El reportaje de El Mostrador sobre las prácticas de la salmonera Nova Austral que ha manipulado las cifras de mortandad de sus centros de cultivo provocó un amplio impacto. “La empresa tiene que dar explicaciones”, advirtió la senadora Goic. Desde el mundo ambientalista, también hay voces de alerta. En Greenpeace acusaron que “la empresa no solo ha obtenido beneficios fiscales superiores a los US$80 millones, sino que ahora sabemos que existe una política de engaño”, y desde Terram apuntaron a despejar también qué ocurre con las otras salmoneras que operan en el país. Para Max Bello, miembro del comité asesor presidencial para la COP 25, este caso pone en evidencia que “hay que tomar decisiones rápidamente para proteger esta zona que debiera ser considerada como un refugio climático”. Mientras, Alex Muñoz Wilson, de National Geographic Pristine Seas, fue enfático: “Una empresa con estas prácticas fraudulentas no debería tener permiso para funcionar en Chile”.
Impacto provocó la investigación periodística publicada este jueves por El Mostrador que reveló las prácticas de la salmonera noruega Nova Austral, una empresa que se presenta como líder en el mercado por sus innovaciones sustentables, pero que se descubrió que manipula las estadísticas de mortalidad de los salmones para ocultar las verdaderas cifras a la entidad fiscalizadora Sernapesca.
El Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura anunció una profunda investigación, mientras autoridades políticas como la senadora por la Región de Magallanes, Carolina Goic, y organizaciones ambientalistas como Greenpeace, Terram y National Geographic Pristine Seas, exigieron llegar hasta las últimas consecuencias.
“Considero que estos antecedentes son de la máxima gravedad. La empresa tiene que explicar esta situación con todos los antecedentes sobre la mesa y máxima transparencia. Voy a exigir a las autoridades correspondientes que se haga una investigación profunda y de manera inmediata, porque podemos estar ante ilícitos que son inaceptables”, advirtió la senadora Goic.
Tras una investigación periodística de varios meses, El Mostrador accedió a información reservada que incluye correos electrónicos de la gerencia de producción de la compañía salmonera a sus jefes de área, donde queda en evidencia la manipulación de las cifras que generó una doble contabilidad entre la mortalidad declarada de salmones y la mortalidad real que diariamente ocurre en sus centros, ubicados al interior del Parque Nacional Alberto de Agostini, en la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena.
La parlamentaria también apuntó a cuándo se remontan estas malas prácticas, tomando en cuenta que uno de los correos revelados por El Mostrador data de 2016. “Una podría preguntarse ¿desde cuándo y en qué otras áreas puede haber pasado lo mismo con los informes?”, dijo, apelando a despejar este punto.
La práctica de Nova Austral es preocupante y así lo explica Alex Muñoz Wilson, director para América Latina de National Geographic Pristine Seas: «Mentir sobre el nivel de mortalidad de salmones es de la máxima gravedad ya que impide saber cuál es el real estado sanitario de un centro de cultivo y tomar las medidas adecuadas para revertir los problemas”.
Por su parte, Max Bello, oficial de The Pew Charitable Trusts y miembro del comité asesor presidencial para la COP 25, explicó a El Mostrador que el reportaje demuestra que “la salmonicultura ha probado una vez más que no es consecuente con su discurso y nos demuestra que es muy difícil confiar en sus promesas y acciones, sigue demostrando su desidia hacia ese territorio y lo insustentable que puede llegar ser”.
Desde Alemania, donde se encuentra participando en la Bonn Climate Change Conference, Bello también apela a una acción más activa del Estado, señalando que “hay que tomar decisiones rápidamente para lograr proteger esta zona que es altamente vulnerable, esta zona debiera ser considerada como un refugio climático, un refugio para aquellas especies que van a tener que arrancar de otras zonas donde no van poder estar producto del aumento de la temperatura y la acidificación del océano”.
Nova Austral, cuyos propietarios son los fondos de capital Altor Fund III, de Noruega, y Bain Capital, de EE.UU., se ha presentado como el ‘niño símbolo’ de la industria». Sin embargo, de acuerdo con la información de El Mostrador, la compañía manipuló las cifras de mortandad en sus centros, con tal de sostener y exponer como elemento clave de su producción el no uso de antibióticos, que la llevan a ser premiada con tarifas más caras en el mercado europeo al estar, sus productos, libres de antibióticos.
Flavia Liberona, directora ejecutiva de Fundación Terram, señaló por su parte que “venimos desde hace mucho tiempo diciendo que la industria salmonera que opera en Chile no cumple con estándares ambientales y laborales adecuados (…) el reportaje apunta a temas que de verdad pasan en la industria y la pregunta que nos hacíamos acá es que si esto pasa con Nova Austral, qué ocurre con las otras empresas que están operando en las Guaitecas, en la zona de Chiloé, cómo serán los estándares que ellos están cumpliendo, y cómo están declarando las mortalidades”.
En Greenpeace también advirtieron que las prácticas de Nova Austral podrían replicarse en otras compañías del sector. “Han engañado al país y a las autoridades con tal de expandir su negocio. Esta es la misma empresa que exhibe como logro no usar antibióticos y que ahora busca instalarse en el Beagle. Lo cierto es que Nova Austral ha manejado datos claves a su antojo y ha mentido a las autoridades. Tampoco sabemos si se trata de una práctica extendida en otras compañías con tal de mantener y extender sus operaciones. Se requiere una investigación profunda y sanciones severas por parte del Gobierno”, dijo Mauricio Ceballos, vocero del área de océanos de esta entidad.
Para Greenpeace, quedan dos grandes interrogantes que deben ser resueltas: primero la manera en que la empresa han engañado de manera sistemática a las autoridades y qué han hecho con los salmones muertos que no han declarado. Además, recordaron que Nova Austral se encuentra en un procedimiento sancionatorio por parte de la Superintendencia de Medio Ambiente por incumplimientos en los permisos ambientales que poseen para operar en el Parque Nacional Alberto de Agostini.
“La empresa no solo ha obtenido beneficios fiscales superiores a los 80 millones de dólares en los últimos años, sino que ahora sabemos por correos internos que existe una política de engaño respecto de las cifras de mortandad en sus jaulas de la Región de Magallanes. En este sentido, hay que entender que las cifras de mortandad son claves para el negocio salmonero, ya que las empresas no pueden tener más de 15% de muertes de sus peces. Si pasan ese umbral, reciben sanciones y restricciones sobre el cultivo de peces”, explica Ceballos.
En materia de fiscalización hay varios pendientes, como la falta de recursos para Sernapesca. “Nos parece súper relevante empezar a mirar qué pasa con la fiscalización. Al menos en Magallanes, hasta 2017-2018, Sernapesca no tenía una lancha propia y parte del problema es justamente que son las empresas las que informan sus mortalidades y dónde está el ente fiscalizador”, acotó Flavia Liberona, directora ejecutiva de Fundación Terram.
La empresa Nova Austral también ha mantenido una abierta disputa con la comunidad de ciencia subantártica y con Sernapesca por su intención de instalar nuevos centros de cultivo de salmones al interior de la Reserva Mundial de la Biósfera Cabo de Hornos. Hace unos días anunció que sus 26 centros de cultivos ubicados en las aguas del Parque Nacional Alberto de Agostini serán relocalizados debido a la ampliación de protección de las aguas adyacentes al parque, lo que mantiene en alerta al mundo ambientalista.
Alex Muñoz Wilson, director para América Latina de National Geographic Pristine Seas, pone foco en las intenciones de la expansión de esta empresa, alertando que “Nova Austral pretende ubicarse en el Canal Beagle que es uno de las zonas más prístinas del planeta y claramente no dan confianza alguna para pensar que no van a contaminarlo significativamente. Una empresa con estas prácticas fraudulentas no debería tener permiso para funcionar en Chile”.
Desde Terram también siguen con atención esta relocalización de Nova Austral desde el Parque Nacional Alberto de Agostini a la Reserva Nacional Kaweskar, donde la empresa ha utilizado un “procedimiento ilegal, pero que ha sido permitido por el Servicio de Evaluación Ambiental» -advierte Liberona- por lo que recurrieron a la Contraloría.