El frente interno con el que convive el presidente de RN postestallido y previo al plebiscito de abril, ha sido de trincheras, donde el sector que encabeza la campaña por el rechazo a la nueva Constitución no ha escatimado esfuerzos para cuestionarlo pública y privadamente, lo que desde la sede del partido se interpreta como un intento de desestabilización a su rol de líder. En este escenario, influyentes personeros, como el expresidente de la tienda, Cristián Monckeberg, activaron sus redes para blindarlo.
A Renovación Nacional (RN) también se le viene marzo. Así aseguraron desde el partido liderado por Mario Desbordes. Y es que la escalada en el calibre de las acusaciones que ha recibido en su rol de líder, hace presagiar que mientras más se acerque el plebiscito del 26 de abril, más contaminado estará el ambiente interno de la colectividad. Los cuestionamientos que han cruzado la esfera pública y privada provenientes de quienes encabezan la opción por el rechazo, han obligado a la directiva de RN a blindarse y estudiar con mucho cuidado cada paso –público y privado– que da.
En medio de un escenario de definiciones y también de reacomodo de las fuerzas en Chile Vamos, al interior de RN han salido del ostracismo para dar cuenta de lo importante que es para cada sector lograr imponer su visión de trabajo y representación en la derecha. La estrategia implementada por el timonel del partido, desde antes del estallido social, hizo que el sector más conservador encontrara una razón de peso para levantarse y no dar tregua en su intento por hacer que la colectividad retorne a sus raíces más conservadoras.
El alineamiento que surgió en medio de las definiciones por el apruebo o rechazo y que puso en la misma fila al expresidente Carlos Larraín, al senador Andrés Allamand y al diputado Diego Schalper, son para la directiva la mayor amenaza a su proyecto político de largo plazo. Saben que –explicaron– de tener la fuerza interna suficiente este sector, “ya nos habrían borrado del mapa”, por lo que ponen en cuestión la masividad de apoyos con la que los tres personeros dicen contar al interior del partido.
Y es que, a diferencia de cómo se pensó RN bajo el mando de Larraín, cuando se idealizó un partido más pequeño pero más influyente desde el espacio conservador, ahora la visión es radicalmente opuesta y esa es una de las razones –agregaron– de lo ponzoñoso de los ataques deliberados en contra de la conducción que encabeza Desbordes.
[cita tipo=»destaque»]Dichos como que Desbordes “no está representando la mentalidad de la derecha” o que “no entiendo” la reunión que el timonel tuvo con los presidentes de la antigua Concertación, son mensajes en clave de alta virulencia y que no se pueden dejar pasar, sostuvieron en la directiva. Previo al Consejo General ya había espetado que RN “le blanquea la postura a la izquierda” si no optaba por el rechazo y fue en ese sentido que se explicó internamente la respuesta del timonel, quien acusó de “penoso” el discurso de Larraín, que luego trajo un remate de parte de la diputada Paulina Núñez, cercana al presidente, al señalar que “no entiende que desde hace bastante tiempo que dejó de presidir el partido”.[/cita]
El haber buscado una sintonía mayor con las demandas de la calle, el haber liderado las negociaciones con la oposición en medio del estallido y el haber presionado al Gobierno implacablemente para profundizar la propuesta de la agenda social, tienen como fin no solamente agrandar la base electoral de RN, sino que además hacerlo con dirección hacia el centro político. Un contraste total con el sector que algunos han denominado como el “fáctico” de RN, aludiendo a Larraín y Allamand.
En RN explicaron que la idea de la directiva es copar el centro político que no necesariamente está tan politizado y que hace varios años quedó huérfano, luego que la DC –por varias de sus decisiones, entre ellas gobernar con el PC– lo dejó a la deriva.
Proyectos como Ciudadanos, Amplitud y otros han intentado transformarse en el espacio de trasvasije de los electores menos polarizados, pero ninguno ha sido capaz de lograrlo, ni de cerca, señalaron en Renovación Nacional. Bajo esa premisa, el analista político Mauricio Morales apuntó a que Desbordes “está apostando a convertir RN en la nueva Democracia Cristiana. Es decir, ante el vaciamiento del centro político, la expectativa es que RN ocupe ese sitial histórico dentro del sistema de partidos”.
La factibilidad de que la estrategia se haga carne, para Morales guarda directa relación con la actual condición de la falange, “la debilidad de la DC y su claudicación como partido de centro», lo que hace que «ese espacio esté vacío de oferta”.
La ofensiva oficialista en medio de los cuestionamientos a su gestión, se vio intensificada luego de conocerse el resultado de la última encuesta CEP, la que no solo le habría dado la razón a la estrategia que ha llevado a cabo el timonel RN, sino que, además, habría reforzado la idea de profundizarla, atendiendo a la amplia acogida que tendrían los liderazgos que buscan privilegiar los acuerdos (78%). En ese contexto se inscribe –agregaron– la reunión de Desbordes con los líderes de la otrora Concertación el mismo día en que se votaba la acusación constitucional en contra del vicepresidente RN e intendente metropolitano, Felipe Guevara.
Pero nada le ha salido gratis a las estrategias y jugadas de la directiva de RN. Deben tener un grado de sensibilidad política extremo, considerando que cualquier paso en falso puede darles vuelta el tablero y, si en algún momento se pensó que el pronunciamiento del Consejo General que respaldó la conducción de Desbordes cerraba el debate, el día a día le hizo dar cuenta de que eso era un diagnóstico errado.
Así es como se dio cuenta en un chat interno del partido luego de las declaraciones de la ministra de la Segegob, Karla Rubilar, cuando llamó a debatir primero al interior del oficialismo. En la ocasión, el diputado Schalper señaló que sus palabras “son un llamado a todos los liderazgos a organizar un encuentro para hacer un diagnóstico común. No se explica que no seamos capaces de poder construir un diagnóstico común y ahí conversar con otras fuerzas políticas». La respuesta no tardó en llegar de parte del propio Desbordes, quien señaló que “los que tenían dudas de si interpreto el sentir del partido, entiendo que se les acabaron en el Consejo General. Seguir porfiando con eso es simplemente tratar de sacarme del camino porque les incomoda mi gestión. Lamentablemente para ellos, más allá del apruebo o el rechazo, la enorme mayoría de RN me apoya con fuerza”.
Es en razón de este fuego amigo incesante que, previo a ese Consejo General –en el que Desbordes había puesto su cargo a disposición–, que el expresidente de la tienda, Cristián Monckeberg, hizo valer su condición de hombre fuerte de partido y reactivó todas sus redes en busca de neutralizar la arremetida conservadora, lo que pudo haber sido un panorama “muy oscuro” para la actual dirección. En este contexto fue que hubo diferentes cenas en las que participaron ministros y subsecretarios del partido y en las que se buscó implantar la idea que finalmente se impuso en el consejo, la de decretar libertad de acción con miras al plebiscito del 26 de abril.
En la misma línea de defensa, el senador Manuel José Ossandón –en entrevista con Emol– dijo ayer que “si Renovación Nacional y Chile Vamos se suman a la campaña del miedo, estamos mal» y agregó que «tenemos que ser capaces de entablar ya una conversación con la ex Concertación y la ex Nueva Mayoría para ponernos de acuerdo en los grandes temas que estamos de acuerdo y que son muchos».
Desde la directiva rescataron que junto con el voto político del Consejo General, las declaraciones públicas de Ossandón, el apoyo casi absoluto de la mesa directiva –con la excepción del jefe de gabinete de Andrés Allamand, Tomás Fuentes– y sumado esto a la firma de las juventudes del partido, constituyen el piso con que se lograron convencer en cuanto a que la estrategia de apostar más al centro no sería errada.
Para demostrar que en la interna el apoyo es real –detallaron–, hay que fijarse en el tono con que Desbordes ha respondido a sus críticos, respuestas de un calibre más elevado de lo común. De aquello se desprendería la fuerza con la que cuenta, puesto que, de no ser cierta, el timonel habría “arriesgado más que el pellejo» al haberse salido de un margen de cierta neutralidad. Como ejemplo recordaron sus palabras de la semana pasada: «Es fácil rechazar el diálogo cuando no se baja del barrio alto”, una frase en la que –agregaron en RN– caben “Allamand, Larraín y Schalper”.
Sin embargo, la lucha interna no cesa y luego que el domingo se sellaron los pactos y tiempos a utilizar en la franja de televisión para la campaña del plebiscito de abril, un nuevo reclamo proveniente del espacio del rechazo se hizo llegar y apuntó a la definición de otorgar un 69% para ellos y un 31% del espacio a quienes aprueban una nueva Constitución.
Las matemáticas están claras para los cercanos al timonel de RN. El ideal es que en abril la opción apruebo gane con un 70%, pero de darse un escenario de 60/40 de igual manera sería aceptable, ya que –explicaron– se entendería que existe una parte de la derecha que votó en línea con la postura que ha defendido Desbordes, lo que les entregaría bastante más aire para comenzar a trabajar internamente a partir de ese momento. Varios en la mesa aseguraron que, de ser así, los bonos de Allamand se irían a la baja.
El experto electoral René Jofré apuntó al delicado equilibrio en el que camina Desbordes y que guardaría relación con sostener su posición en la interna y disputar un liderazgo en la derecha en su totalidad. “Si el rechazo se acerca a 40%, la derecha estará por arriba de su promedio histórico y será más difícil para Desbordes evidenciar que su capital está en el 60%». Agregó que de todas maneras quedaría en una posición que podría mostrar «lo que le falta a la derecha para llegar al 50%, tratará de decir que él representa a quienes votaron por Piñera (55%) y que estaban por el apruebo. Es una posición difícil pero sostenible. Si el rechazo es menor a 35%, será un triunfo rotundo para él”.
La reaparición de Carlos Larraín en medio del estallido social, luego de su repliegue de la primera línea política, no pasó inadvertida en la interna de Renovación Nacional. La arremetida “con bombos y platillos” de quien fuese presidente de la colectividad durante ocho años –2006 al 2014– fue una señal de alerta inmediata en el sector cercano a Desbordes. Más allá que el actual timonel fue su secretario general y con quien lograron una afinidad política durante mucho tiempo, todos sabían que los estilos de conducción eran compatibles con los de su antecesor.
Larraín hizo una demostración de fuerza cuando logró amasar “la contra” al estilo de Desbordes previo al Consejo General, instancia en la que la continuidad del timonel estuvo al filo del precipicio y, si bien no logró su objetivo, sí obtuvo un triunfo interno, dio vuelta a Allamand de un día para otro y lo instaló como punta de lanza de la postura más conservadora de RN.
Cercanos a la directiva aseguraron que una de las razones del actual protagonismo de Larraín, guarda directa relación con la idea de retomar en algún porcentaje el poder que alcanzó a amasar durante su período a la cabeza de la tienda, “del que está muy lejos hoy en día”, pero que a través de un mensaje que toca las teclas más sensibles de la derecha es capaz de generar la división interna a su conveniencia.
Dichos como que Desbordes “no está representando la mentalidad de la derecha” o que “no entiendo” la reunión que el timonel tuvo con los presidentes de la antigua Concertación, son mensajes en clave de alta virulencia y que no se pueden dejar pasar, sostuvieron en la directiva. Previo al Consejo General ya había espetado que RN “le blanquea la postura a la izquierda” si no optaba por el rechazo y fue en ese sentido que se explicó internamente la respuesta del timonel, quien acusó de “penoso” el discurso de Larraín, que luego trajo un remate de parte de la diputada Paulina Núñez, cercana al presidente, al señalar que “no entiende que desde hace bastante tiempo que dejó de presidir el partido”.
En RN existe un debate sobre cuál es realmente el poder que tiene Larraín internamente y una de las reflexiones inmediatas ha apuntado a que aún hay mucho agradecimiento a su figura, dado que ayudó en sus carreras y campañas a varios de los actuales diputados y senadores. A eso se suma que el exsenador mantiene muchas redes por fuera del partido y eso “incomoda sobremanera” en la colectividad. “Larraín aún hace ruido, aún moviliza», agregaron.
El 25 de marzo hay un nuevo Consejo General y, si bien tiene como principal mandato abordar las elecciones de fin de año, no se descarta que la contingencia obligue a agregar otro ítem de carácter funcional, dependiendo del comportamiento de ambos sectores previo al plebiscito. Ya se habría planteado de manera informal el aplazar las elecciones internas, considerando los dos años electorales que vienen por delante.