Chile decidió abstenerse en la votación registrada en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, donde se emitió una resolución por los excesos del régimen de Rodrigo Duterte en su guerra contra las drogas. Para ex funcionarios de RREE, parlamentarios de oposición, académicos y defensores de los derechos humanos, la decisión es “incomprensible” y todas las miradas apuntan hacia la Cancillería. Desde la oposición también califican de “doble estándar” que el Gobierno de Piñera condene las violaciones de derechos humanos en Venezuela y no haga lo mismo con lo que ocurre en otros puntos del globo.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU decidió poner más presión sobre el régimen de Rodrigo Duterte en Filipinas por los excesos de su guerra contra las drogas. Sin embargo, lo paradójico del caso es que Chile se abstuvo de apoyar la resolución, lo que ha motivado fuertes críticas de exfuncionarios de Relaciones Exteriores, parlamentarios de oposición, académicos y defensores de los derechos humanos.
La iniciativa fue presentada por Islandia, secundada por la Unión Europea y países latinoamericanos, todos ellos preocupados por la continuación de las ejecuciones extrajudiciales en redadas antidrogas y la impunidad que las rodea.
A la hora de la votación, 18 países votaron a favor, 14 países rechazaron y otros 15 se abstuvieron. Países de la región como Argentina, Uruguay, Perú y México se plegaron a la mayoría pero Chile siguió el camino de Brasil y decidió abstenerse.
La decisión nacional llamó la atención de José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch. “¿Por qué Chile se abstuvo —al igual que el Brasil de Bolsonaro- de apoyar una resolución en el Consejo de DDHH para condenar las miles de ejecuciones extrajudiciales en Filipinas (muchas más que las de Venezuela)?”, se preguntó.
En el plano interno, todas las miradas apuntan hacia la Cancillería y también califican de “doble estándar” que Chile condene las violaciones de derechos humanos en Venezuela y no haga lo mismo con lo que ocurre en otros puntos del globo. Así lo hizo notar el exsubsecretario Cristián Barros: “¿Qué diferencia esta resolución a la aprobada para Venezuela a mediados del 2018 que hace que Chile se abstenga? ¿Por qué este doble estándar?”.
Para el excanciller Juan Gabriel Valdés, “esto es algo que la Cancillería chilena debe explicar hoy. El hecho desmiente a todos quienes pensamos que se había producido un cambio en la política exterior. Una vergüenza”.
En la misma línea, el diputado frenteamplista Vlado Mirosevic dijo que recurrirá al ministerio de Relaciones Exteriores. “Pediré explicaciones al Canciller”, comentó.
Desde la oposición, la senadora socialista Isabel Allende señaló que la decisión de Chile es “incomprensible” y se preguntó si “los DDHH sólo para los venezolanos” y el diputado de Convergencia Social, Gabriel Boric, apuntó que la “defensa de los derechos humanos con un solo ojo o solo cuando se utiliza para política interna no sirve”.
Para la abogada de la Universidad de Chile, Catalina Fernández Carter, actualmente estudiando un Magíster en Derecho (LLM) en la Universidad de Cambridge, la decisión también es cuestionable. “No puede ser que un país con la historia de Chile se abstenga en una resolución relativa a estos crímenes tan frescos en nuestra memoria. Y después de la obsesión con que @mbachelet se pronunciara sobre Venezuela, parece que el mismo interés no existe en el resto del mundo”, escribió en Twitter.
La profesional también puso foco en otro elemento que hace aún más controversial la decisión chilena de abstenerse: la situación de Filipinas ya se encuentra en Examen Preliminar ante la Corte Penal Internacional, la única instancia permanente con capacidad para juzgar el genocidio los crímenes de guerra y contra la humanidad.
La resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU además encarga a la alta comisionada Michelle Bachelet que su oficina haga un seguimiento de la situación y prepare un informe al respecto.
Filipinas reaccionó con agresividad a esta resolución, que consideró «políticamente motivada» y basada en informaciones falsas. Adelantó que la ignorará, e incluso ha amenazado con «consecuencias de largo alcance».
«No toleraremos ninguna forma de falta de respeto o actos de mala fe», señaló en un comunicado el ministro filipino de Asuntos Exteriores, Teodoro Locsin.