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Misma receta, mismo resultado: Gobierno no logra revertir decisión de parlamentarios oficialistas de votar a favor de un nuevo retiro de fondos de las AFP PAÍS

Misma receta, mismo resultado: Gobierno no logra revertir decisión de parlamentarios oficialistas de votar a favor de un nuevo retiro de fondos de las AFP

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Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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Ante la nueva posibilidad de que avance el proyecto que busca habilitar un segundo retiro de fondos de pensiones, La Moneda repite el mismo libreto de la primera ocasión y, por ahora, no ha puesto nada sustantivo y distinto sobre la mesa para que parlamentarios oficialistas desistan de votar a favor de la medida. Si bien desde el Ejecutivo han querido bajarle el perfil, descartando que, de aprobarse el segundo retiro, se genere el mismo terremoto político que provocó el primero, de todas formas existen recriminaciones en la interna palaciega y en Chile Vamos respecto al trato que se la ha dado a la discusión. Fuentes gubernamentales aseguraron que, si bien aún no hay claridad absoluta sobre cuántos parlamentarios oficialistas están a favor del retiro, sí se sabe que, contando a los que ya se encuentran sondeados, estos serían suficientes para propinarle una nueva derrota al Gobierno, en un tema que, sin dudas, desangra ideológicamente a la derecha en la víspera de un intenso calendario electoral.


“Esperamos que la oposición se ponga más proactiva y flexible para que, de una vez por todas, vayamos al tema de fondo: hacer una reforma que mejore definitivamente las pensiones de nuestros adultos mayores y de quienes están por jubilar. Otro retiro solo dificulta y aleja esa posibilidad”. Las palabras del vocero de Gobierno, Jaime Bellolio, reflejaron en parte la débil estrategia que La Moneda ha diseñado para contrarrestar el avance del proyecto que busca un segundo retiro de fondos desde las AFP. La intención detrás del cometido es condicionar la discusión al avance de un acuerdo por una reforma a las pensiones.

El resultado de la aprobación del primer retiro del 10% de los fondos desde las cuentas individuales de las AFP –con decisivos votos a favor de Chile Vamos en ambas cámaras– trajo como consecuencia un descalabro político sin precedentes para el Gobierno y su conglomerado, entre cuyas consecuencias se contaron renuncias a los partidos, quiebres en las bancadas y, de pasada, un golpe certero al liderazgo del Presidente Sebastián Piñera, quien se encargó de encabezar las negociaciones para que se rechazara el proyecto. Todo aquello terminó en un nuevo diseño del comité político, que tenía como primer objetivo lograr un nuevo pacto con los suyos, y así evitar que se profundizara aún más una crisis ideológica que se instaló en el sector.

Pero el fantasma se asomó nuevamente y, si bien desde el Gobierno destacaron ciertos triunfos que se han obtenido alineando a todo Chile Vamos tras la reforma migratoria por ejemplo, reconocen que con la iniciativa presentada por los diputados Karim Bianchi, René Saffirio y Pamela Jiles, se corre serio riesgo de reabrir un flanco que se pensaba superado y que toca el alma de la derecha, como lo son las AFP. El mayor temor es que con esto se vuelva a enrarecer el clima interno, lo que sería visto como un serio retroceso doctrinario en medio de las definiciones electorales.

Si bien en La Moneda aseguraron que “pase lo que pase” no existiría ninguna posibilidad de que una crisis como la ya ocurrida vuelva a repetirse, dado –aseguraron– que “el contexto es otro”, de todas formas ya fijaron posición, y esta apunta a evitar que la moción presentada alcance los ribetes de popularidad que empujaron al primer proyecto de ley. En Palacio están conscientes de que el grado de apoyo que adquirió la primera iniciativa habría sido uno de los factores principales que les impidió poder influir en el comportamiento de los suyos en las diferentes votaciones, “ni con el Presidente al frente”, agregaron.

Por este motivo es que ya se desplegaron los encargados de individualizar a los representantes de Chile Vamos que estarían por apoyar la iniciativa, para intentar convencerlos de que no sería una buena idea insistir con este tipo de respuestas para hacer frente a la crisis económica que se vive, ya que, de pasada, se les estaría dando la razón a quienes sostienen que la ayuda desplegada por La Moneda no sería suficiente, situación que –de concretarse– daría nuevamente la posibilidad a la oposición de encontrar un nuevo punto de acercamiento entre ellos.

A pesar de la preocupación que existe, la estrategia planteada desde el Ejecutivo para intentar horadar el avance de la iniciativa que se encuentra en primer trámite legislativo, ha sido calificada como “totalmente insuficiente” de parte de los parlamentarios oficialistas que podrían entregar su voto a favor y que advierten estar esperando una respuesta más contundente del Gobierno.

Dado el avance del proyecto de ley, La Moneda decidió que la estrategia será enlazar el proyecto del nuevo 10% con la discusión que se está llevando a cabo por la reforma de las pensiones. Ello, con la idea de que esto último sirva de gancho para bajar la temperatura en el debate, y así entregar una alternativa a los suyos. Desde el propio sector oficialista, sin embargo, quienes están por aprobar la iniciativa, señalaron que los plazos no calzarían, acusando una “floja” respuesta.

Pese a que los escenarios son inciertos y que el nuevo proyecto de retiro avanza sin contratiempos, no es mucho más lo que el Gobierno estaría dispuesto a poner sobre la mesa. Hasta el momento las alternativas que se han barajado apuntan a meterle mano nuevamente al canasto de ofertas, a una eventual extensión del IFE, y a visualizar la discusión sobre el financiamiento para mejorar pensiones a través del consumo. Un debate que –reconocen– se encuentra aún en pañales.

Desde el interior de Chile Vamos, como también desde algunos ministerios sectoriales, acusan que el Ejecutivo estaría repitiendo “calcado” el libreto de la primera discusión y que solo le trajo problemas y derrotas como resultado final.

El error –acusan– consiste específicamente en haber tomado palco y no haber sido capaces de entregar las suficientes herramientas a los suyos para convencerlos de desistir, poniendo sobre la mesa una iniciativa paralela que les permita explicar a su electorado por qué rechazarían la opción de sacar sus fondos, en medio de una de las mayores crisis económicas que ha vivido el país en varias décadas.

Fuentes de gubernamentales aseguraron que, si bien aún no hay claridad absoluta sobre cuántos parlamentarios oficialistas están a favor del retiro, sí se sabe que, contando a los que ya se encuentran sondeados, estos serían suficientes para propinarle una nueva derrota al Ejecutivo, en un tema que, sin dudas, desangra a la derecha.

La experiencia indica que esta misma estrategia tuvo como resultado, la última vez, a 12 diputados oficialistas votando a favor, es decir, en contra de la voluntad del Mandatario, entre ellos, 4 miembros de la UDI y 8 de Renovación Nacional, superando el quórum mínimo que los 3/5 exigían para ser despachado desde la Cámara baja.

Por ahora, oficialmente la bancada del PPD ya se comprometió a aprobar el proyecto de ley, mientras que desde el PS también se habría decidido apoyar la iniciativa. En la DC la mayoría también se mostró a favor y el resto de la oposición estaría asimismo inclinándose por aquella opción. De alinearse nuevamente toda la oposición, se necesitarían entre seis y ocho votos oficialistas, que podrían reclutarse con los descolgados.

Debido al complejo escenario, ya han surgido una serie de críticas cruzadas debido al trato que se le dio a la discusión en su primer proyecto, y que hoy jugarían en contra de las pretensiones, puesto que “fueron pavimentando” el piso para poner cuesta arriba cualquier defensa en contra del eventual segundo retiro.

Uno de los puntos en contra apunta a que la gente y los propios parlamentarios de Chile Vamos, ya habrían perdido el miedo a las consecuencias que se anunciaron insistentemente a través de una estrategia del terror que vaticinaba un desastre de proporciones, y que “finalmente no ocurrió”. En aquella reflexión, no son pocos los que recordaron las palabras del propio ministro de Economía, Lucas Palacios, quien luego de haber augurado que Chile se transformaría en un “país bananero, pobre y desigual”, una vez que se vieron los efectos positivos del retiro, se dio una vuelta de carnero y  expresó que “se está comenzando a reactivar la economía y también las expectativas, y eso es algo muy positivo, porque la economía se incluye en parte muy significativa respecto de las expectativas a futuro”.

A eso se suma –agregaron personeros del Ejecutivo– que sectores de Chile Vamos habrían “abusado” en la exposición de uno de los efectos secundarios de la aprobación del proyecto. Esto apuntaría a la consolidación del sistema de AFP y a la idea de que la mayoría de los chilenos preferiría que el alza en la cotización que se discute en la reforma de pensiones vaya preferentemente a las cuentas individuales, lo que se asume como una derrota ideológica de la oposición.

En la encuesta Criteria del mes de agosto, un 26 % se mostró a favor de que el alza de las cotizaciones vaya en su totalidad a financiar las pensiones de todos, mientras que el restante 74% se divide en un 43% para la cuenta individual de ahorros y un 31% para una repartición mixta.

Por ahora, el insumo comunicacional que la Secretaría de Comunicaciones (Secom) entregó a las diferentes reparticiones de Gobierno para defender su postura, apunta principalmente a insistir en valorar la denominada red de protección social, enumerando cada una de las iniciativas, tales como el IFE, bonos COVID, bonos clase media y créditos con garantía estatal. Y de fondo, el llamado a exponer los números que señalan que cerca de 2 millones de personas se quedaron sin ahorros previsionales, por lo que, de aprobarse el segundo retiro, esto se vería acrecentado a 4 millones.

Aunque en Palacio se confiesan y reconocen que están al tanto de que todo esto es aún insuficiente, y se mostraron conscientes de que se repite el fallido primer guión, por ahora, al no ser una iniciativa propia, apuntan a que no van a ser ellos los que apuren el debate, porque al fin y al cabo “no se acaba el mundo”.

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