La información de que el subsecretario se pasó tres luces rojas e insultó a un funcionario de seguridad ciudadana de Ñuñoa, frente a la cual Salaberry alegó total inocencia, gatilló en Palacio una serie de reuniones de alto nivel para analizar de emergencia la situación. En medio de este panorama, que afecta a uno de los protegidos de la presidenta de la UDI Jacqueline Van Rysselberghe, la Federación Nacional de Asociaciones de Funcionarios del Ministerio del Interior y Servicio Afines del (Fenaminsa), reflotó los líos internos del subsecretario en la gestión en la Subdere. Acusan pésimo clima laboral, acoso permanente de su personal de confianza, intento de contratación de profesionales «con gran prontuario judicial para cargos de gestión financiera”, sumarios a dirigentes y más de 100 despidos.
La denuncia sobre la jornada de furia de Felipe Salaberry en las calles de Ñuñoa -que el subsecretario niega- no es el único problema que enfrenta el titular de la Subdere. El caso mediático que lo tiene en el ojo del huracán hizo reflotar las acusaciones internas en la repartición, al punto que la Federación Nacional de Asociaciones de Funcionarios del Ministerio del Interior y Servicio Afines (Fenaminsa), salió a exigir la renuncia del exdiputado UDI de La Moneda.
«Llamamos al subsecretario de Desarrollo Regional a que anteponga el bien común a sus intereses particulares y actúe con generosidad. El daño que se le hace a la gestión de Gobierno y a la Subsecretaría, solo se remedia con su alejamiento del cargo», señaló la agrupación de funcionarios mediante una declaración.
La declaración de la Fenaminsa ocurre luego de la revelación que hizo Radio Bío Bío, dando cuenta que la autoridad se pasó tres luces rojas e insultó a un funcionario de seguridad ciudadana de Ñuñoa, hechos que fueron negados por el subsecretario.
Al respecto, el comunicado de Fenaminsa sostiene que «los hechos denunciados revisten la máxima gravedad puesto que son varias las irregularidades denunciadas, infracciones a la ley de tránsito, mal trato a funcionario público, tráfico de influencias, abuso de autoridad, infracción a las normas de probidad del estatuto administrativo, al menos».
Por eso, instan al Gobierno «a hacerse cargo del problema, alejando al subsecretario de su cargo para fortalecer la credibilidad en las instituciones y en la política pública».
Si bien en el Gobierno salieron temprano a referirse a la denuncia periodística, a través de la vocera Cecilia Pérez, no hubo un respaldo explícito porque la tesis de la ministra fue apuntar a que había dos versiones, totalmente opuestas entre sí y que sería la justicia en definitiva la que debe pronunciarse al respecto.
Solo después, el subsecretario emitió una declaración pública, en la que alegó inocencia, y en Palacio se sucedieron reuniones de alto nivel para analizar de emergencia la situación.
Pero Salaberry tiene a su haber que es considerado uno de los protegidos de la timonel gremialista, Jacqueline Van Rysselberghe, y también la plaza en la Subdere es un cargo clave de cara a las elecciones de gobernadores regionales y municipales del próximo año, porque desde esa repartición se maneja la billetera de los presupuestos.
De hecho, Van Rysselberghe salió en su respaldo y aseguró que “puede haber algunos que, desde el mundo político, al ver la posibilidad de sacar a Felipe, empiezan a tener cierta codicia en relación con el tema».
Pero en el reportaje de El Mostrador de julio pasado “Felipe Salaberry: el subsecretario de la discordia en la derecha”, ya se ponía el acento en el ruido que provocaba la figura del exdiputado de la UDI por la elección de gobernadores regionales. En ese artículo ya se develaban en los líos internos del subsecretario en la gestión en la Subdere. Desde la repartición enfatizaron que “no se recuerda en la subsecretaría que haya existido otra autoridad con un equipo más débil que el actual”. Esos problemas estallaron hoy en la opinión pública.
De hecho, la declaración pública de Fenaminsa hace referencia a una conducta que -aseguran- ha generado un «pésimo clima laboral», entre ellas «el acoso permanente de personal de gabinete del subsecretario a funcionarios y funcionarias”. En este punto responsabilizan en específico al administrador público Juan Ricardo Garrido, jefe de asesores y también cercano a Van Rysselberghe, quien estuvo involucrado en el caso de horas extras fantasmas del 2009, cuando la timonel gremialista estaba a cargo de la alcaldía de Concepción. A Garrido, los funcionarios de la Subdere lo acusan de un “hostigamiento permanente”.
“Pero no solo es acoso a funcionarios del gobierno anterior, sino acoso a sus propios partidarios, recordemos el despido de la jefa de la División de Políticas, Pía Margarit. Se rumorea que le dijo ¿sabes pescar? Entonces pesca tus cosas, y ándate lejos, por así decirlo”, contó el presidente de la Federación Nacional de Trabajadores del Ministerio del Interior, Esteban Tumba.
Margarit fue despedida en marzo de este año debido a su conducción del proceso de descentralización, aunque otras versiones apuntaron a su adhesión a la lista del diputado Javier Macaya en las últimas elecciones UDI, donde compitió con Van Rysselberghe, la “madrina” de Salaberry.
El comunicado de los funcionarios también denuncia otras irregularidades en la Subdere, como el intento de contratación de personas «con gran prontuario judicial para cargos de gestión financiera”. En este caso, se menciona en puntual lo sucedido con un exfuncionario de la Subsecretaría de Prevención del Delito durante el primer Gobierno de Piñera 1 y que salió por problemas administrativos, y que Salaberry quiso instalar como jefe del Departamento de Administración y Finanzas. “Pero eso lo pudimos frenar como Federación”, precisa Esteban Tumba a El Mostrador.
También mencionan sumarios a dirigentes, despidos arbitrarios calificados por la Corte Suprema, y desvinculaciones calificadas de discriminatorias por los tribunales del Trabajo y la Contraloría. De acuerdo al sindicato, con Salaberry en la subsecretaría fueron despedidos más de cien funcionarios, y una decena ha conseguido ser reincorporados.