El empresario se cuadró con el “rechazo” en el plebiscito de abril, al igual como ya lo han hecho el líder del Partido Republicano, José Antonio Kast, la UDI y gran parte de Renovación Nacional. “Esta es una señal clara de que primero necesitamos estabilidad, orden y una atmósfera decente y respetuosa”, dijo Ibáñez en una carta. A juicio del cofundador de la Fundación para el Progreso (FPP), dicha opción «funcionará como una advertencia y, aunque no gane, será un potente llamado para darle un mejor cauce a los trastornos actuales”.
La campaña del miedo instalada por un sector de la derecha contra el proceso constituyente fue reforzada esta jornada por el empresario Nicolás Ibáñez Scott, el ex controlador de D&S y cofundador de la Fundación para el Progreso (FPP).
En una carta publicada en El Mercurio, Ibáñez plantea que “actualmente no están dadas las condiciones para una revisión constitucional honesta, respetuosa y con mirada de futuro. Las expectativas en torno a este tema son engañosas, como si un nuevo borrador de un documento significara automáticamente una solución mágica para todos los males”.
En este contexto, el empresario se cuadró con el rechazo en el plebiscito de abril, al igual como ya lo han hecho el líder del Partido Republicano, José Antonio Kast, la UDI y gran parte de Renovación Nacional.
“Afortunadamente, hay un procedimiento serio que está avanzando, y contempla un referéndum en abril. Al votar “Rechazo” a la refundación constitucional en el próximo referéndum, no estamos abogando por quedarnos inmóviles. Las reformas son siempre necesarias y uno nunca debe tener miedo a ser desafiado. De hecho, estas son oportunidades para que las convicciones se aclaren y pongamos la cara por las ideas correctas”, indica en el texto.
A juicio de Ibáñez, “la opción “Rechazo” es una señal clara de que primero necesitamos estabilidad, orden y una atmósfera decente y respetuosa. El voto de rechazo funcionará como una advertencia y, aunque no gane, será un potente llamado para darle un mejor cauce a los trastornos actuales”.
De cara a lo que viene, el empresario añade que “Chile no está perdido. Los lamentables hechos que hemos sufrido, aunque muchos sean injustificables, podrían calificarse como los dolores de crecimiento de un país adolescente que ha llegado muy lejos y que continuará avanzando para convertirse en una nación más inclusiva y desarrollada. Los trastornos son una potente llamada de atención que debe usarse como una fuerza para el bien, y no para reiniciar todo a partir de una hoja en blanco”.
De este modo, el empresario que en 2002 compró todos los ejemplares del diario La Nación Domingo para que no se conociera una acusación de violencia intrafamiliar en su contra de parte de su ahora ex esposa, sigue presente en el debate público, tal como lo hizo en septiembre, cuando un mes antes del estallido, se quejaba en una entrevista con La Tercera de que “ningún Gobierno se la ha jugado por los empresarios”.
En el mundo de los negocios, Ibáñez se encuentra abocado -entre otros- a la franquicia de Papa John’s, pero su foco está en cultivar la imagen de filántropo con una red de entidades como la Fundación Oportunidad Mayor, que realiza una serie de actividades de apoyo social a la tercera edad, Alerce 3000, con foco en medioambiente, o la Fundación Futuro de Valparaíso (FFV).
También tuvo una fallida incursión en el mundo del fútbol donde asumió el control de Santiago Wanderers (SW), club que finalmente fue devuelto a manos de sus socios, y sigue influyendo desde la Fundación para el Progreso (FPP), la entidad que se ha convertido en un “semillero” de personajes que han ocupado ministerios en el Gobierno de Sebastián Piñera como Gerardo Varela, Roberto Ampuero y Mauricio Rojas.