Además de la evidencia publicada, hubo dos brotes en iglesias de Chile en marzo del año pasado. Desde la Sociedad Chilena de Infectología reconocieron que «es bien inentendible que se pongan ciertos límites a las reuniones dentro de las familias -en que no puede haber más de cinco personas-, pero que se autoricen cultos religiosos en que puede haber más de eso, y también en espacios cerrados. No tiene mucho sentido», dijo Claudia Cortés, vicepresidenta de la entidad.
Este fin de semana el ministro de la Secretaría General de Gobierno, Jaime Bellolio, defendió la decisión del Gobierno de autorizar cultos religiosos en zonas que estén en Fase 2 del plan Paso a Paso. Con un máximo de 10 personas en lugares cerrados y 20 en lugares abiertos. «La libertad de culto es parte de la esencia de las constituciones en todas partes del mundo y eso es algo que es relevante también sobre todo cuando viene un mes en que es Semana Santa, no solo para los católicos, sino que es para las personas de la fe”, dijo el vocero de Gobierno.
El ministro a modo de prueba agregó que “no he visto ningún paper científico que diga que eso (el contagio) pasa en las misas o en otros ritos religiosos”, afirmó al programa de CNN, ‘Tolerancia Cero’.
Sin embargo, hay evidencia científica de que en las reuniones con motivos religiosos sí hay contagio. Una de ellas es una guía de la OMS publicada recientemente. “Se han notificado brotes en restaurantes, ensayos de coros, clases de gimnasia, clubes nocturnos, oficinas y lugares de culto en los se han reunido personas, con frecuencia en lugares interiores abarrotados en los que se suele hablar en voz alta, gritar, resoplar o cantar”, dice el instructivo que consigna en parte Radio Bío Bío.
Además un estudio citado en la revista Nature informa en el mismo sentido. “Los esfuerzos para el control de enfermedades deben centrarse en el rastreo rápido y la cuarentena de los contactos confirmados, junto con la implementación de políticas de distanciamiento físico que incluyan cierres o medidas de capacidad reducida dirigidas a entornos sociales de alto riesgo como bares, bodas, sitios religiosos y restaurantes para prevenir la ocurrencia de una superpropagación”.
La prueba también está en Chile. A partir de lo ocurrido en marzo del año pasado, cuando se notificaron brotes de COVID luego de cultos religiosos en iglesias de Osorno y San Pedro de La Paz.
Paralelamente, Claudia Cortés, médica y vicepresidenta de la Sociedad Chilena de Infectología (SOCHINF), cuestionó la medida del Gobierno. «Es bien inentendible que se pongan ciertos límites a las reuniones dentro de las familias -en que no puede haber más de cinco personas-, pero que se autoricen cultos religiosos en que puede haber más de eso, y también en espacios cerrados. No tiene mucho sentido», dijo a Radio Cooperativa.
Ayer la presidenta del Colmed, Izkia Siches, pidió «coherencia», a través de su cuenta de Twitter. «Es necesario lograr coherencia en el #PlanPasoaPaso para que nos haga sentido a todos y todas desde lo productivo, lo religioso y las libertades individuales. Si quieres que respeten las normas… debes hacer normas respetables», escribió.