Ad portas las acusaciones constitucionales que se zanjarán esta semana en el Congreso, centradas justamente en las violaciones de los DD.HH. y abusos por parte de Carabineros durante estas siete semanas de estallido social, el Presidente decidió marcar el punto. Lo hizo con un discurso donde no hubo ningún mea culpa respecto a la actuación del Gobierno frente a estos casos de abusos, constatados en los informes de entidades extranjeras como HRW o Amnistía Internacional. También fue una alocución donde primó la ley del empate, porque si bien se refirió por primera vez se refirió a los dramáticos casos de Gustavo Gatica y Fabiola Campillay, quienes perdieron la visión de ambos ojos por la acción policial, solidarizó también con los carabineros lesionados en manifestaciones. Piñera ocupó la misma lógica al valorar el trabajo de instancias como el INDH y la Defensoría de la Niñez, particularmente críticas del actuar del Estado durante la crisis, pero al mismo tiempo dio todo su respaldo a la gestión de Carabineros.
El Presidente Sebastián Piñera mantuvo a firme el acto por el Día Internacional por los Derechos Humanos en La Moneda, todo con un objetivo: salir a defender su gestión en la materia frente a los cientos de casos de violaciones y abusos registrados durante este estallido social, un punto que ha estado en el foco de los informes de organismos internacionales como los de Amnistía Internacional y Human Rights Watch.
La decisión de Piñera no fue casual, tomando en cuenta la acusación constitucional que se zanjará este martes y miércoles en el Senado contra su histórica mano derecha, el exministro Andrés Chadwick, y la acusación constitucional en su contra que se votará este jueves en la Cámara de Diputados, centradas justamente en las violaciones de los Derechos Humanos y abusos por parte de Carabineros durante estas siete semanas de estallido social.
En su alocución, el Presidente justificó en todo momento su gestión en la materia, citó el “nunca más” de Patricio Aylwin, y centró su discurso –repetitivo por varios momentos- en aplicar una ley del empate en los casos de víctimas durante el estallido social, tanto de las violaciones de los derechos humanos, como de la violencia callejera.
Así, en un intento de quedar bien con todos los sectores, valoró el trabajo de instancias como el Instituto Nacional de Derechos Humanos y la Defensoría de la Niñez, que han tenido una mirada crítica del actuar del Estado.
Pero a la par alabó la gestión de Carabineros, dando todo su respaldo a la institución que encabeza Mario Rozas. En tal sentido, aseguró que “queremos terminar con todos los mitos y falsas dicotomías. Cuando se resguarda el orden público, se protegen los derechos humanos”.
«Nuestra posición es fuerte y clara: En primer lugar un compromiso absoluto sin ninguna ambigüedad, sin ninguna duda con el respeto de los DD.HH. de todos siempre, pero eso no es suficiente, por eso que también hay que tener una actitud fuerte y clara que cualquier atropello que se cometa a los DD.HHH., debe ser investigada por la Fiscalía y debe ser conocido, juzgado y cuando corresponda sancionado por los tribunales de justicia», aseguró.
A modo de balance, el Mandatario dijo que en las últimas semanas “hemos tenido que reconocer y lamentar la muerte de 24 compatriotas y varios miles han sufrido algún tipo de lesiones, algunos de ellos muy graves”.
«Quiero expresar mis condolencias, mi solidaridad y reiterar compromiso con la verdad para quienes sufrieron consecuencias de la violación a los DDHH», dijo el Jefe de Estado, quien luego se refirió por primera vez en concreto a dos de los casos más sensibles víctimas de la acción de Carabineros. “Estoy pensando en personas como Gustavo Gatica y Fabiola Campillay», quienes perdieron la visión de ambos ojos, sostuvo.
Pero al mismo tiempo mencionó al “cabo segundo de Carabineros Sebastián Artigas, quien recibió un balazo en Pudahuel” y las carabineras quemadas con molotov en Plaza Baquedano, María José Hernández y Abigail Catalina Aburto. “Y junto a ellos a miles de víctimas, tanto civiles como de nuestras Fuerzas de Orden y Seguridad», dijo equilibrando la balanza.
Finalmente, Piñera indicó que “vamos a hacer todos los esfuerzos para aprender las lecciones de estas siete semanas”, acotando que la experiencia de las últimas semanas “nos obliga a reforzar el perfeccionamiento de instrumentos, mecanismos e institucionalidad, y a la vez avanzar para que en Chile tengamos una verdadera cultura de derechos humanos”, tal como adelantó en la cadena nacional del lunes cuando presentó la agenda antiabusos.
Igualmente, en su alocución marcada por frases como “la libertad y los derechos humanos tienen enemigos formidables”, detalló algunas de las acciones tomadas por su Gobierno durante estas últimas semanas, tanto en el plano médico, social y psicológico, los programas de acompañamiento delineados por el Ministerio de la Mujer para las denunciantes de violencia sexual y otros tópicos como el fortalecimiento de la subsecretaría de Derechos Humanos.
En su discurso, Piñera no hizo ningún mea culpa de la actuación del Gobierno frente a estos casos de abusos. De hecho, altas fuentes de La Moneda han relativizado los informes conocidos hasta la fecha –de Amnistía Internacional y Human Rights Watch. En privado, señalan que los reportes recogen denuncias no chequeadas médicamente y dan por hecho todos los testimonios.
En este sentido cuestionan las cifras de víctimas con heridas oculares, que según los últimos datos del INDH llegan a 352. Señalan por ejemplo que el informe de HRW atribuyó a Carabineros en el cien por ciento de los casos de heridos con balines, lo que -de acuerdo a sus datos- no es efectivo.
Desde el Gobierno se ha señalado que el Presidente ha estado en permanente contacto con Michelle Bachelet, y le han solicitado que no den por verídicas todas las denuncia, considerando que se espera para los próximos días que la Oficina de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU dé a conocer el informe de la misión que estuvo en terreno en Chile, y que podría añadir aún más presión sobre la administración Piñera.