No hubo sorpresas en la Sala del Senado. Los cinco senadores de Chile Vamos que habían anticipado su voto a favor cumplieron su palabra, se sumó el RN Francisco Chahuán con una abstención, y así el comité político de La Moneda se anotó un nuevo fracaso. La Sala además zanjó las indicaciones del proyecto, sin la creación del Fondo Colectivo Solidario, lo que allanaría el despacho de la reforma en la Cámara de Diputados este jueves en sesión especial, porque en ese escenario –según adelantó el timonel RN Mario Desbordes– «varios RN que nos abstuvimos vamos a aprobar». En la oposición –e incluso algunos en Chile Vamos– redoblaron sus llamados para no interferir en la promulgación, pero la presidenta de la UDI, Jacqueline Van Rysselberghe, adelantó que ya tiene las firmas para recurrir al TC. [ACTUALIZADA]
Como la crónica de una votación anunciada, por 29 votos a favor, 13 en contra y 1 abstención (del RN Francisco Chahuán), el Senado aprobó en general la reforma que permite el retiro en forma extraordinaria de hasta un 10% de sus ahorros previsionales, con el apoyo de 5 parlamentarios de Chile Vamos. Para este jueves, entre las 10 de la mañana y las 15 horas, pasa a su tercer trámite legislativo en la Cámara de Diputados, bajo la amenaza de la UDI de que tiene las firmas para llevar el proyecto al Tribunal Constitucional (TC) lo que dilataría la ley.
Tras la aprobación en general y luego de un maratónico debate que terminó pasada la medianoche, la Sala zanjó las indicaciones del proyecto y votó cuatro incisos. El primero, que hacía referencia a que los fondos retirados no serán objeto de descuentos, salvo para ser usados en pensiones alimenticias no pagadas, fue aprobada con 29 votos a favor y 14 en contra.
La segunda, la que indicaba que los fondos retirados no constituyen renta, se aprobó por la misma votación. Además, se aprobaron normas de implementación, procedimientos y plazos de retiro de fondos, también por 29 votos a favor y 14 en contra. Esta norma establece que los afiliados podrán pedir el retiro hasta 365 días después de publicada esta reforma. Además, dispone que la entrega se realizará en dos cuotas, la primera correspondiente al 50% en un plazo máximo de 10 días hábiles y la mitad restante en 30 días hábiles a contar del primer desembolso.
Luego, el inciso que declaraba a los fondos previsionales como “inembargables e inexpropiables” fue rechazado por la Sala del Senado, por 24 votos en contra y 18 a favor.
Finalmente, el artículo que indicaba la creación del Fondo Colectivo Solidario, que se cayó en la Cámara de Diputados por falta de quórum, fue repuesto en este trámite en el Senado. Sin embargo, tuvo 7 votos a favor, 25 en contra y 10 abstenciones y tampoco fue aprobado. En la oposición hubo varias abstenciones y rechazos que apuntaban sobre todo a que se trata de un tema que debiera estar contemplado en la reforma previsional y no en esta reforma de carácter extraordinario.
La caída del Fondo Colectivo allana el camino de la aprobación en la Cámara este jueves. Esto, porque el timonel RN Mario Desbordes ya adelantó que si el retiro de fondos llega a la Cámara de Diputados sin Fondo Colectivo Solidario, «varios RN que nos abstuvimos vamos a aprobar».
En la idea de legislar, tal como había sido anunciado, los cinco senadores oficialistas que habían adelantado su voto a favor (los UDI José Durana, David Sandoval e Iván Moreira, además de los RN Manuel José Ossandón y Juan Castro), aprobaron el proyecto, sumándose a los 24 votos de la oposición.
La aprobación de la reforma requería un quórum de tres quintos (26 votos) pero la suma final de votos llegó a 29, lo que corresponde a dos tercios de la Sala, paradójicamente el quórum al que intentó llegar sin éxito Chile Vamos, en una maniobra de los senadores Andrés Allamand (RN) y Víctor Pérez (UDI), secundados por el ministro de la Segpres, Claudio Alvarado. El tema fue presentado al inicio de la sesión de Sala, luego que los senadores oficialistas advirtieran que harían uso de «reserva de constitucionalidad», y demoró el arranque del debate.
Pero en la discusión no hubo sorpresas, y muy temprano La Moneda asumió la derrota. «El resultado de esta votación ya está escrito. No vamos a tener sorpresas en ese sentido. Pero nos hubiera gustado que el debate hubiese sido más profundo y reflexivo», asumió en su intervención el ministro Alvarado.
El Gobierno jugó sus últimas fichas en la sesión, pero sin éxito, de la mano de una minuta de la Dirección de Presupuestos (Dipres) que elevó el impacto fiscal que tendrá el proyecto a US$6.002 millones, que equivale aproximadamente a 2,5% del PIB. Pero la cifra no inmutó a los senadores.
“Es una cifra importante, un gasto fiscal con cargo a las generaciones futuras”, recalcó en su intervención el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, uno de los rostros del Gobierno más impactados por el fracaso legislativo que les significa esta reforma. Además, el jefe de la billetera fiscal enfatizó que, junto a ese costo directo, “estamos hablando también de 1.060 millones de dólares por no pago de impuestos para el segmento de mayores ingresos de nuestra población, y la verdad es que eso resulta del todo inentendible”.
En su intervención, Briones no solo ahondó en estas cifras. También insistió en que es un “mal proyecto”, que “utiliza la Constitución”, “debilita las pensiones” y “abre una puerta que no se cierra más”. Asimismo, lo catalogó como “lejos lo más regresivo que se ha visto” y cuestionó a quienes lo apoyan, preguntándose “dónde quedan las convicciones”. De paso, fustigó también que sea universal, considerando que inicialmente se dijo que sería una ayuda focalizada en la clase media.
Justo antes de la votación, tomó la palabra el ministro del Interior Gonzalo Blumel, insistiendo en que “este proyecto no es una buena propuesta» y asumió que “hemos fallado en el tono y en el fondo del debate».
En este sentido, pidió “no abandonar el camino de los acuerdos”. “Lamento que este debate haya olvidado el acuerdo de junio, porque ahí trazamos una hoja de ruta y se ha diluido”, remarcó, insistiendo con un llamado a que “respetemos las reglas del juego, incluso aunque algunas de ellas puedan no gustar”.
Pero más allá de los discursos de personeros de Gobierno, toda la atención se concentró en las intervenciones de la derecha, sobre todo cuando los senadores díscolos tomaron la palabra.
«Yo, el peor de todos, reitero mi apoyo a este proyecto», dijo el senador Iván Moreira (UDI), en una alocución encendida, donde hasta citó a Dalai Lama y dijo que se defenderá si la UDI lo lleva al Tribunal Supremo por votar a favor: «Podrán sacarme de la UDI pero no sacarán a la UDI de mi corazón». En la misma línea, su colega José Durana aseguró que está disponible para pagar los “costos de incomprensión o sanciones al interior de nuestros conglomerados o coaliciones”. “Mi voto no es ideológico y no transgrede mis sólidos y firmes principios de centroderecha”, subrayó. Mientras, David Sandoval argumentó que “en el último tiempo Chile nos está válidamente reclamando que hemos sido ciegos y sordos en atender sus demandas y requerimientos» y fue enfático en señalar “hoy no voto a favor de la izquierda, no voto contra mi partido”.
Otro discurso esperado fue el del senador RN Manuel José Ossandón, quien también ratificó su voto a favor del retiro de pensiones, expresando que “hoy voto por el Chile real, por Puente Alto, La Pintana (…), por la gente que sufre la indolencia del mundo político y la de un Estado que lleva más de 30 años mirando hacia el lado”. De paso, hizo un guiño al plebiscito constituyente: “Apruebo hoy y también lo haré el 25 de octubre”.
En este grupo de senadores no faltaron los llamados al Gobierno. Moreira puso énfasis en que el proyecto «no es inconstitucional», mientras Juan Castro (RN) también advirtió al Gobierno. Aludiendo a la intención de La Moneda de bloquear la promulgación de la ley, recalcó que “tiene que ser rápido, universal, sin letra chica y sin veto presidencial”.
Pero también fue la oportunidad para las alusiones históricas, como la de la senadora UDI Ena von Baer a Salvador Allende, o las “pasadas de cuenta” internas, como la del senador Allamand al presidente de su partido, Mario Desbordes, y el alcalde de Las Condes y principal carta presidencial de su sector, Joaquín Lavín. “A algunos les importa mucho más las encuestas del lunes que la coherencia”, apuntó el exministro, añadiendo que el presidente de Renovación Nacional “abrió una puerta que no fue capaz de cerrar” y “la principal carta de la derecha se ha transformado bruscamente en un entusiasta de la idea”.
Al iniciar su intervención, Allamand también acusó a la oposición de usar “resquicios legales propios de una época aciaga en la historia” para buscar instalar un “parlamentarismo de facto” a través de un proyecto que catalogó como una “receta clásica del populismo”. En tono de campaña del terror, Allamand habló de una “antesala segura de una crisis política, prólogo de la ingobernabilidad y el retorno a la violencia”.
En la oposición abundaron las críticas al sistema de AFP y a la respuesta del Gobierno en esta crisis, con advertencias además a la posibilidad de que el Ejecutivo tome el camino del veto presidencial o de recurrir al Tribunal Constitucional. “Sería inadmisible que el Gobierno recurriera al TC o al veto, sería una protesta social brutal en este país”, dijo el senador socialista Alfonso de Urresti. Sin embargo, tras la aprobación en general, la presidenta de la UDI, Jacqueline Van Rysselberghe, confirmó que su partido llevará al Tribunal Constitucional el proyecto. “Es el camino que hay que recorrer para cuidar la institucionalidad”, planteó la senadora, asegurando que ya cuenta con las firmas.
El senador José Miguel Insulza (PS) argumentó que “el Gobierno ha dejado de lado las tragedias de las clases medias (…). Lo que propone este proyecto es la única solución que queda”, mientras el expresidente del Senado, Jaime Quintana (PPD), expresó su argumentación que “hoy estos dineros son más útiles en manos de las familias que en las bolsas de valores o en los bancos».
En tanto, el senador RD Juan Ignacio Latorre sostuvo que la iniciativa “es pan para hoy, pero seguridad social para mañana» y su colega DC Yasna Provoste insistió en que “voto a favor de los cotizantes de la AFP expuestos frente a la amenaza del derroche. A ellos se les tilda de irresponsables cuando han expresado su apoyo a esta iniciativa».
Uno de los parlamentarios centro del debate fue el senador PPD, Ricardo Lagos Weber, blanco de cuestionamientos por plantear la idea de aplicar impuestos a los más altos sueldos que retiren sus dineros del ahorro previsional, lo que provocó una dura polémica, que finalmente lo hizo desistir de presentar la indicación. Por eso, aprovechó la sesión de la Cámara Alta para referirse al tema. “El fin de semana me sacaron la ñoña producto de mi propuesta tributaria. Esta indicación perseguía a quienes ganaban seis millones de pesos para arriba, pagaran impuestos todos los meses. Somos un grupo reducido de chilenos. Se entendió mal, se pensó que queríamos cobrarles impuestos a las personas que iban a retirar estos dineros, pero la virulencia del debate no va a ser sana y no es un tema personal”, indicó. Al finalizar, recalcó que “no acepto que, en una democracia, la forma de operar sean las amenazas, las descalificaciones, la ironía y la desinformación”.
Más allá de la polémica, Lagos Weber asumía que la reforma que “no siendo lo mejor, es la opción que vamos a aprobar y creo que es lo que nos va a ayudar. ¿Había alternativas mejores para enfrentar la pandemia? Claro, si el Estado hubiera puesto los recursos, los chilenos no hubieran pedido, con la presión que lo están pidiendo, el retiro de sus fondos», puntualizó.