El nivel de caos, registrado en la noche de este 18 de octubre, y las manifestaciones espontáneas de descontento social, graficadas en cacerolazos masivos que se extendieron a otras regiones del país durante la jornada de hoy, tienen -según fuentes transversales- una clara trazabilidad: los errores políticos cometidos por el Presidente y sus ministros para contener la peor crisis política experimentada en democracia. Estos errores que partieron desde el momento mismo del alza de los pasajes del Metro, y que encontraron en la salida del Presidente a comer pizza el símbolo más claro de la desconexión del Gobierno mientras Santiago ardía en llamas, han golpeado más abajo de la línea de flotación del Gobierno, cuyas consecuencias aún están por verse.
A medio día de este sábado el ruido del cacerolazo inundó la Alameda. Los vecinos salieron a la calle y las bocinas de los autos se escucharon por todo el Gran Santiago bajo Estado de Emergencia, logrando extenderse hacia otras regiones del país. Para contrarrestar las manifestaciones, se envió a efectivos del Ejército a Plaza de Maipú y Plaza Italia. Al mismo tiempo, en La Moneda, el equipo político de Gobierno analizaba la eficacia y las consecuencias políticas de convocar el Estado de Excepción y entregarle el mando a los militares, en medio de uno de los estallidos sociales más intensos desde el retorno de la democracia.
Tras el Comité Político, el Presidente se detuvo en destacar los actos de violencia, catastro de daños y el estado de la seguridad interna, al final de su intervención, anunció el estudio de una medida para rebajar el impacto del alza del pasaje en los sectores más vulnerables de la región. Una respuesta que ha sido destacada como un “error” que es “resultado de una política equívoca, sin sentido común”, destaca un parlamentario de Chile Vamos.
Ha sido más de una semana de “malas decisiones”, sentencian quienes conocen al Presidente de cerca. Destacan que lo que fue una movilización de estudiantes secundarios evadiendo y saltando torniquetes en las estaciones de Metro, en menos de una semana se convirtió en un conflicto “que superó al Gobierno”. Durante la noche del “18 de octubre Negro” distintas autoridades y asesores del oficialismo vieron como las advertencias que se le habían realizado al mandatario se hacían realidad.
En La Moneda reconocen que “nunca vieron venir” este nivel de movilización, pero que al mismo tiempo nunca esperaron que el Presidente terminaría declarando Estado de Emergencia. Agregan que la estrategia “siempre estuvo equivocada” y que se dio aviso desde las declaraciones del ministro del ministro Juan Andrés Fontaine, cuando llamó a los usuarios a madrugar para aprovechar la rebaja en horario valle de los pasajes. Esa declaración fue el puntapié inicial de una serie de eventos que terminaron con Santiago lleno de gente en las calles increpando a los militares.
La estrategia siguiente fue tratar a los secundarios y secundarias de “delincuentes”, tomando las evasiones como “un acto vandálico”, el libreto fue repetido una y otra vez por el ministro del Interior, Andrés Chadwick, secundado por la ministra de Transporte, Gloria Hutt, quien amenazó a los secundarios con quitarles la tarjeta Nacional Estudiantil si continuaban con las evasiones.
El Presidente, fiel a su estilo, “llevado a su idea” y sin prestar atención a los consejos de su propio gabinete, dio la orden de que se mantuviera el conflicto como “de orden público”, aseguran desde la cartera de Transporte, pero varias voces, al interior del oficialismo ya empezaban a hablar de una manifestación que iba más allá del alza de pasajes. El senador Manuel José Ossandón advirtió en distintos medios que “es un problema mucho más profundo” y que estaba marcado por la desigualdad los asesores más “académicos” del gobierno habrían señalado que había que observar otros “indicadores en el conflicto”.
El viernes estuvo marcado por la intensificación de estos errores. A medio día comenzaron a cerrar las estaciones de Metro de la Línea 1, a las siete de la tarde, Metro anunciaba el cierre completo de las líneas, mientras que en redes sociales se intensificó el llamado para un cacerolazo citado a las 20:30 hrs.
Bajo ese contexto, llegó el primer anuncio de La Moneda, fue el ministro Andrés Chadwick quien, luego de una reunión de un par de horas con el núcleo político y de Interior, continuó la estrategia de la criminalización y señaló a los medios, que habían sido cercados al interior de La Moneda, que se invocaría la Ley de Seguridad Interior del Estado, para todos los detenidos durante la jornada.
Un anuncio que fue criticado en redes sociales y en la calle, por los vecinos y vecinas que salieron con cacerolas a manifestarse en contra del alza de los pasajes y el actuar del Gobierno. “Fuera Chadwick” y “que se vaya Piñera” fueron algunos de los gritos que más se escucharon en la jornada. Las protestas se extendieron a las comunas más periféricas, se incendiaron estaciones de Metro, saquearon tiendas y rompieron accesos a bancos. Varios estudiantes resultaron heridos con perdigones, y hasta el cierre de esta hora, el gobierno no ha entregado un balance de los heridos en una de las jornadas más oscuras desde el retorno de la democracia.
Tras el anuncio de Chadwick, en La Moneda se cerró el telón. El Presidente Sebastián Piñera se fue de Palacio y asistió a una celebración de cumpleaños de uno de sus nietos en la Pizzería Romaría ubicada en Vitacura. Fue fotografiado celebrando con su familia, mientras en distintas comunas del Gran Santiago los manifestantes continuaban prendiendo barricadas y protestando en las calles.
A las 21:15 fue fotografiado saliendo de la pizzería, se trasladó a La Moneda, al mismo tiempo que las redes sociales ardían por su accionar, al igual que las calles. Desde el gobierno han salido a respaldarlo, la vocera Cecilia Pérez señaló que el presidente tiene derecho a compartir con su familia, aunque al interior de palacio y Chile Vamos, consignaron que la acción del presidente fue un “descriterio”.
Pero la jornada no cerró allí. Tras celebrar con su nieto, el Presidente se devolvió a La Moneda, cerca de las 22:30 horas citó al ministro de Justicia, Alberto Espina, al Palacio y al interior de Chile Vamos ya se hablaba de que el Presidente Sebastián Piñera declararía Estado de Excepción, Carabineros estaban acuartelados en nivel 2 y los militares en nivel 1. Después de medianoche, Piñera consignó a los medios la determinación de declarar Estado de Emergencia, debido a los destrozos, insistió en la línea del vandalismo y hasta destacó la queda del edificio de Enel en el centro de Santiago.
Una decisión que marcó “su destino”, consignan desde Chile Vamos. Según parlamentarios del oficialismo, el presidente “mató todo su capital político” y pasará a la historia como “un presidente sin autoridad que tuvo que llamar al Ejército, no queremos eso”. Una posición que habría sido señalada por algunos parlamentarios “en privado” al Presidente, pero ante los medios, los presidentes de todos los partidos de Chile Vamos salieron a respaldar la decisión, hasta Mario Desbordes, presidente de RN, señaló que el Presidente “tiene razón en aplicar el máximo rigor de la ley contra violentos”, aunque agregó que la gente tiene “bronca”.
Luego de que el presidente Piñera habló Javier Iturriaga, general del Ejército a cargo del Estado de Emergencia, anunció a los medios de comunicación el detalle de este Estado de Excepción, más allá del nerviosismo que mostró, el militar se dio espacio hasta para bromear con el partido del domingo y señaló que esperaba que hubiera “un nuevo campeón”. Declaraciones que fueron criticadas por la oposición y causaron indignación en la ciudadanía.
El problema del actuar del presidente y la línea que ha definido y ejecutado el ministro Andrés Chadwick, sería la falta de política a la hora de observar el conflicto. El cientista político Cristóbal Bellolio, asegura que “desde ayer que el conflicto ya no es de estricto orden público, pasó a ser un problema político”.
“En 2011 le costó entender la frecuencia de la movilización y propuso el GANE y al final del 2011 entendió que era una demanda social y la ola feminista el 2018 la navegó efectivamente. Muchos creíamos que ayer iba a salir con esa misma frecuencia, que no tiene que ver con rebajar el pasaje o echar pie atrás como en Ecuador, sino que ofrecer alternativamente a las medidas de orden públicos salidas una mesa de trabajo transversal, incluir al FA”, agrega el académico.
Finalmente señala que “no sé de quién habrá sido la carta de orden público pero, me parece un error, esto dejó de ser el alza de los pasaje. Ya se articuló una narrativa de que esto se trata del alza del costo de la vida que se contradice con los tiempos mejores, esa es la fibra del argumento, y me parece extraño que en La Moneda no la hayan detectado”.