Chile ocupó el puesto 17 en el Índice de la Democracia realizado por la revista británica, siendo el segundo lugar entre los países de la región, superado solamente por Uruguay (15). Ambos están considerados dentro de la categoría de «democracias plenas” y el resto de los países de la región está dentro del grupo de «democracias imperfectas». A nivel global, The Economist remarca que las libertades democráticas han retrocedido en casi el 70% de los países del mundo en 2020, debido a las restricciones provocadas por la lucha contra la pandemia. En tanto, el puntaje de Latinoamérica cayó por quinto año consecutivo, de 6.13 en 2019, a 6.09 en 2020.
El Índice de la Democracia elaborado por la unidad de inteligencia de la revista The Economist y dado a conocer este miércoles, trajo buenas noticias para Chile. El país subió cuatro puestos en el ranking para ubicarse en el lugar 17 a nivel mundial, siendo la segunda mejor posición entre los países latinoamericanos, solo superado por Uruguay (15).
El informe destacó la «abrumadora» participación de la ciudadanía en el plebiscito del pasado 25 de octubre, en el que casi un 80% de la población votó a favor de una nueva Constitución. «Después de un dramático aumento del malestar social a fines de 2019, el gobierno chileno, encabezado por Sebastián Piñera, acordó realizar una votación sobre la modificación de la Constitución, que data de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990)», señala el estudio.
«En un referéndum celebrado el 25 de octubre, con una participación superior al promedio, los chilenos votaron abrumadoramente para cambiar la Constitución. En abril de 2021 los chilenos volverán a las urnas para elegir a los miembros de la asamblea constituyente que redactarán una nueva Carta Magna», agrega el documento.
Tanto Uruguay como Chile están considerados dentro de la categoría de «democracias plenas», misma en la que entra Costa Rica, que está en el puesto 18. El resto de los países de la región está dentro del grupo de «democracias imperfectas».
A nivel mundial, Noruega (9,81), Islandia (9,37) y Suecia (9,26) ocuparon los tres primeros lugares. Le siguen Nueva Zelanda y Canadá en el cuarto y quinto puestos respectivamente. El top ten lo completan Finlandia, Dinamarca, Irlanda, Australia y Países Bajos.
Sin embargo, el ranking elaborado por The Economist dio cuenta de que el puntaje de Latinoamérica cayó por quinto año consecutivo de 6.13 en 2019, a 6.09 en 2020, lo que se debió principalmente a las restricciones a las libertades personales producto del COVID-19.
El informe sostiene que esta caída se debe, además, al retroceso democrático que han sufrido países como El Salvador, Haití, Guatemala, Bolivia, Nicaragua y Venezuela.
«La disminución en el puntaje general de América Latina en el Índice de Democracia en los últimos años ha sido impulsado principalmente por un deterioro en dos categorías del índice: proceso electoral y pluralismo y libertades civiles: las dos categorías en las que la región supera el promedio mundial», argumenta el estudio.
Otro punto que ha ocasionado esta disminución en el puntaje de los países latinoamericanos, es el funcionamiento de sus gobiernos, el cual «ha sido pobre, ya que la región ha luchado para hacer frente a los altos niveles de corrupción y violencia. La gobernanza ineficaz ha aumentado la insatisfacción popular, socavando la confianza en las instituciones políticas».
Como punto positivo destacan que esta situación ha impulsado un aumento de la participación política, recordando las protestas sociales que ocurrieron en varios países de América Latina durante el 2019.
A nivel global, The Economist remarca que las libertades democráticas han retrocedido en casi el 70% de los países del mundo en 2020, debido a las restricciones provocadas por la lucha contra la pandemia.
«La pandemia del coronavirus ha provocado un enorme retroceso de las libertades democráticas, lo que llevó el marcador promedio del índice a mínimos históricos», según este estudio dado a conocer por la unidad de investigación del semanario británico.
El fenómeno es global y muy pronunciado en los regímenes autocráticos de África o de Oriente Medio, pero la «supresión de las libertades individuales en las democracias avanzadas fue lo más llamativo de 2020», resalta.
«El abandono voluntario de las libertades fundamentales por parte de millones de personas fue quizás uno de los hechos más notorios de este año extraordinario (…) pero no podemos concluir que el alto nivel de aceptación de las medidas de confinamiento signifique que la gente reste valor a la libertad», comentó Joan Hoey, responsable del estudio.
«Simplemente juzgaron, sobre la base de pruebas (…), que evitar muertes catastróficas justificaba una pérdida temporal de la libertad», dijo.