Las fricciones y críticas internas se intensificaron tras la reunión de la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, el presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar, y el representante de No+AFP, Luis Mesina, con el ministro del Interior Gonzalo Blumel, el 28 de noviembre en La Moneda. Pero la información filtrada el fin de semana sobre otras conversaciones de dirigentes de Unidad Social con diversos ministros sectoriales, como Cristián Monckeberg, de Vivienda, la ministra del Trabajo María José Zaldívar y hasta con la titular de la cartera de Educación, Marcela Cubillos, sacó ronchas al interior de la orgánica y llevó a que algunas agrupaciones consideraran insostenible su permanencia en el espacio.
No solo la derecha y la oposición tienen sus problemas y divisiones. Esta no fue la mejor semana para la llamada Mesa de Unidad Social. En una carta entregada el martes 7 a la asamblea ampliada que se realizó en la sede de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Coordinadora Feminista 8M hizo una dura sentencia: “La unidad en Unidad Social no ha sido posible”. Es que hace más de un mes que el espacio, que agrupa a cerca de 60 organizaciones, se ha visto tensionado por los acercamientos de un sector del Bloque Sindical con el mundo político más institucional.
Fricciones y críticas internas que se intensificaron tras la reunión de la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, el presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar y el representante de No+AFP, Luis Mesina, con el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, el 28 de noviembre en La Moneda. Pero la información filtrada el fin de semana sobre otras reuniones que dirigentes de Unidad Social habían tenido en otras ocasiones con otros ministros sectoriales, como Cristián Monckeberg de Vivienda, la ministra del Trabajo, María José Zaldívar, y hasta con la titular de la cartera de Educación Marcela Cubillos, sacó ronchas al interior de la orgánica y llevó a que algunas agrupaciones consideraran insostenible su permanencia en el espacio, tal como ya lo había hecho antes la ACES.
Según publicó La Tercera, los encuentros serían parte de una agenda levantada por el ministro Blumel, con la ayuda de uno de sus principales alfiles, el subsecretario Claudio Alvarado. Se suponía que las reuniones debían mantenerse en reserva, debido a que –de acuerdo a fuentes de Palacio– se estaría discutiendo sobre algunos cambios que podrían generar ruido al interior del mismo sector, como por ejemplo con la reforma al Sistema de Pensiones. En una reunión con ministros sectoriales se habría propuesto que el 5% extra de pensiones fuera a dar a un sistema nuevo, solidario y más cercano al de reparto.
Al interior de Gobierno de Sebastián Piñera, la filtración de las conversaciones fue considerada “un error”, aunque algunos sacaron cuentas alegres, dada la crisis interna que desató en la Mesa de Unidad Social. No por nada, al día siguiente que salieran a la luz dichas reuniones, anunciaron el corte de la relación con La Moneda y la intensificación de las movilizaciones, pero la señal «llegó muy tarde”.
[cita tipo=»destaque»]De las reuniones con distintos actores del Gobierno y el Congreso, Mario Aguilar destacó que “lo que exige este momento es avanzar, imagínate si nos hubiéramos esperado a que estuvieran de acuerdo las 150 organizaciones”. Específicamente sobre las conversaciones con distintos ministros, aseguró que “fuimos claros en que era una reunión del Bloque Sindical, para no pasar a llevar a nadie. El proceso fue súper claro y transparente, el Gobierno nos contacta y eso lo llevamos a reunión en bloque, es más, yo era de los dudosos de ir a la reunión, pero se acordó ir (…). Pero dijimos que nosotros no íbamos a negociar y que no estábamos en intención de negociación”.[/cita]
En la coordinadora de organizaciones sociales se desató una lluvia de críticas que decantaron el martes en una asamblea calificada como “intensa y catártica” por parte de sus asistentes. El Movimiento por el Agua y los Territorios entregó una carta con críticas al actuar del Bloque Sindical, pero «lo más demoledor fue la salida de las 8M, hubo mucha tensión y fuertes discusiones”, según relató un dirigente de Unidad Social.
En la misiva, la orgánica feminista planteó que “se fue haciendo cada vez más evidente” que la deliberación no era posible al interior de la coordinadora, “eran otros los espacios en los que se tomaban las decisiones. Ese espacio tomó un nombre y por la prensa nos enteramos de la conformación del Bloque Sindical”, el que –según agregaron– se “arrogó la facultad” de hablar a nombre de toda Unidad Social. “Desde la presentación del ‘pliego de Chile’, nos fuimos enterando por la prensa de acuerdos que nunca tomamos”, cuestionaron.
“La decisión del Bloque de reunirse con el Gobierno, sin ninguna condición ni garantía, de reunirse luego con el conjunto del Parlamento y, finalmente, la iniciativa de llegar a un acuerdo con la oposición en relación al proceso constituyente, forman parte de un itinerario de acciones de las que no participamos y con las que no tenemos acuerdo”, consignaron desde la Coordinadora 8M.
Finalmente, afirmaron “la necesidad de estar articuladas, pero la unidad en Unidad Social no ha sido posible. El Bloque Sindical ha sostenido un camino que es contrario a la unidad y que se parece más a la exclusión (…). Lamentablemente, estas prácticas han determinado que sean justamente organizaciones de los sectores más dinámicos del periodo previo y actual del estallido, secundarios y feministas, las que abandonen este espacio. Esto debe ser un llamado a la preocupación”.
Tras la asamblea se resolvió que se estudiarían ajustes a la orgánica de Unidad Social, con el objetivo de hacerla más representativa y democrática y, luego, retomar conversaciones con las organizaciones que han dejado el espacio. A pesar que intentaron bajarle el perfil a estas bajas, al interior de Unidad Social destacaron que la salida de la Coordinadora 8M “es importante”, debido al rol y posicionamiento que tienen dentro del movimiento feminista, aunque “no son las únicas del mundo social”.
Esta división y tensión, explicaron desde Unidad Social, se debería a la diversidad interna que tiene la coordinadora, además del hecho de que conviven dos líneas claras respecto al periodo de la impugnación a las instituciones y “de allí la resistencia a reunirse con el Gobierno, para no validarlo”. Algo similar a lo que ocurrió con el acuerdo al que arribó parte del Bloque Sindical con los partidos de oposición en materia constitucional. “Nos enteramos por la presa”, destacan desde el bloque medioambiental y de pobladores y pobladoras.
Aguilar –quien es vocero del Bloque Sindical– recalcó que desde que se conformó Unidad Social, en julio de 2019, “estaba pensada como una instancia de coordinación y de convergencia, es de por sí una instancia bien heterogénea, junta distintos ideales, no solo en cuanto a ideas, y actuamos en campos distintos”.
El dirigente de los profesores agregó que es difícil que “haya coincidencia en todo” y que los bloques se armaron con el fin de posibilitar los acuerdos, ya que “hay más homogeneidad”. Respecto a las críticas al Bloque Sindical, señaló que el espacio “venía trabajando desde antes del estallido, evidentemente es el que ha tenido el mayor impulso, el que convocó a la primera marcha y elaboró un documento con las demandas”.
De las reuniones con distintos actores del Gobierno y el Congreso, Mario Aguilar destacó que “lo que exige este momento es avanzar, imagínate si nos hubiéramos esperado a que estuvieran de acuerdo las 150 organizaciones”. Específicamente sobre las conversaciones con distintos ministros, aseguró que “fuimos claros en que era una reunión del Bloque Sindical, para no pasar a llevar a nadie. El proceso fue súper claro y transparente, el Gobierno nos contacta y eso lo llevamos a reunión en bloque, es más, yo era de los dudosos de ir a la reunión, pero se acordó ir (…). Pero dijimos que nosotros no íbamos a negociar y que no estábamos en intención de negociación”.
Al interior de Unidad Social explicaron que hay “otra diferencia, clivaje” entre aquellas organizaciones que son 100% autónomas y aquellas que “responden o son integradas por miembros de partidos, que muchas veces ven cómo chocan con sus posturas internas”, que se ha levantado una “caricatura de ambas partes” y que “no hay un todo o nada. Debemos lograr un consenso, pero hay que ser más democráticos”.
Por su parte, Rodrigo Faúndez, uno de los voceros de Modatima, afirmó que “Unidad Social tiene que tomar protagonismo desde un enfoque multisectorial, si no será intrascendente” y añadió que se harán los esfuerzos para tener una línea de trabajo clara para el 2020 y así lograr levantar el ciclo de movilizaciones.
Un punto que queda en tabla y que preocupa al interior de Unidad Social es la discusión del proceso constituyente. Pese a que aún no se ha tratado de manera formal, ya hay agrupaciones que han zanjado posiciones sobre la campaña o la presentación de candidatos como delegados constituyentes.
En Unidad Social reconocieron, asimismo, que el tema “no será fácil de tratar” y, aunque ven difícil que surja una postura “por boicotear el proceso”, recalcaron que es de sentido común que no se puede “rechazar porque sí, hay que lograr que sea lo más democrático posible”.
Aguilar precisó que en el Colegio de Profesores aún no se ha dado la discusión. “Eso lo vamos a analizar más en nuestra asamblea nacional. Hay gente que tiene dudas, pero hay gente que dice que es imposible soslayar una cuestión que está instalada”. Agregó que es posible que se levante una campaña para marcar AC en el voto, “puede ser una opción y en paralelo desarrollar este proceso constituyente propio”.
En Modatima la discusión ya está zanjada. Faúndez recalcó que “tenemos que empujar que sea la constituyente, sentimos que perdimos una batalla en el pacto de noviembre, que era democratizar el espacio constituyente sin mantener los quorum y que quedó en evidencia en la votación en el Senado para la reforma constitucional por el acceso al agua”.
Añadió que “se ha conversado en Unidad Social y otras organizaciones medioambientales, que este es el año de la disputa, hay que consagrar los temas históricos, no solo de la cancha de la convención sino que se amplíe, que los constituyentes estén obligados a informar, que estén presionados por la ciudadanía y advertir que van a estar siendo vigilados por la atención pública”.
Otro ámbito es el de las manifestaciones para este año, ciclo que fue abierto por el boicot a la PSU liderado por la ACES. Esta semana se desarrollará el Encuentro Plurinacional de las que Luchan, el que marcará las bases para la Huelga General Feminista del 8 de marzo, hito que se espera logre una convocatoria mayor a la histórica marca de 2019. Una de las orgánicas centrales en estas dos convocatorias es, justamente, la Coordinadora Feminista 8M.
A lo anterior se suma que algunos sectores de trabajadores portuarios y de la minería tampoco entrarían a trabajar a Unidad Social, lo que disminuye la capacidad de fuerza en vista de los próximos llamados a huelga.