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Segundo retiro de fondos: La Moneda navega entre la resignación y los autogoles PAÍS

Segundo retiro de fondos: La Moneda navega entre la resignación y los autogoles

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Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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Si bien en La Moneda nadie cree que una eventual aprobación del proyecto sea capaz de generar una crisis política de las proporciones que provocó el primer retiro de fondos, esto no quiere decir que no exista frustración de un sector en Palacio por cómo se enfrentó el tema. En este sentido y desde diferentes oficinas palaciegas, se acusó falta de gestión política, una nula estrategia y, como responsables, apuntaron tanto al  jefe de asesores del segundo piso, Cristián Larroulet, como al director de la Secretaría de Comunicaciones (Secom), René Cánovas.


En La Moneda están conscientes de que intentar frenar a toda costa el proyecto de un segundo retiro del 10% de las AFP, es una misión casi imposible. En parte, porque en el Gobierno no estuvieron dispuestos a efectuar una apuesta mayor en términos económicos –como se lo pidieron sus propios parlamentarios de Chile Vamos– que sea una alternativa real para la gente, y en parte, también, porque la idea de un nuevo retiro tomó vuelo propio, lo que volvió a situar a la administración piñerista en la vereda del adversario ante los ojos ciudadanos. Un factor no menor, considerando lo debilitados que quedaron en Palacio tras el plebiscito, por la división de la derecha y la nueva baja que sufrió el apoyo al Presidente, Sebastián Piñera, que quedó entre el 8 y el 13 por ciento.

Cabe recordar que la derrota que sufrió el Gobierno en la tramitación del primer retiro de fondos generó fuertes consecuencias, como un cambio de elenco en el comité político para intentar ordenar a los díscolos parlamentarios del oficialismo, que hicieron masivamente caso omiso de los llamados de su propio Mandatario y, con ello, dejaron expuesta la debilidad del liderazgo de Piñera.

Tras la decisión de no poner sobre la mesa otro paquete de ayuda económica, como un nuevo bono clase media o el haber estirado el IFE, la primera carta que trató de jugar La Moneda fue la de intentar superponer la discusión del proyecto de reforma de pensiones, llegando al punto de amenazar –lo dijo el propio ministro de Hacienda, Ignacio Briones– con retirarlo en caso de que no se detuviera la discusión de la polémica iniciativa. El resultado fue nulo.

Ante ese escenario, en la sede de Gobierno se optó por no seguir desgastándose en una misión que la mayoría entendió que no reportaría rédito alguno. Ya resignados a esa alternativa, en La Moneda se tomó la determinación de intentar encauzar de la mejor manera posible el avance del proyecto y se fijaron como meta aminorar lo más que se pueda el “daño” que –consideran– provocaría en el sistema de pensiones.

[cita tipo=»destaque»]En Palacio están conscientes de que si el número de parlamentarios oficialistas que se cuadren con el segundo retiro es muy alto, esto podría traer consigo una nueva crisis al interior de Chile Vamos y profundizar aún más las diferencias. No solo eso, ello puede repercutir en el diseño de La Moneda, que intenta evitar que se instale la idea de que el Gobierno debiese ser un mero administrador hasta marzo del 2022. “Restaría fuerzas para intentar seguir a flote”, reconocieron.[/cita]

Así, en un trabajo mancomunado entre Gobierno y oficialismo, se resolvió que –a través de un grupo de parlamentarios de Chile Vamos– se presentarían indicaciones para acotar el margen universal del retiro de fondos, lo que no les resultó del todo en la comisión de Constitución de la Cámara de Diputados y Diputadas, que ayer despachó en particular el proyecto. Independientemente del destino de las indicaciones, en las bancadas oficialistas consideraron que, con ellas, la coalición logró «ser protagonista del debate», pero la mirada en el Gobierno fue menos autocomplaciente y reconocieron que salieron «rasguñados» y «algo confundidos».

Si bien en La Moneda nadie cree que una eventual aprobación del proyecto sea capaz de generar una crisis política de las proporciones que provocó el primer retiro de fondos, esto no quiere decir que no exista frustración de un sector en Palacio por cómo se enfrentó el tema. En este sentido y desde diferentes oficinas palaciegas, se acusó falta de gestión política, una nula estrategia y, como responsables, apuntaron tanto al jefe de asesores del segundo piso, Cristián Larroulet, como al director de la Secretaría de Comunicaciones (Secom), René Cánovas.

Al interior de la sede el Ejecutivo, no son pocos los que creyeron que el tiempo que se perdió con esa maniobra que intentó entrelazar la reforma de pensiones con la discusión de un segundo retiro, fue el suficiente para hacer de la discusión actual “una bola de nieve” que no paró de crecer y que terminó por cruzar la siempre compleja línea de la presión ciudadana.

Ya en octubre, la encuesta Tú Influyes arrojó que un 85% estaba dispuesto a realizar el segundo retiro en caso de ser aprobado por el Congreso y, ante la pregunta sobre la posibilidad de que en este escenario sus cuentas de ahorro individual quedaran en cero, el 81% insistió en que de igual forma harían el retiro. Esas cifras echaron por la borda la segunda arista de la estrategia que tenía el Gobierno –que tampoco funcionó la primera vez–, que era poner sobre la mesa insistentemente los números “en frío”.

Ayer se hizo pública una nueva encuesta Tú Influyes. El número de personas dispuestas a retirar sus fondos a sabiendas que sus ahorros podrían quedar en cero, bajó del 81% al 74%, aunque el guarismo continúa siendo lo suficientemente alto como para reducir el margen de maniobra de La Moneda.

En el oficialismo agregaron que la baja del apoyo al Presidente Piñera, además, merma cualquier clase de “gran maniobra” que pudiese querer intentar el Primer Mandatario, no solo en este proyecto sino también en las futuras discusiones.

Autogoles

En La Moneda, si bien no lo hacen público, existe una mínima esperanza de poder alinear a Chile Vamos, que –de resultar– significaría que el proyecto de segundo retiro no prospere. Pero los mismos que apelan al destino, también pusieron sobre la mesa un traspié no menor y que hizo mucho ruido interno en estos días, independientemente de la obligada defensa pública desplegada.

Se trata de la solicitud que el ministro de Hacienda realizó a la Superintendencia de Pensiones, relativa a la información personal y el RUT de todas las personas que hicieron el primer retiro del 10% de sus fondos. Al igual que el autogol de la defensa del exministro del Interior, Víctor Pérez (que le costó su salida), en el Gobierno dijeron que la gestión de Briones habría generado ruido en el ambiente y propició un clima perfecto para la unidad opositora, que pidió al Consejo para la Transparencia (CPLT) y la Contraloría General que se pronuncien respecto a este tema.

El ministro vocero, Jaime Bellolio, tuvo que salir ayer a tratar de bajarle el perfil a la polémica que se desató, insistió en que está todo dentro del margen legal y que lo que exige la ley es “guardar absoluta reserva y secreto de la información (…). Si eso se incumple, no solo es una falta administrativa, sino que puede ser acusado penalmente (…). Es para hacer mejores políticas públicas”.

Pero en La Moneda saben que cometieron otro autogol al no dar una respuesta satisfactoria a los parlamentarios de Chile Vamos, cuando pidieron a La Moneda una oferta económica tangible, para ellos poder explicar a su electorado por qué rechazarían un segundo retiro de fondos, en medio de una de las mayores crisis económicas del país. Eso traería consecuencias, sinceraron.

Para que el proyecto pase de la Cámara de Diputados y Diputadas al Senado, se necesitan 3/5 de los votos, lo que implica 93 parlamentarios a favor. La oposición cuenta con 82, aunque hay que considerar a quienes se descuelgan con mayor facilidad, apuntando a algunos miembros de la bandada DC, del PR e independientes del sector.

En Palacio están conscientes de que si el número de parlamentarios oficialistas que se cuadren con el segundo retiro es muy alto, esto podría traer consigo una nueva crisis al interior de Chile Vamos y profundizar aún más las diferencias. No solo eso, ello puede repercutir en el diseño de La Moneda, que intenta evitar que se instale la idea de que el Gobierno debiese ser un mero administrador hasta marzo del 2022. “Restaría fuerzas para intentar seguir a flote”, reconocieron.

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