La acción legal señala que el incendio «se inició, como dan cuenta varias grabaciones, en el costado sur poniente del edificio, por lo que, al llegar al techo, los trabajadores no lograron identificar el punto donde el fuego principió, ya que el objeto que inició el siniestro cayó en un cortafuego, quedando fuera de su alcance visual. De todas formas, consideramos que si el incendio hubiese sido generado por una bomba molotov, la expansión del fuego habría sido notoria y rápida».
La directora del Centro Arte Alameda, Roser Fort, representada por el abogado Juan Pablo Hermosilla, interpuso una querella ante el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago en contra de quienes resulten responsables por el incendio al establecimiento ocurrido el 27 de diciembre pasado.
El recurso jurídico presentado responde a las sospechas de la directora: «Tenemos sospecha para afirmar que aquello que inició el incendio se trata de bombas lacrimógenas provenientes de Carabineros, pero la finalidad de esta querella es que se investigue y se determine quiénes fueron los responsables».
La Tercera tuvo acceso al escrito, el que señala que el 18 de octubre hubo «un caos generalizado en Plaza Italia, incluyendo quema de bancos y farmacias. Los días siguientes se generó un desborde generalizado, por lo que tomamos la decisión de mantener cerrado el Centro Arte Alameda hasta el 27 de octubre. Desde ese día, a pesar del cierre de todos los edificios de nuestros alrededores, consideramos relevante mantenernos presentes como espacio cultural, abriendo las puertas a distintas instancias de reflexión a través de cabildos y funciones gratuitas de cine que invitaban al diálogo. Ese mismo día se realizó una función del documental Lemebel, al cual asistieron más de 300 personas, lo cual ratificó nuestra impresión de que había un público que quería seguir viendo cine contingente».
El escrito también sostiene que una brigada de rescate del Servicio de Atención Móvil de Urgencia (Samu) se instaló en la entrada del Centro Arte Alameda, donde durante un mes y medio se atendieron cerca de 800 personas, muchas de ellas con trauma ocular.
Sostienen que desde octubre, a pesar de que los locales del centro de Santiago fueron incendiados, «el Centro Arte Alameda nunca recibió ataques por parte de los manifestantes, sino que se siguió reconociendo y respetando como un espacio de propuesta cultural». Agregan que en los días de protesta previos, «como resultado de una fuerte represión policial, cayeron en el techo del edificio y alrededores más de 70 bombas lacrimógenas que provenían de Carabineros».
La acción legal señala que el incendio «se inició, como dan cuenta varias grabaciones, en el costado sur poniente del edificio, por lo que, al llegar al techo, los trabajadores no lograron identificar el punto donde el fuego principió, ya que el objeto que inició el siniestro cayó en un cortafuego, quedando fuera de su alcance visual. De todas formas, consideramos que si el incendio hubiese sido generado por una bomba molotov, la expansión del fuego habría sido notoria y rápida».
La directora del Centro Alameda señala en el documento que desde que comenzó el estallido social, ha observado «una cierta animadversión por parte de funcionarios de Carabineros. Han sido ellos mismos quienes hostigan a nuestros trabajadores e incluso a la directora». Añade que en las últimas semanas «el zorillo de Carabineros ha direccionado varias bombas lacrimógenas al interior del centro, incluso por alto parlante nos han gritado: ‘Cajita de fósforos” o ‘pájaro tuerto’. A la fecha seguimos recibiendo agua con químicos, perdigones y lacrimógenas que rebotan en las improvisadas cubiertas de nuestra entrada».
En la querella se solicita citar a declarar al general director de Carabineros, Mario Rozas, y al intendente de la Región Metropolitana, Felipe Guevara.