En el oficialismo reconocieron que el silencio “autoimpuesto” en el tema constitucional trajo consigo una “sensación de desgobierno” y que ese “falso neutralismo” es “insostenible” en los próximos dos años que le quedan al Gobierno. Los sondeos internos de La Moneda hace unas semanas apuntaban a que el 80% está por la opción de una nueva Constitución y solo un 20% por el rechazo en el plebiscito del 26 de abril, lo que habría llevado a que el Presidente optara por involucrarse de lleno en el tema, con el fin de “tener la sartén por el mango» y, así, desde ahora, “él será quien dicte la pauta en materia de contenidos y el vocero de la centroderecha”. Si bien al interior de Chile Vamos dijeron comprender las razones del Mandatario, igual la idea no fue bien recibida, pues advirtieron que va a complejizar el ya difícil andar de la coalición.
“El Presidente va a estar todas y cada una de las veces que lo amerite como el líder de Estado que es”, una frase de la vocera Karla Rubilar con la que se puede resumir la nueva disposición del Presidente Sebastián Piñera, quien a pesar del acuerdo de prescindencia con Chile Vamos, con miras al proceso constituyente, decidió entrar de lleno a ocupar un vacío de liderazgo con la expectativa de levantar los índices en rojo que tiene. De esta manera, se explicaron en el oficialismo el hito que habría querido marcar el Mandatario este miércoles 29 con su alocución de más de cuarenta minutos ante la elite del mundo empresarial –convocada por una nueva versión de Enade– en la que, por segunda vez, fijó las directrices y contenidos de los 11 principios que, a su juicio, debería tener una eventual nueva Constitución.
En la última encuesta Activa Research, en que se midieron los atributos del gobernante en el mes de enero, los estrictamente ligados a su liderazgo habrían sido la razón de los magros números que desde entonces lo acompañan. En el sondeo destacaron su mal manejo desde el estallido social, por su falta de respuesta/soluciones a la crisis (33,3%), la falta de liderazgo en la crisis (29%) y una carencia de liderazgo en lo global (14,5%).
Si bien en la derecha todos están al tanto del pacto implícito de prescindencia que acordó el Gobierno en materia constitucional bajo la presión impuesta por el sector que apoya el rechazo en el plebiscito, al interior de La Moneda reconocieron que las “ansias por el control y permanecer en la historia” del Presidente lo han llevado a hacer a un lado la guerra desatada al interior del oficialismo por la nueva Constitución y “retomar el camino del piñerismo”, es decir, la orden corre para todos, “pero no aplica para él”.
En Chile Vamos reconocieron que el silencio “autoimpuesto” en el tema constitucional trajo consigo una “sensación de desgobierno”, la que habría sido alimentada por la oposición. En La Moneda explicaron que debido a que cada partido oficialista ya ha tomado una opción ante el plebiscito –la UDI por el rechazo, Evópoli por el apruebo y RN por la libertad de acción a su militancia–, llegó el momento para que el Jefe de Estado pase al siguiente nivel de discusión y entre en el debate de los contenidos. De esta manera –agregaron– se buscará dejar atrás la ausencia de la figura presidencial en una discusión ya instalada en el país.
[cita tipo=»destaque»]Hasta ayer en la tarde, en la propia casa de Gobierno y en el seno del oficialismo había dudas sobre si se consideraba a los ministros o no en el paquete de funcionarios públicos. De ser así, situación que no alcanzaron a aclarar, para algunos sería un baño de realidad y, al mismo tiempo, una protección a Piñera, ya que inevitablemente con el correr de los días se va a hacer cada vez más difícil poder contener a los ministros y cada «salida de libreto» iba a implicar una desobediencia a la autoridad de la figura presidencial. Ya hubo varios casos, como los ministros de Hacienda, Ignacio Briones, y de Vivienda, Cristián Monckeberg, quienes, a pesar de la orden presidencial, declararon públicamente su posición a favor de una nueva Constitución.[/cita]
Luego de participar en Enade, dentro de las actividades presidenciales se contaron las dos invitaciones que realizó Piñera, primero a los senadores y luego a los diputados oficialistas, al Palacio de Cerro Castillo en la Quinta Región, donde notificó que dará libertad a los funcionarios públicos para hacer campaña por el plebiscito fuera del horario laboral. La determinación fue leída al interior de Chile Vamos como el primer paso para abrirse camino en un espacio que estaba abandonado, acorde a las pretensiones de la nueva estrategia comunicacional del Ejecutivo y que pone al Mandatario al frente de los debates más importantes en el país.
Hasta ayer en la tarde, en la propia casa de Gobierno y en el seno del oficialismo había dudas sobre si se consideraba a los ministros o no en el paquete de funcionarios públicos. De ser así, situación que no alcanzaron a aclarar, para algunos sería un baño de realidad y, al mismo tiempo, una protección a Piñera, ya que inevitablemente con el correr de los días se va a hacer cada vez más difícil poder contener a los ministros y cada «salida de libreto» iba a implicar una desobediencia a la autoridad de la figura presidencial. Ya hubo varios casos, como los ministros de Hacienda, Ignacio Briones, y de Vivienda, Cristián Monckeberg, quienes, a pesar de la orden presidencial, declararon públicamente su posición a favor de una nueva Constitución.
En el círculo más cercano de Piñera se sabe que “de forma personal opta por el rechazo”, lo que también habría influido en la opción inicial por la prescindencia del proceso constituyente o, al menos, del plebiscito de entrada. “El Presidente optó por cuidar a la coalición, en vez de poner sus intereses personales”, se apuraron en subrayar en ese momento. Hoy reconocieron que ese “falso neutralismo” es “insostenible” en los próximos dos años que quedan de Gobierno, tiempo en que el tema central será la nueva Constitución.
Todavía resuenan en los pasillos de La Moneda las palabras del alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín (UDI), quien le recomendó a Piñera “estar en un segundo plano”. Tras eso, la primera reacción en Palacio –así lo señaló una fuente– fue que “por ningún motivo los vamos a sacar de escena” y eso fue complementario con la nueva estrategia comunicacional que se implementó desde la llegada del nuevo director de comunicaciones de la Presidencia, Alfonso Peró. Bajo esa premisa, dado que ahora Piñera es el centro de las actividades, el empalme con lo del miércoles en la Enade habría marcado el hito de este nuevo perfil público del Primer Mandatario.
Los sondeos internos de La Moneda hace unas semanas apuntaban a que el 80% está por la opción de una nueva Constitución y solo un 20% por el rechazo en el plebiscito del 26 de abril, lo que habría llevado a que el Presidente optara por involucrarse en el tema con el fin de “tener la sartén por el mango» y, así, desde ahora, “él será quien dicte la pauta en materia de contenidos y el vocero de la centroderecha”, agregó un miembro del piñerismo.
Si bien al interior de Chile Vamos dijeron comprender las razones del Mandatario, igual la idea no fue bien recibida, pues advirtieron que con ello va a complejizar el andar de la coalición, la que ya había establecido su estrategia sobre la base de la total prescindencia de Sebastián Piñera.
El director de formación de la Fundación Jaime Guzmán, Claudio Arqueros, precisó que el Presidente «apostó a transparentar el impacto en la dimensión humana del rol presidencial –con las encrucijadas éticas y sinsabores que incluye–, así también dio un paso en tratar de impulsar contenidos para una futura Constitución. Las señales de su mensaje apuntaron, por un lado, a mejorar su aprobación transmitiendo la opacidad de la responsabilidad presidencial y, por otro, intentar ganar protagonismo saliendo de las discusiones que han marcado la agenda hasta ahora”.
El analista político Axel Callís apuntó que el discurso de Piñera en Enade «no es prescindencia, hizo un recorrido por el índice de la Constitución de Pinochet, diciendo lo que tenía que haber en la próxima. Lo que está diciendo es ‘me gusta más la que está ahora, que lo que viene después’. Cuando alguien pautea con contendido, no es prescindencia, porque los contenidos no son neutrales”.
Para el director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Marco Moreno, con este nuevo protagonismo “el Presidente vuelve a tomar posición en temas que la ciudadanía está llamada a resolver en el proceso constituyente, apoya una vez más a Carabineros y omite referencia a las víctimas. En la Enade le habló a su base electoral, a su sector, a una parte del país. Sin embargo, lo que la gente hoy más valora es el atributo de la capacidad para construir acuerdos y buscar consensos. El 78%, según la CEP, prefiere líderes que privilegien acuerdos. Al tomar posición por una opción, cierra esa búsqueda. Lo que la gente busca es moderación, este es hoy un activo político y electoral y, al actuar sin prescindencia, Piñera busca acercarse a su base electoral, pero se aleja de la mayoría social y política del resto del país”, sostuvo.