Esa es la conclusión del estudio «Chile en pandemia: análisis para enfrentar una posible catástrofe en el otoño – invierno 2021», elaborado por el Subdepartamento de Investigación de la Federación Nacional de Asociaciones de Enfermeras y Enfermeros de Chile (Fenasenf). El estudio advierte que «a diferencia de los países europeos, que han presentado un rebrote de la enfermedad luego de bajar a tasas de contagios mínimos, en Chile nunca hemos logrado disminuir la incidencia por debajo, en promedio, de los 1.500 contagios diarios. A eso se suma que tenemos una letalidad comparativamente más alta, lo que nos deja en una situación muy vulnerable en esta segunda ola». En sus estimaciones, “dada la evolución de la pandemia, el actual contexto hace pensar que, durante los meses fríos de este año, el número de contagios fácilmente cuadruplicará la cifra de julio 2020”.
El país «se expone a una catástrofe sanitaria de proporciones, con un colapso del sistema sanitario inédito». Esa es la dramática advertencia, de no tomarse las medidas correctivas adecuadas, que arroja el estudio «Chile en pandemia: análisis para enfrentar una posible catástrofe en el otoño – invierno 2021», elaborado por el Subdepartamento de Investigación de la Federación Nacional de Asociaciones de Enfermeras y Enfermeros de Chile (Fenasenf).
Lo anterior, considerando que el comportamiento que Chile ha tenido es similar al de países europeos, que han aumentado entre 4 y 6 veces las cifras de contagios en la llamada segunda ola o rebrote del COVID-19.
Al respecto, la directora nacional de Fenasenf, María Toro, advirtió que «si no se cambia la estrategia, tendremos una catástrofe sanitaria con 40.000 contagiados en unos meses más».
En primer lugar, el estudio señala que «a diferencia de los países europeos, que han presentado un rebrote de la enfermedad luego de bajar a tasas de contagios mínimos, en Chile nunca hemos logrado disminuir la incidencia por debajo, en promedio, de los 1.500 contagios diarios. A eso se suma que tenemos una letalidad comparativamente más alta, lo que nos deja en una situación muy vulnerable en esta segunda ola».
Recalcan que «durante las últimas tres semanas hemos observado un aumento sostenido de los contagios, con sincronía en todas las regiones, lo cual nos acerca rápidamente a las cifras que observamos en junio-julio de 2020. El peak de contagios en Chile se produjo en invierno, y dada la evolución de la pandemia, el actual contexto hace pensar que, durante los meses fríos de este año, el número de contagios fácilmente cuadruplicará la cifra de julio 2020, pudiendo alcanzar a los 40.000 casos positivos diarios».
«Lo que está ocurriendo en el hemisferio norte, con un rebrote de la pandemia de mayor magnitud que la primera ola, corrobora que nuestro país podría enfrentar un escenario similar o peor. Llama la atención que aun cuando estamos en verano, estación que mitigaría la expansión del virus, eso no ha ocurrido», agregan.
A este escenario se suman otros factores, como el personal de salud disponible que -aseguran- es menor al 25%, «ya sea por licencias médicas, agotamiento o vacaciones aplazadas, entre otros. Además, este personal ya no tiene la misma energía física y mental que tuvo en los meses anteriores: el desgaste de los equipos de salud es dramático».
«A ello se suma que la red privada está presentando inconvenientes en la prestación de camas críticas, ya que algunas entidades, han acusado incumplimiento del Estado en los pagos correspondientes a ello. El Ministerio de Salud ha instruido a los hospitales a aumentar la capacidad de camas críticas para evitar el colapso, lo cual no resulta ser una medida eficaz, ya que agrega estrés a estos servicios, ya sobrecargados».
Bajo este panorama, la Fenasenf criticó que «las autoridades siguen con una estrategia reactiva, dando énfasis a la atención de los enfermos y NO a las medidas preventivas de contagio. En este plan, las cuarentenas dinámicas, parecieran ser la medida más eficaz considerada por el Gobierno, lo cual ha quedado demostrado que no es así».
En ese sentido, proponen un control real en las fronteras, con test PCR antes y después de la llegada al país, y con cuarentena posterior obligatoria.
También piden mantener la tasa de testeo, retomar el control de la trazabilidad y aislamiento efectivo de los contagiados y seguimiento de estos y sus contactos.
Otras medidas contemplan el trabajo en los territorios, donde cada comuna identifique a los contactos estrechos y probables para aislarlos y hacerles seguimiento. Además proponen el cierre de los perímetros comunales, es decir, que ninguna persona salga o entre a un municipio sin un permiso.
«Una vez asumido el control de la enfermedad por la comuna, será posible que esta pueda interactuar con otra comuna que haya logrado el mismo resultado. Así se ampliará el cierre perimetral al conjunto de estas comunas y, progresivamente, se podrá lograr el control del virus en toda la región, permitiendo que el cierre perimetral solo abarque a la región», precisa el estudio.