El año 2013 quedó al descubierto uno de los casos más brutales de maltrato animal del que se tenga conocimiento en Chile. Más de 7 mil terneros, recién nacidos, fueron sacrificados –algunos a martillazos o de hambre y sed– por el simple hecho de haber nacido machos, en la lechería Manuka, de capitales neozelandeses, en el sur de nuestro país. Después de 6 años, y a dos meses que la justicia ordenara la extradición de Zachary Ward, el ejecutivo que fue grabado cometiendo la crueldad, su nuevo gerente general, Cristián Swett, afirma que desde esa fecha en adelante «nunca más se eutanasió a ningún ternero macho», y que este caso le «provocó un profundo daño comunicacional a la empresa». Asegura, asimismo, que Ward no tiene ningún vínculo actual con la compañía que representa, pese a que trabaja para unos socios que, a su vez, lo son de Manuka.