juan Andrés Fontaine del MOP a Economía).

Así las cosas, Roberto Ampuero fue reemplazado por Teodoro Ribera en Cancillería; José Ramón Valente dejó su lugar en Economía, a Juan Andrés Fontaine, y éste será sustituido por Alfredo Moreno en el MOP, justo en momentos en que el Gobierno impulsa una agenda de aceleración de inversiones. En Desarrollo Social, cartera complicada por la errática consulta indígena, el actual vicepresidente de Corfo, Sebastián Sichel, toma el cargo de Alfredo Moreno.

Los otros cambios decididos por Piñera son el retorno de Jaime Mañalich por Emilio Santelices en Salud. En Energía, en tanto, Susana Jiménez dejó su puesto para dar paso a Juan Carlos Jobet, con un pasado en el mundo de las AFP.

De este modo, Piñera decidió actuar tras una ola de rumores y especulaciones que no ha parado hace semanas y optó por aplicar un ajuste ministerial en medio del peor momento de su gestión de 15 meses. En cuanto a la magnitud del cambio, que en esta pasada era pedido a viva voz desde las propias filas del oficialismo, finalmente el Presidente se jugó por mantener intacto el equipo político de Palacio, compuesto por el ministro del Interior Andrés Chadwick, la vocera Cecilia Pérez y el titular de la Segpres, Gonzalo Blumel, pese a que en la danza de nombres previa al ajuste se hablaba de modificaciones y enroques en el corazón de Palacio, lo que en definitiva no se concretó.

Al momento de justificar el ajuste, Piñera habló de que este año será más “exigente” que el anterior. Pero hubo poco de autocrítica presidencial en el salón Montt Varas, y el Mandatario volvió a tocar la tecla del obstruccionismo, señalando que hay “dificultades en el frente interno” que atribuyó a la “conducta de algunos sectores que han impedido que una agenda modernizadora pueda ver la luz del sol”, aludiendo al rechazo de la oposición a reformas como la tributaria  y de pensiones.

El cambio de gabinete era esperado desde el viernes, pero se fue aplazando lo que dejó en evidencia el juego de poder interno en La Moneda, dado que la decisión estuvo frenada porque –según trascendió- el ministro Chadwick consideraba que el actual momento complicado se podía revertir. En la otra vereda estaba el influyente jefe de asesores del segundo piso, Cristián Larroulet, quien en más de una ocasión habría hecho saber a sus cercanos la necesidad de hacer un cambio en el equipo para enfrentar esta nueva etapa de Gobierno, como en efecto sucedió.

Finalmente, el cambio coincidió con la entrega de los resultados de la encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) que reveló un dramático desplome en la evaluación presidencial, que lo tiene con un 25% de aprobación y un 50% de rechazo, a solo 15 meses de asumir el poder. A esto se suma una deprimida situación económica, reflejada en el 61% que cree que el país está estancado, como reveló el mismo sondeo, y las pálidas cifras que han ajustado las expectativas de crecimiento a la baja, como ha sostenido el Banco Central.

Los 4 salientes

Todos los 4 ministros que salieron del equipo de Gobierno tenían varios flancos abiertos que terminaron por sepultar su continuidad en el gabinete. En el caso de Emilio Santelices, protagonizó durante su gestión  una guerrilla abierta con su subsecretario de Redes Asistenciales, Luis Castillo, y estuvo en el ojo del huracán en varias oportunidades, una de ellas cuando atribuyó el aumento en los casos de VIH en el país a la masiva llegada de extranjeros y al uso de la píldora del día después en lugar del condón.

Por su parte, Roberto Ampuero, tildado como el “canciller de hojalata”, pasó sin pena ni gloria por el edificio Carrera, donde llamo la atención por su “venezonalización” de la política exterior chilena y su escaso peso político para imponer sus criterios.

También se concretó la salida de José Ramón Valente del Ministerio de Economía, en un enroque que llevará al ministro de Obras Públicas Juan Andrés Fontaine a dicha cartera. Su partida del gabinete se produce justo en momentos en que la economía chilena pasa por un momento complicado, pero además, hubo dos hechos concretos que le jugaron en contra: en junio de 2018, el ahora ex secretario de Estado recomendó a los empresarios en una entrevista invertir afuera, y recientemente el viaje de su hijo a una gira oficial por Europa también le jugó una mala pasada.

Otro de los cambios que se generó fue el de Susana Jiménez, quien hasta este jueves fue la ministra de Energía, cartera que asumirá Juan Carlos Llobet. La secretaria de Estado se vio complicada en lo que fue la polémica por los medidores eléctricos y además lideró la  mesa de descarbonización, que tuvo anuncios criticados sobre el cierre de centrales a carbón cuestionados duramente por el mundo ambientalista.

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