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Isaldo Bettín habló con El Mostrador sobre la situación en Chacalluta, donde unas 500 personas -la mayoría de ellos venezolanos- no puede ingresar a Chile luego que el Gobierno tomara la decisión de pedir visa de turismo para entrar al territorio nacional, medida que el religioso consideró fue «muy rápida» y se hizo «sin dialogar». «Hay dos carreteras, una que va hacia Perú y otra que llega hacia Chile. En el medio hay un espacio, y ahí están (…) están en el sol, no hay carpa, usan frazadas para cubrirse del sol y del frío, y ahí se quedan. De parte de la Gobernación hay un stock de agua pero no da abasto», relató.
El director del Departamento de Migración del Instituto Católico Chileno de Migración (Incami) en Arica, Isaldo Bettin, se refirió a la compleja situación en Chacalluta, donde un grupo de entre 200 y 500 migrantes, la mayoría de ellos venezolanos, se encuentra varado debido a la exigencia de Chile de pedir visa consular, medida que fue adoptada el fin de semana pasado.
En conversación con El Mostrador, Bettin consideró que la decisión del Gobierno de pedir visa fue «muy rápida», y que se hizo «sin diálogo con la sociedad civil y las instituciones. Se podría dialogar antes de tomar esas decisiones y, segundo, dar un tiempo más porque la gente ya está en camino. Y si es con un país específico, que no haya esta situación como en Venezuela (…) con Venezuela hay que tener una postura distinta con tanta gente que sale».
Sostuvo además que fue una decisión que se tomó «sin medir tanto las consecuencias».
Isaldo Bettin también relató cómo es el panorama para las personas que se encuentran varados a medio camino entre Santa Rosa y Chacalluta. «Hay dos carreteras, una que va hacia Perú y otra que llega hacia Chile. En el medio hay un espacio, y ahí están (…) están en el sol, no hay carpa, usan frazadas para cubrirse del sol y del frío, y ahí se quedan. De parte de la Gobernación hay un stock de agua pero no da abasto».
Además, señaló que «hay muchas quejas de la gente. A veces les impiden ir a los baños, porque hay mucha gente, o agua o víveres». Asegura que la temperatura puede llegar a superar los 20 grados durante el día y bajar hasta 12 en las noches.
«Estamos presentes el Instituto Nacional de Derechos Humanos, Servicio Jesuita a Migrantes, Incami, y están personas en particular que llevan algún tipo de donación. Hay una decisión por parte del Gobierno, como de Naciones Unidas, de no levantar campamentos, porque hay malas experiencias en esto de levantar carpas y hacer campamentos en frontera», añade.
El religioso comentó que desde la sede del Incami en Arica están realizando una campaña para llevar hasta la frontera agua, pañales, toallas húmedas y jugos. «El Gobierno también tiene una sala con stock. Ellos dicen que nunca les ha faltado y que cada tanto les distribuyen. Yo entré a la sala y sí tienen un stock de agua principalmente, y van distribuyendo», cuenta.
El director del Departamento de de Migración del Incami en Arica hizo un llamado a las autoridades gubernamentales de facilitar el «tránsito humanitario de darle espacio para que la gente pueda cruzar, establecerse y regularizarse, yo creo que hay mecanismos de poder regularizar, y que sea una ayuda humanitaria mirando la situación de la gente, no solo proteger el Estado, sin duda que hay que proteger el Estado, pero facilitando que la gente pueda regularizarse y conseguir un trabajo».
Sin embargo, Bettin valoró la decisión adoptada el lunes por Migración, la Gobernación y la Intendencia de permitir el paso a las familias con niños y mujeres embarazadas. «Esta medida la valoramos mucho porque había más de 100 niños, entonces permitieron que regresaran a Tacna, hicieron los trámites en el Consulado y desde ahí pudieran entrar. Valoramos este gesto humanitario de ayer con los niños y las mujeres embarazadas».
