Existen diferentes versiones sobre el estado de avance en la negociación de la reforma al sistema de pensiones, pero sí hay coincidencia en que la oposición está dividida en este tema y, en tal contexto, se instaló la sospecha de que algunos de los suyos están conversando en forma paralela con el Gobierno. Lo que todos tienen claro es que La Moneda se juega cosas mayores con la reforma de pensiones: por un lado, blindar a las AFP para que las modificaciones no sean estructurales, a fin de mantener la esencia del sistema y, por otro, la posibilidad de que el Presidente, Sebastián Piñera, cierre su mandato asegurando que escuchó una de las demandas más sentidas de la ciudadanía, mejorar las jubilaciones, aunque sea un poco.
Más de una vez se escuchó en estos días en la Sala del Senado acusar una suerte de «cocina política» a puerta cerrada, para amarrar la anhelada reforma a las pensiones que impulsa La Moneda y, de hecho, en los pasillos del Congreso varias veces se dijo que el debate del segundo retiro de fondos de las AFP sirvió de «pantalla» para esas negociaciones. Lo cierto es que desde un inicio el Gobierno intentó ligar ambos temas, con el argumento de la dificultad de pensar en el futuro del sistema cuando estará desfinanciado, y si bien inicialmente no convenció al grueso de los parlamentarios, hoy están instaladas la sospechas al interior de la oposición respecto a que algunos de sus senadores han participado de un entendimiento paralelo, que le permitiría a la administración piñerista sacar adelante su enmienda y que el Mandatario se la anote como el hito a dejar como legado.
Existen diferentes versiones sobre el estado de avance en la negociación de la reforma al sistema de pensiones, aunque coinciden en que aún se está en un terreno “muy líquido”, que hay pocas certezas, que la oposición no se mueve de la siguiente premisa: que el 6% de cotización adicional vaya íntegro al fondo solidario.
En el Gobierno, en tanto, afirman que han intentado a través de diferentes ofertas lograr un avance, pero a sabiendas de que no cuentan con mucho que ofrecer, porque tienen al oficialismo dividido en este tema, además del poco control de La Moneda para alinear a sus huestes. Si bien no hay un documento oficial que así lo ratifique, se sabe que la última oferta de Palacio –que no tuvo eco– fue que, del 6% adicional, 4% se vaya al fondo y 2% a las cuentas individuales.
Pero más que los puntos del fondo solidario, el Gobierno se juega cosas mayores con la reforma de pensiones: por un lado, blindar a las AFP para que las modificaciones no sean estructurales, a fin de mantener la esencia del sistema y, por otro, la posibilidad de cuajar una enmienda para que el Presidente, Sebastián Piñera, pueda cerrar su mandato con la posibilidad de desplegar el discurso de haber escuchado una de las demandas más sentidas de la ciudadanía, mejorar las jubilaciones, y anotarse así el tema como el gran legado de su mandato, ya que la promesa de los «tiempos mejores» se diluyó rápidamente y el programa de Gobierno se fue al tacho de la basura con el estallido social.
[cita tipo=»destaque»]Un elemento clave en las sospechas de la «cocina» son las negociaciones paralelas –pero no a ciegas, aseguraron en la bancada de Renovación Nacional– de los senadores Francisco Chahuán (RN) y David Sandoval (UDI), que trabajan en un proyecto de reforma al sistema de pensiones, el que –aseguraron– presentarán al Gobierno en un plazo de 30 días, una vez resuelta la discusión del segundo retiro. A contrapelo de la creencia de muchos, es decir, que es la apuesta del sector más duro de la derecha, la propuesta –entre otros acápites– plantea que el 6% adicional de cotización pase directamente a solidaridad, intra e intergeneracional.[/cita]
No fueron pocos a los que les hizo sentido la frase que hace unos días pronunció la jefa de bancada de la UDI, María José Hoffmann –en entrevista con T13–, previo a la votación en el Senado del segundo retiro de fondos: “La UDI tiene que liderar la posición para que el Gobierno pueda lograr un acuerdo y podamos fundir este mal proyecto con una reforma de pensiones. Yo creo que ahí tenemos que poner la energía y obviamente que eso va a implicar ceder en nuestras posturas (…). Yo al menos estoy disponible a ceder hasta que duela y poder sacar adelante la reforma de pensiones, porque eso va a significar que automáticamente aumenten las pensiones el próximo mes, si somos capaces de sacarlo”.
En la oposición el escenario es complejo ante este tema, porque divide las aguas. Existen diferentes posturas, como, por ejemplo, los que creen que no se debería reformar el sistema de AFP en esta reforma, considerando que se reescribiría en una nueva Constitución, además de no entregarle en bandeja el punto político a Piñera. Están, asimismo, los que apuestan a que sea en el marco de esa enmienda donde se hagan los cambios estructurales al sistema y los que creen que, con algo de maquillaje, se puede salir a flote para entregar una señal a la ciudadanía.
En el contexto de esta división es que se instaló en el seno de la oposición la sospecha de la existencia de una «cocina paralela» a la discusión del segundo retiro de fondos y los nombres que se pusieron sobre la mesa como protagonistas fueron, principalmente, los de la senadora DC Carolina Goic y del PS Juan Pablo Letelier.
Es que ambos son los representantes de la oposición en la mesa donde se discute la reforma previsional con el Gobierno desde hace meses y que cuenta como integrantes fijos a sus asesores, el exministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, y Paula Benavides, además –por el lado del Ejecutivo– de los ministros de Hacienda, Ignacio Briones, y del Trabajo, María José Zaldívar. Todos ellos, según afirmaron en el Congreso, han tenido varias y seguidas reuniones esta semana por el tema de pensiones.
En primer término, había sido el senador Carlos Montes (PS) quien, en entrevista a La Tercera y consultado respecto de una eventual apertura del Gobierno para entregar íntegro el 6% al fondo solidario a cambio de frenar nuevos retiros, afirmó que “yo lo que he oído son declaraciones de parlamentarios de Chile Vamos, pero no directamente del Gobierno. Y ya tenemos experiencia con otros ministros de Hacienda de todas las tendencias políticas, de que mientras las cosas no están firmes, son frágiles. Hay falta de confianza. Ese sería el piso, pero faltan otras cosas más potentes, como una institucionalidad fuerte y otras más que no detallaré ahora”.
Más directas fueron las senadoras DC, Yasna Provoste y Ximena Rincón, quienes alertaron de las diferencias al interior del bloque. Provoste en el debate en Sala dijo esta semana que “esto es una maniobra desesperada del Gobierno de poder presentar un proyecto que más bien lo que busca es generar y amparar o blanquear una cocina de reforma previsional. No aceptaremos que hoy día, cuando ya hemos iniciado un proceso constituyente, algunos y algunas crean que pueden desarrollar entre cuatro paredes, a oscuras, a espaldas de la ciudadanía, una cocina para perpetuar, por otros cuarenta años, el sistema fracasado de administradoras de fondos de pensiones”.
Rincón, en tanto, en la discusión de las comisiones de Hacienda y Trabajo unidas, sentenció que “cualquier imaginario del Gobierno de una negociación de una por otra, es no entender que son dos temas absolutamente distintos. El Gobierno no ha puesto ninguna herramienta mejor sobre la mesa para la situación crítica que viven millones de chilenas y chilenos. Y el 10% no tiene nada que ver con la reforma de pensiones, que es estructural”.
Los emplazamientos públicos no han pasado inadvertidos. De hecho, Goic dijo que “una senadora ha repetido más de una vez la palabra ‘cocina’ y en términos peyorativos respecto de la reforma de pensiones. La verdad es que no entiendo en qué minuto en este Parlamento, donde estamos llamados a debatir, expresando nuestras legítimas diferencias, el pensar distinto se trasforma en algo que hay que descalificar; en qué minuto perdemos esa capacidad de diálogo, que es lo que pide la gente; en qué minuto la palabra ‘acuerdo’ se transforma en ‘cocina’ o es igual a ‘cocina’ en términos peyorativos (…). Quiero declarar que no tengo ningún problema en dialogar, en conversar todo lo que sea necesario para sacar adelante un acuerdo en materia de pensiones”.
En el caso del senador Letelier, en su intervención en Sala precisó que “después hablaremos de los otros temas, reforma de pensiones, de cómo terminar con las AFP que han sido abusivas y un drama para millones de chilenos, que da pensiones miserables, pero eso no es lo que hablamos ahora. Es si vamos a permitir un segundo retiro o no. El resto, maní. El resto no tiene nada que ver con lo que estamos votando hoy (…). Me abstuve en la comisión, porque quería tener la certeza que eliminaríamos todos los elementos nocivos. Lamento que no hayamos aprobado la reforma constitucional, pero no confió en el Tribunal Constitucional, hace tiempo que no confió y no tengo la disposición de dejarlo en sus manos”.
Desde La Moneda hay quienes extraoficialmente aseguraron que se habrían negociado los votos, considerando el segundo retiro de fondos con una eventual apertura del Gobierno en relación con la reforma previsional. Como contraparte, hay quienes pusieron en duda aquella opción, asegurando que ninguno de los senadores señalados tiene la capacidad de garantizar un número considerable de votos, y menos en un clima donde las aguas de la oposición están tan divididas, lo que ha generado la imposibilidad de acercamientos en el tema.
Un elemento clave en las sospechas de la «cocina» son las negociaciones paralelas –pero no a ciegas, aseguraron en la bancada de Renovación Nacional– de los senadores Francisco Chahuán (RN) y David Sandoval (UDI), que trabajan en un proyecto de reforma al sistema de pensiones, el que –aseguraron– presentarán al Gobierno en un plazo de 30 días, una vez resuelta la discusión del segundo retiro. A contrapelo de la creencia de muchos, es decir, que es la apuesta del sector más duro de la derecha, la propuesta –entre otros acápites– plantea que el 6% adicional de cotización pase directamente a solidaridad, intra e intergeneracional.
La propuesta tiene que contar con el patrocinio del Ejecutivo y, según señalaron, se encuentra en un estado de avance mayor con sectores del oficialismo y del Gobierno, tratativas de las que varios en el Senado estarían al tanto, principalmente quienes participan del chat “Ley Corta”, como José Miguel Insulza (PS), Iván Moreira (UDI), Alfonso de Urresti (PS), entre otros. Un trabajo que ha contado con la asesoría del subsecretario de Previsión Social, Pedro Pizarro (RN), cercano al senador Chahuán.
El proyecto constaría de tres pilares fundamentales: 1) terminar con las tablas de mortalidad; 2) división de la industria, por un lado, quienes se harían cargo de la recaudación de las cotizaciones y, por otro, un organismo estatal para el pago de las pensiones; y 3) aumentar la competencia, ya sea a través de una AFP estatal o un órgano público.
Ayer, tras las votaciones en la Sala del Senado, en las que el oficialismo se cuadró con La Moneda, al abstenerse de apoyar la reforma del 10% que fue despachada de la Cámara de Diputados y Diputadas, y aprobar el proyecto de segundo retiro del Gobierno, el senador Chahuán le habló directamente al Mandatario: “Esta es la última oportunidad que le queda al Presidente Piñera para sacar adelante la reforma estructural para sacar pensiones dignas y, tal como lo hizo la ex Presidenta Michelle Bachelet, al establecer un piso mínimo ético para las pensiones, el Gobierno del Presidente Piñera tiene la oportunidad histórica de sacar adelante un reforma estructural al sistema de pensiones. Tenemos poco tiempo y le pido al Gobierno que en 30 días, después de despachado y promulgado el segundo retiro del 10 por ciento, podamos ver la luz a un acuerdo. Hoy está en las manos del Presidente poder empujar con fuerza una reforma estructural, hoy es responsabilidad del Presidente empujar el acuerdo”, sostuvo.