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El Chile real y el Chile según el Presidente Piñera PAÍS

El Chile real y el Chile según el Presidente Piñera

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La tercera y penúltima Cuenta Pública del Presidente Sebastián Piñera estuvo marcada por la falta de empatía y por haber dejado fuera del discurso la tensión que se vive en el país en medio de la pandemia y la crisis económica, como si la realidad presentada por el Mandatario no hubiera sido alterada por la crisis social que estalló en octubre ni incrementada por el coronavirus. Sin autocrítica e insistiendo en apuntar al Congreso con alusiones al «populismo», el Presidente cerró su discurso en un tono pausado que -según analistas- hizo destacar más el estado de desconexión entre la realidad y su visión del país. “Piñera no ha entendido aún al pueblo chileno. No lo hizo con el 18/0 que ignora en este discurso, y tampoco lo está haciendo en esta pandemia. La normalidad antes de la pandemia era el problema», resumió Marta Lagos. En Chile Vamos, si bien agradecen la tranquilidad de la intervención del Mandatario, reconocen que en términos de empatía «no se le puede pedir peras al olmo. Pudo haber sido peor». Quienes, en tanto, se mostraron muy molestos con la intervención de Piñera, fue parte de la comunidad científica quienes rechazaron que el Presidente mostrara una fotografía de una reunión que sostuvo el ministro Paris con 40 científicos como una muestra de respaldo a la estrategia del Gobierno en la gestión de la pandemia. «Eso es una mentira. Nosotros rechazamos esa estrategia», enfatizaron. (ACTUALIZADA)


Habló tangencialmente de errores y optó por omitir un párrafo del discurso en el que pedía disculpas por las limitaciones en la implementación de las ayudas económicas en medio de la pandemia. Por más de una hora y media, el Presidente Sebastián Piñera repasó en su penúltima Cuenta Pública las diferentes áreas en conflicto, pero no se hizo cargo de la tensión que vive la ciudadanía, destacando, como ha sido la costumbre en sus últimas intervenciones, el paquete de medidas, que incluso desde su propio sector le han recriminado por la falta de visión y tiempo.

Era sin lugar a dudas, la Cuenta Pública presidencial más compleja que debía enfrentar el Presidente Sebastián Piñera. En medio del desfonde del apoyo de su sector y entrampado en una crisis política de la que se intenta salir a través del ajuste en su comité político, el Mandatario tenía que salir a dar cuenta de su gestión en el último año marcado por el estallido social, la pandemia, y la crisis económica. Pero más que reflexionar en profundidad, como se había advertido que se iba a hacer desde La Moneda durante la mañana del viernes, prefirió hacer un repaso de logros ajenos -varios de los cuales nacieron de iniciativas del parlamento-  y que fueron aprobadas a pesar de la oposición del propio Gobierno e incluso calificadas, en su momento, de populistas.

El analista de la UDP Cristián Leporati señaló que “el Presidente ha reafirmado el ideario popular de que la elite, de derecha o izquierda, vive en otro mundo, eso se convirtió en un hecho. Claramente, el Presidente no tuvo sintonía fina, él tenía la gran oportunidad, este era el año que tenía para demostrar que era una persona con corazón, es el momento, hay una tragedia y él no apeló a eso. Estos discursos, contenidos, se construyen en equipo, este es un fracaso del Presidente y de su equipo también”.

Parte de las conclusiones que hubo, fue que finalmente se vio una Cuenta Pública como cualquier otra, como si la intención fuera hacer parecer que nada fuera de la norma estaba está sucediendo en gran parte del país; que lo que se intentó hacer fue “dar vuelta la página”, echando los problemas debajo de la alfombra. Desde el propio Chile Vamos señalaron que hubo falta de tacto, que al momento de apelar a las víctimas, tanto del estallido social, como de la pandemia y la crisis económica, no se habría sentido como una profunda reflexión, como la que se había prometido.

Si bien, el discurso del Presidente dejó “tranquilos” a parte de los personeros de oficialismo -quienes destacaron el plan de reactivación económica, los 250 mil empleos y la reforma al sistema de pensiones- los mismos reconocieron que pudo ser peor, que “no le puedes pedir peras al olmo” en términos de empatía, por lo que terminaron agradeciendo que no se “haya salido de libreto”.

El problema es que no eran pocos en su sector los que esperaban que más allá de los números o la lista de promesas para los 20 meses que restan de su Gobierno, entregara una ruta política, otra dimensión en la materia, considerando que el país no es el mismo después de octubre, pero ese anhelo se terminó diluyendo en un llamado que no ha funcionado desde que se instaló en su segundo mandato, y que fue apelar  -con imágenes de respaldo, junto a los ex Presientes Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet-  a la unidad, algo que fue considerado de poco peso real. De hecho ante la ausencia de logros propios que mostrar en su Gobierno, Piñera recurrió a sumar todos los periodos presidenciales, una vez que se recuperó la democracia, para mostrar en forma de «bloque» los avances del país.

Respecto del plebiscito del 25 de octubre, considerado por la mayoría, como la instancia capaz de encausar una frustración que cada día se hace más patente, y,  por consiguiente una salida al complejo momento que vive palacio, el Presidente Piñera le dedicó un párrafo en la mitad del discurso. No hubo énfasis en ese ítem -recalcaron- lo que se leyó como una falta de visión. Pero que se explicó en la necesidad del Gobierno de recobrar a ese tercio de votantes que implica la derecha histórica, y la cual se encuentra defraudada de la administración. “A ellos fue a quienes se les habló mayormente», destacaron analistas.

El Mandatario, si bien se refirió del anhelo de la población por un cambio en la forma de hacer las cosas, cerró aquel capítulo dando más énfasis a lo que catalogó como la “ola de violencia y vandalismo”, volviendo a la misma retórica que usado desde el estallido de octubre, en el que ha minimizado las violaciones a los derechos humanos y que han significado que más de 400 personas terminaran con pérdida de la vista, total o parcialmente.

En este sentido, hubo un reclamo público del director del Instituto Nacional de Derechos Humanos, Sergio Micco, quien señaló que “lamentamos que el Presidente de la República no haya hecho ninguna mención a las víctimas de la graves violaciones a los DDHH ocurridas a partir de octubre. Este era el momento de expresar un compromiso claro con la verdad con la justicia, con la reparación y las garantía de no repetición”.

Otro aspecto que fue comentario obligado, fue la insistencia del Presidente con tensionar la relación con el parlamento. En esta ocasión, a través de la reiteración del apelativo de populista, en referencia a cómo ha obrado el Congreso con respecto a varios proyectos de ley, principalmente apuntando a las formas en cómo se ha cambiado y busca cambiar dimensiones constitucionales a través de artículos transitorios, tal como sucedió con la iniciativa que permitió el retiro de fondo de pensiones. Esto fue considerado como una odiosidad de parte de la oposición, que reclama que aquello no se ajusta con el llamado a la unidad, y que nuevamente se caería en doble discurso.

En este sentido, el senador PPD, Guido Girardi, señaló que “tenemos toda la disposición a colaborar con el Gobierno, pero tiene que cambiar la actitud. No se puede llamar populismo al dolor de la gente, al sufrimiento de los chilenos y chilenas. Eso se llama desconexión, se llama insensibilidad y eso es lo que expresa el Gobierno cuando dice que escuchar las demandas ciudadanas es ser populista”.

Continuando en esta dinámica, el Mandatario apuntó a que «un pilar fundamental de nuestra democracia es el respeto a la Constitución, las leyes y el estado de derecho, en su forma y en su espíritu».

Quienes pudieron presenciar el discurso en vivo destacan que el Mandatario se mantuvo calmo, pero que no logró encender los ánimos entre la reducida audiencia. Que los aplausos pauteados no lograron llenar el vacío en el salón del Senado y que se le vio a varios jefes de cartera “cansados y somnolientos” durante las palabras del Presidente. La más entusiasta fue la ministra de Desarrollo Social, Karla Rubilar.

En sus redes sociales, la analista política Marta Lagos escribió que “Piñera no ha entendido aún al pueblo chileno. No lo hizo con el 18/0 que ignora en este discurso, y tampoco lo está haciendo en esta pandemia. La normalidad antes de la pandemia era el problema.  El quiere volver a esa normalidad”. A eso agregó que “estoy flabbergasted (asombrada) con esta cuenta pública. Cero visión del mundo pos pandemia, nada sobre los cambios que se están produciendo en el mundo por ello. Nada sobre la nueva época que comienza.  Es una simple lista de políticas públicas, como lo ha sido siempre”.

Molestia de la ciencia

Mientras el Presidente daba cuenta del Plan de Protección Sanitaria, en las pantallas se vio a un grupo de 40 científicos como una formar de demostrar que las medidas de gobierno contaban con la anuencia de la comunidad científica, situación que provocó una intensa molestia en el sector.

«Anoche el Presidente dijo que seguían los lineamientos de la ciencia y cuando lo hizo mostró una foto de @los40delacarta. Pero él nunca respondió a las dos cartas que le enviamos y tampoco al requerimiento del Congreso de responder a nuestra carta. Después, en la Cuenta Pública muestra foto de nuestra reunión con el ministro Paris, implicando que nosotros estaríamos de acuerdo con su estrategia sanitaria
Y eso es una mentira», sostuvo el profesor de la Universidad de Massachusetts, Gonzalo Bacigalupe.

Énfasis en lo económico

Tal como se había exigido desde Chile Vamos, el mayor énfasis en su intervención estuvo puesto en la reactivación económica, la que consideró 5 ejes enmarcados en el plan “Paso a Paso: Chile se Recupera”.

Estos consideraran la creación de empleo, apoyo a las Pymes, inversión pública, incentivo a la inversión privada, impulso a las concesiones, y un plan especial de simplificación de trámites y agilización de permisos.

En palabras del mismo Presiente Piñera, se trataría de  “un masivo y urgente programa de subsidios al empleo, que podrá beneficiar hasta 1 millón de personas y tendrá un costo cercano a los U$2.000 millones y nos permitirá avanzar con fuerza hacia la creación o recuperación del millón ochocientos mil empleos que hemos perdido, lo que será una ardua y convocante tarea”.

A este respecto se refirió el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, quien señaló que  “el desafío que tenemos por delante solo puede acometerse en un clima de unidad, en un clima de respeto, en un clima de diálogo. Y agregó que “si no somos capaces de generar puntos de encuentro en pos de apoyar a los chilenos en esta crisis, que insisto nunca hemos conocido una de este calibre, esta recuperación a la que él nos llamó, ese hará más difícil”.

Tal como señaló el Mandatario, se espera que la inversión pública en el período 2020-2022 alcance los US$34.000, y de los cuales  US$4.500 corresponderían a inversión adicional. En este aspecto, la apuesta del Gobierno es la creación de 250 mil nuevos empleos a través de las diferentes obras a los largo del país.

Más allá de los anuncios, lo que primó en su discurso fueron las omisiones, dejando en evidencia la falta de conexión entre el país real y al que le habló el Presidente. Dos realidades, que según los analistas, caminan paralelas, sin puntos comunes. Y si bien, el tono pausado de su intervención  fue considerado un punto a favor, según Leporati esa tranquilidad es buena en la medida en que transmite cercanía y empatía ante las crisis que viven los dos millones de chilenos cesantes, cosa que no ocurrió.

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