El verdadero Giovanny Arévalo Álvarez apareció y reaccionó desconcertado al enterarse de que un funcionario policial ocupó su nombre para realizar «labores de inteligencia» en la población ubicada en la comuna de Peñalolén. Además, uno de los acusados de los ataques a la subcomisaría de Peñalolén, quien desde ayer está en su casa cumpliendo arresto domiciliario, relató que el policía infiltradohabría financiado la compra de bencina, lanzó bombas molotov contra los carros de la institución e incluso habría participado como líder en al menos un ataque en contra del recinto policial. Desde el Ejecutivo, poniendo el foco en que el orden público es una prioridad, el ministro del Interior, Víctor Pérez, reiteró la defensa de La Moneda al uniformado en cubierto y aseguró que las acciones de este tipo son «fundamentales para desarticular grupos violentos en el marco de una norma estricta». Expertos como la socióloga y directora de Espacio Público, Lucía Dammert, y el exfiscal Carlos Gajardo, rechazan la versión del Gobierno.
El verdadero Giovanny Arévalo Álvarez apareció tras la caída de máscara de un carabinero que estuvo infiltrado en Lo Hermida, Peñalolén, y que fue descubierto por su aparición en un programa de televisión donde aparecía suplantando su identidad para crear el personaje con el que el uniformado realizó labores de inteligencia.
El joven, oriundo de Alto Hospicio, tiene 21 años y dijo a Radio Cooperativa que lo ocurrido es «súper peligroso» para él y su familia porque, según señaló al medio radial, «pueden cometer cualquier delito, matar a una persona, quemar algo, todo con mi nombre, y después llegan a mí. ¿Y quién me salva a mí?», se pregunta.
El verdadero Giovanny relató que se enteró recién esta mañana de la situación. «Levantándome con mi mujer e hija, me llama mi hermano y me manda pantallazos», comentó el joven que trabaja como independiente, de pololitos -dice-, en la construcción y «lo que salga».
Recordemos que, según reveló un reportaje de Ciper, el policía, cuyo nombre real es Óscar Cifuentes Salgado, contaba con una cédula de identidad, con RUT, bajo el nombre de Giovany Arévalo Álvarez, amparado en la Ley de Inteligencia que permite a Carabineros solicitar ese tipo de documentos al Registro Civil. Incluso, el uniformado mantenía una CuentaRut del BancoEstado, mediante la cual depositaba dinero para ollas comunes a la organización social en la que se infiltró.
El carabinero encubierto aseguraba que había estado en la «primera línea» en Antofagasta y que quería enfrentarse «con los pacos» porque andaba «detonao». Incluso, antes de ser descubierto, el agente intentó motivar a los integrantes de una organización social para que realizaran un ataque sorpresa a la subcomisaría de Lo Hermida. Sin embargo, su historia se derrumbó luego de que una vecina concurrió a un centro médico en septiembre, y en las pantallas ubicadas en la sala de espera vio que Canal 13 promocionaba la repetición de un capítulo del programa «Contra viento y marea». El protagonista era «Giovany», pero esta vez usaba su nombre real y el uniforme de Carabineros.
La historia del carabinero infiltrado no es nueva y, según publica Interferencia, uno de los acusados de los ataques a una subcomisaría de Peñalolén, de solo 15 años, y quien desde ayer está en su casa cumpliendo arresto domiciliario, relató como “Giovany Arévalo”, el policía infiltrado, habría financiado la compra de bencina, incitaba ataques a Carabineros y asegura que lo vio lanzando bombas molotov contra los carros de la institución.
El adolescente dijo al medio que “Giovany” tuvo vínculos con todos los detenidos de la presunta asociación ilícita “AntiYuta21” e incluso el carabinero infiltrado habría funcionado como ejecutor, reclutador y financista. Incluso, habría participado como líder en al menos un ataque en contra de subcomisaría de Peñalolén.
Poniendo el foco en que el orden público es una prioridad para el Gobierno, el ministro del Interior, Víctor Pérez, reiteró la defensa de La Moneda al carabinero infiltrado en Lo Hermida.
El jefe del gabinete dijo que las acciones de inteligencia de Carabineros son «fundamentales para desarticular grupos violentos en el marco de una norma estricta».
Pérez reiteró la Ley de Inteligencia es una ley que se seguirá aplicando tanto en normas de inteligencia como en normas investigativas porque «el interés de fondo de esa legislación es que el Estado tenga procedimientos para desarticular grupos violentos». A su juicio, la operación del falso Giovanny «tuvo buen resultado incluso en esta semana».
Respecto a la denuncia del verdadero Giovanny, el secretario de Estado dijo que quien haga denuncia tiene el derecho de hacerla y se harán los trámites pertinentes. Pero, «atribuir a un servidor público, al cual el Estado lo coloca en una situación peligrosa como es infiltrarse, que va a cometer actos delincuenciales, es inapropiado», fustigó el ministro Pérez para quien la infiltración es un instrumento adecuado.
«Le quiero asegurar que quienes realizan esas acciones no comenten hechos delictivos y tienen un control muy estricto. Si alguien quiere hacer una denuncia tiene los canales para realizarlo», cerró.
Las respuestas del Gobierno no conforman a los expertos. «Todo mal», dijo en Twitter la socióloga y directora de Espacio Público, Lucía Dammert, señalando, además, que hacer inteligencia policial no es instigar a cometer delitos. «Intervenir organizaciones criminales no es formarlas o insistir en acciones violentas. Proteger tu identidad no es usar la de otra persona. Justificar es reconocer que todo vale y eso erosiona el Estado de Derecho», sentenció.
El exfiscal Carlos Gajardo también se refirió a la situación y comentó que un agente encubierto, amparado en la Ley de inteligencia, «no puede convertirse en un agente provocador que incite a otras personas a cometer delitos para luego denunciarlas y detenerlas». «Eso no está amparado por el estado de derecho», añadió el abogado en la red social.