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Co-houssing para mejorar la vida de los adultos mayores PAÍS

Co-houssing para mejorar la vida de los adultos mayores

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El concepto corresponde a la convivencia intergeneracional, aplicada a la construcción de viviendas sociales para personas mayores de 65 años. A que jóvenes opten a departamentos subsidiados con el compromiso de ayudar a sus vecinos de mayor edad y construyan juntos comunidad. En Gran Bretaña, el arquitecto chileno Jorge Eguiguren Eyzaguirre ha hecho exitosa carrera dedicado a diseñar soluciones habitacionales para este creciente segmento etario, incluyendo residencias para la última etapa de la vida, tan críticas por estos días.


“Ser una persona solitaria es equivalente a fumarse 15 cigarros al día, en términos de daño a la salud. El gran secreto para romper con la soledad es construir comunidad y que las personas disfruten de la compañía de otros adultos mayores y de la sociedad en general”, dijo en Chile, en enero pasado, cuando aún no explotaba la pandemia por coronavirus a nivel global, lord Richard Best, experto inglés en políticas públicas habitacionales para la tercera edad.

Ahora, la soledad en cuarentena de los adultos mayores se ha hecho evidente para todo el mundo. Y ni hablar de su fragilidad frente al coronavirus, que en España, por ejemplo, segó la vida de 37 mil mayores de 70 años, muchos de ellos residentes en hogares de ancianos, que no tuvieron cómo impedir los brotes de contagio y la mortandad en abandono total. En Chile, también es la tercera edad la que corre más riesgo, la que lidera los índices de fallecimientos y la que ha puesto en el tapete las condiciones de las residencias geriátricas, incluso de las más caras y exclusivas.

“Desafíos actuales de Co-Residencia para Adultos Mayores” fue el título del conversatorio organizado por la Universidad de Chile y la Fundación Co-Housing Chile, donde habló Best, quien preside el Comité de Vivienda y Cuidado del Adulto Mayor del Parlamento británico, y también el arquitecto chileno Jorge Eguiguren Eyzaguirre. El profesional está radicado en Inglaterra desde hace casi 25 años, donde se especializó en el diseño de complejos habitacionales para la tercera edad.

Hijo del arquitecto del mismo nombre y primo del destacado arquitecto Cristián Fernández Eyzaguirre, hijo a su vez del Premio Nacional de Arquitectura 1997, Cristián Fernández Cox, Jorge Eguiguren ha hecho una destacada carrera en Europa, orientada a este creciente grupo etario, para el cual la vivienda es clave, porque pasan la mayor parte del tiempo en ella, mucho más que niños, jóvenes y adultos.

Su presentación de enero se centró en la importancia de contar con espacios comunes, comunitarios, de convivencia, para fomentar la vida social y ahuyentar la soledad, cuestión que para los adultos mayores se ha vuelto crítica en estos tiempos de confinamiento a causa del coronavirus. En ella, dijo: “Los resultados son sorprendentes; tras 18 meses de vivir en estos espacios comunitarios, la prevalencia por depresión bajó en un 64,3 por ciento y la memoria autobiográfica de las personas aumentó en un 10 por ciento. En 12 meses se redujeron en un 38 por ciento los costos médicos y bajaron en un 46 por ciento las visitas a médicos, entre otras cifras muy positivas, por el solo hecho de que los adultos mayores vivan en comunidad”.

Ahora, desde su encierro en Worcester, donde está la sede de KKE Architects, el estudio que fundó junto a su socio inglés, Phil Kavanagh, en 2005, y que se dedica a “pensar en grande” hospicios y complejos habitacionales para “grandes”. Contactado para el programa radial “Piensa en Grandes”, del Hogar de Cristo en Cooperativa, nos habló en detalle del trabajo de avanzada que desarrolla.   

“Evitar la soledad debe ser el principal objetivo, promover el ‘desenclaustramiento’, impedir que las personas se encierren en sus departamentos, porque eso conduce a problemas físicos y a depresión e inestabilidad mental. Para evitar eso, junto con las viviendas desarrollamos jardines atractivos, zonas para cultivar huertos, patios y pabellones centrales para sentarse a tomar el sol, áreas de circulación exterior, de manera que al salir de su departamento, las personas siempre se encuentren con alguien. Otras maneras de desarrollar comunidad son el Co-Housing y los proyectos intergeneracionales.

-¿De qué se tratan el Co-Housing y los proyectos intergeneracionales?

-Te lo explico con un caso, el ExtraCare Housing, un proyecto de varios modelos de viviendas sociales que está promoviendo la ciudad de Bristol para que personas de la tercera edad vivan de forma independiente. Es un modelo definido como without walls, lo que significa que la vivienda también cuenta con ayuda y cuidado médico o de otro tipo si se requiere. La idea incluye Co-Housing, es decir, que gente joven tenga acceso a vivienda social subvencionada a cambio de integrarse al sistema contribuyendo con tiempo dedicado a los ancianos. Por lo general, se trata de estudiantes o recién egresados de carreras como enfermería, trabajo social, kinesiología… Los beneficios de vivir en comunidades intergeneracionales han sido comprobados. El principal efecto es que se generan vecindades más armoniosas, con mejor entendimiento y vínculos afectivos entre gente joven y ancianos que no están conectados familiarmente

Además de combatir la soledad, hay aspectos técnicos claves cuando se construye pensando en los mayores. Uno de ellos es la accesibilidad. “Nos hemos hecho expertos en diseñar sin gradas. Desde que te bajas del auto hasta que entras a tu casa o departamento, no hay gradas. Las rampas están normadas en cuanto a la longitud, ángulo permitido y descansos entre rampas. El ancho de las circulaciones debe permitir el paso y rotación de las sillas de ruedas. El ancho de las puertas y las distancias entre muros deben dar para poder abrir y pasar con una silla de ruedas. El alto de los muebles de cocina debe permitir cocinar desde la silla de ruedas. El baño, que es el lugar de la casa donde ocurren la mayoría de los accidentes, está lleno de regulaciones. Las duchas no deben tener gradas ni desniveles, deben contar con  manillas/barras de soporte, la puerta siempre se abre hacia afuera para evitar que si la persona se cae, no bloquee la puerta. Los enchufes, interruptores, controles domóticos, deben estar a media altura, accesibles para el que está sentado en la silla de ruedas pueda activarlos”.

Renovar edificios antiguos para que vivan los grandes

-Se sabe que la luz es clave. Que incluso hospederías modernas y diseñadas para acoger a personas mayores o muy deterioradas por la vida en calle, como la del Hogar de Cristo en Puerto Montt, la consideran terapéutica.

-Sí, el espacio y la luz lo son. Aquí hay mucha información y guías. Existe un espacio mínimo de metros cuadrados en relación con el tamaño de las ventanas para integrar luz y ventilación apropiadas. Ventanas bajas para poder apreciar el paisaje y aprovechar el sol y su aporte de vitamina D, pero que también consideran la altura y elementos de protección contra caídas, como barandas y pasamanos, no solo para evitar accidentes sino también para que las personas se sientan seguras física y mentalmente. Los balcones en los departamentos son muy necesarios para promover el salir al exterior y disfrutar de aire fresco, lo que es muy importante en tiempos de COVID-19. Sacar a alguien postrado con su cama al balcón en su camilla es genial y debería ser un estándar en los geriátricos.

Otro elemento a tener en consideración es la energía y la calidad de vida. Hoy incluso se habla de pobreza energética, cuando no es asequible, limpia y segura. “En Gran Bretaña eso está muy regulado. Se diseñan edificios que son responsables ecológicamente y funcionan con energía renovable. Acá cada municipalidad establece un criterio mínimo que debe ser generado en el conjunto habitacional con paneles solares u otros mecanismos y que oscila entre un 10 y un 30 por ciento. También se utiliza el Passivhaus, que es un sistema alemán de construcción súper eficiente que requiere muy poca calefacción para vivir con mucho confort. Esto es clave, ya que es común que haya ancianos que no tienen recursos para prender la calefacción porque es muy cara y literalmente se mueren de frío”, explica Jorge Eguiguren.

2019 fue un año redondo para KKE Architects. Recibieron  un Premio Nacional RIBA (el Royal Institute of British Architects, algo así como nuestro Colegio de Arquitectos); otro de Arquitectura Galesa RIBA por la nueva Unidad de Pacientes en el Hospicio de Saint David, en Newport; la Medalla de Oro Eisteddfod para Arquitectura, un Civic Premio Trust y ganaron el prestigioso Premio Architect’s Journal. Sin embargo, su especialidad –el diseño habitacional para la tercera edad–, sigue siendo visto como especializado y no masivo, aunque el mundo envejezca a pasos agigantados.

“Llevamos años construyendo para la tercera edad, pero, como todas las cosas en su origen, ha sido lento. En términos de escala, sigue siendo una parte menor del mercado habitacional, que está dominado por las grandes empresas inmobiliarias que continúan construyendo el típico modelo de casa de los años 50: viviendas familiares con 3 y 4 dormitorios, cuando cada vez hay más gente mayor debido a que las expectativas de vida han evolucionado y estamos viviendo mucho más”, hace notar el arquitecto.

En Chile, no existe construcción orientada a la tercera edad, salvo excepciones; menos, concebida para los más pobres y vulnerables. En Inglaterra, en cambio, existe una larga historia en la materia, la cual se remonta a la Edad Media, a las llamadas almshouses. “En la tradición cristiana, alms significa dinero o servicio donado para ayudar a gente pobre. Las almshouses fueron creadas como solución habitacional para personas de escasos recursos. Hoy son charities seculares o cristianas que proveen residencia a adultos mayores en formato vivienda social, normalmente agrupando a sus residentes en torno a una pequeña comunidad. En Reino Unido existen más de dos mil de ellas donde viven 30 mil ancianos, dignamente y acompañados, en comunidad”, explica y pone como ejemplo un edificio de este tipo construido por su oficina para el St John’s Hospital, una organización benéfica ubicada en Lichfield, desde 1129. Las nuevas construcciones –18 departamentos– toman como referencia el edificio original, que data de 1482, y recibieron el premio Vivienda del Año de Architect Journal 2018.

Para terminar, el arquitecto hace hincapié en que la vivienda orientada a la tercera edad “funciona para todo tipo de clientes, con y sin recursos en Inglaterra. Normalmente, los desarrollos privados son para gente sobre los 60 años, pero los residentes o propietarios van a ser de 70 a 75 para arriba. Es una compra previsora y no siempre con fines de lucro. Existen fundaciones que construyen desarrollos inmobiliarios con excelentes estándares con orientación social, que cuentan con el apoyo de las municipalidades. Además, hay sistemas de financiamiento destinados a las personas mayores que tienen algo de ahorro y viven en un departamento de bajo valor. En esos casos, pueden ofrecerlo en parte de pago y el resto se los financia el Estado».

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