La Encuesta Social COVID-19 da cuenta de los impactos socioeconómicos que ha tenido la pandemia en las familias chilenas. Si bien la crisis ha golpeado en todos los quintiles, el efecto es aún más duro en los sectores de más bajos ingresos y los que tienen a una mujer como jefa de hogar, que siguen estando en una situación de mayor vulnerabilidad. Los resultados del estudio del Ministerio de Desarrollo Social, el PNUD y el INE indican que casi el 60% señala que han disminuido sus ingresos y cerca del 50% refiere que estos, simplemente, “no alcanzan”, cifra que aumenta desde el 16,5% previo a la pandemia. Como mecanismo de supervivencia, 40% de los hogares se endeudó, en siete de cada diez hogares de los primeros dos quintiles bajaron sus gastos en alimentación y un alto porcentaje dejó de pagar el agua o la luz. En términos de empleo, también hay cifras preocupantes, porque en 38,4% de los hogares disminuyó el número de personas ocupadas.
Un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), que refleja los estragos provocados por el COVID-19 en los hogares del país, entregó esta jornada el Ministerio de Desarrollo Social.
La Encuesta Social COVID-19, cuyo trabajo de campo se realizó durante todo el mes de julio de este año hasta el 7 de agosto, da cuenta de los impactos socioeconómicos que ha tenido la pandemia en las familias chilenas, al revelar que el 59,4% de los hogares declara haber disminuido sus ingresos totales durante la emergencia. Un 41,5% de los hogares estima que sus ingresos fueron la mitad o menos de la mitad, del nivel que tenían previo a la crisis, mientras que 3,1% declaró que los ingresos del hogar se redujeron a cero.
Asimismo, el sondeo señala que en el 48,8% de los hogares declara que su ingreso “no le alcanza” para financiar sus gastos, cifra que avanzó desde un 16,5% que estaba en similares condiciones antes de la pandemia.
Como mecanismo de supervivencia, un 40% de los hogares reconoce que se endeudó durante la pandemia, ya sea pidiendo préstamo o crédito a un banco u otra entidad financiera, a familiares, amigos, vecinos o conocidos, retiró dinero de una tarjeta de crédito o de casa comercial o usó una línea de crédito.
Además un 65,6% reconoció que ha postergado tratamientos de salud durante la emergencia y un 53,7% de los hogares señaló que redujo sus activos, a través de la venta de bienes, ahorros, arrendó o vendió propiedades.
Para ajustarse el cinturón, los hogares reconocen que han disminuido gastos en alimentación (54,6%) y la interrupción en el pago de servicios básicos como agua, gas, luz, teléfono, entre otros (44,1%).
También hay evidencias preocupantes en materia de calidad de vida, porque 19,4% enfrenta problemas de inseguridad alimentaria, y 21,4% presenta un nivel moderado o severo de ansiedad y/o depresión.
En términos de empleo, también hay cifras inquietantes, porque en el 38,4% de los hogares disminuyó el número de personas ocupadas, una cifra que supera con largueza también el desempleo nacional, que está en torno a un 13%, de acuerdo a las últimas cifras oficiales disponibles.
La falta de trabajo es más preocupante en los hogares con jefatura de hogar femenina, y los hogares de los dos quintiles más pobres son los que se encuentran en situación más vulnerable, con entre 30% y 40% de los hogares en esta situación.
Adicionalmente, la encuesta revela importantes desigualdades de género, que se han amplificado. Hombres y mujeres han dejado de trabajar en la misma proporción, pero los hombres desocupados están buscando trabajo en proporción mayor (55%) que ellas (36%). Junto a ello, la desigualdad en la carga de tareas no remuneradas dentro del hogar se ha perpetuado.
En conclusión, según advirtió la subsecretaria Alejandra Candia, “los más golpeados por la crisis son los hogares liderados por mujeres, aquellos de los quintiles más vulnerables y los con presencia de niños, niñas y adolescentes, los que enfrentan una situación más compleja en esta emergencia”.
En tanto, la ministra Karla Rubilar sostuvo que “estos resultados nos confirman que la pandemia ha afectado a todas las familias, pero nos permite mirar con detención a aquellos que están viviendo una situación más compleja y que requieren de un mayor apoyo en estos difíciles momentos”.
Por su parte, la representante residente del PNUD en Chile, Claudia Mojica, precisó que la actual crisis tendrá impactos sin precedentes en el desarrollo humano de los países, y destacó que “estos datos permitirán el diseño de respuestas para asegurar una recuperación que sea inclusiva, que no deje a nadie atrás”.
La muestra objetiva de la Encuesta Social COVID-19 correspondió a aproximadamente 4,5 mil viviendas particulares ocupadas y consideró encuestas en todas las regiones del país.