Aun cuando Chile sigue a “años luz de Nueva Zelanda o Canadá” en materia de pueblos originarios, la académica del Instituto de Asuntos Públicos (INAP) de la Universidad de Chile, Verónica Figueroa Huencho, asegura que con la ley de escaños reservados despachada esta semana por el Congreso “estamos iniciando un cambio” y “hay que mirar el vaso medio lleno”. En lo concreto, ahora el desafío está puesto en el Servicio Electoral, a cargo de la elaboración del padrón especial para los comicios, una de las “trabas” que la derecha consiguió introducir en el proceso: “Estamos muy contra el tiempo, pero el Servel tuvo un proceso impecable en el plebiscito y esperamos que tenga ese mismo desempeño ahora”, comentó. Otra tarea es la definición de las candidaturas. La ley establece, por un lado, que los postulantes deben tener patrocinios de tres comunidades, cinco asociaciones indígenas o un cacicazgo, o bien contar con 120 firmas de personas autoidentificadas como pertenecientes a pueblos originarios. “Lo ideal es que detrás de un candidato o candidata esté el apoyo de un territorio. En definitiva, hay que ver qué va a prevalecer, si esto o las lógicas tradicionales”, añadió la experta en políticas públicas indígenas en esta edición de La Semana Política de El Mostrador.
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