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La entidad que encabeza la histórica exasesora de Sebastián Piñera, María Luisa Brahm, está a la espera del anunciado requerimiento del Gobierno contra el tercer retiro de 10%. Pero esta vez lo hace en un escenario de fuerte convulsión interna, marcado por las acusaciones de maltrato y acoso laboral contra la titular del tribunal y el controvertido allanamiento de la PDI en las dependencias del edificio institucional. El Gobierno está poniendo todas sus fichas en un tribunal que “ha ofrecido el peor espectáculo de su historia”, que se encuentra “completamente desacreditado y, politizado”, y que está a cargo de María Luisa Brahm, quien “va a ser recordada como una de las peores presidencias que ha tenido nunca”, advirtió Javier Couso, abogado constitucionalista de la UDP, en El Mostrador en La Clave.
El escenario de crisis que azota al Tribunal Constitucional es un factor fundamental a tomar en cuenta, considerando que el Gobierno nuevamente apuesta a poner sus fichas en esta entidad para frenar los proyectos de tercer retiro del 10% de los fondos de pensiones que se tramitan en el Congreso.
La entidad que encabeza la histórica exasesora de Sebastián Piñera, María Luisa Brahm, está sacudida por conflictos internos porque la pelea de los bandos al interior de la entidad ha ido escalando con acusaciones de maltrato y acoso laboral contra la titular del tribunal, el controvertido allanamiento de la PDI en las dependencias del edificio ubicado en Huérfanos 1234, y Brahm acusando “conspiraciones” en su contra.
El tema fue analizado en El Mostrador en La Clave, donde Javier Couso, abogado constitucionalista de la Universidad Diego Portales, advirtió que “estamos hablando del peor espectáculo que haya ofrecido, a mi memoria” el TC, un organismo que a su juicio “está completamente desacreditado y, politizado”.
Es ante esta entidad que el Gobierno nuevamente pretende recurrir. Y no se trata solamente del tercer retiro del 10%, porque La Moneda también ha amenazado con reserva de constitucionalidad frente a otros proyectos que se tramitan en el Congreso, como el royalty minero o el “Impuesto a los Súper ricos”, una iniciativa que afecta especialmente al Presidente Piñera, considerando que el Mandatario es una de las cuatro mayores fortunas del país, según lo ratificó esta semana el ranking de Forbes.
“Siempre va a jugar un rol político el Tribunal Constitucional”, y muchas veces va a “taponear” proyectos que incomoden al Gobierno, complementa José Ignacio Núñez, profesor de derecho constitucional de la U. Central.
Según el académico, con el 10% y el Impuesto a los Súper Ricos, “no hay que ser un vidente para darse cuenta que hay un listado de proyectos que se va a tramitar durante estos últimos meses del ejercicio del Congreso” y esto nuevamente va a derivar en el TC donde “durante mucho tiempo hemos vivido bajo la fantasía bajo la apariencia o nos hemos tapado los ojos pensando que el Tribunal Constitucional solamente desarrolla una labor jurídica, y eso no es cierto”.
En este escenario, clave es la figura de María Luisa Brahm quien en diciembre pasado logró inclinar la balanza a favor del Gobierno en su requerimiento contra el segundo retiro del 10%, luego de un empate a 5 entre los ministros del pleno.
Esta frágil ventaja es otro argumento para desincentivar al Gobierno recurrir al tribunal, como lo advirtió ayer el candidato presidencial RN Mario Desbordes también tocó otro punto clave y en tono de advertencia alertó a La Moneda que la carta del TC no es cien por ciento segura para sus intereses. “La otra vez se empató a 5, no están tan seguros de ganar. ¿Para qué van a hacer eso?”, se preguntó.
De acuerdo a Couso, estamos en un momento en que el TC “perdió el decoro” y “creo que María Luisa Brahm va a ser recordada como una de las peores presidencias que ha tenido nunca el Tribunal Constitucional”.
“Esto tiene precedentes, porque a 6 meses de ser nominada integrante del Tribunal, es decir 6 meses después de haber salido del Segundo Piso, Brahm se reunió para una reunión de estrategia electoral con su ex jefe Sebastián Piñera en julio agosto 2014. Entonces yo mandé una carta a El Mercurio diciendo que en ningún país sensato una integrante del Tribunal Constitucional se juntaría con un candidato presidencial para trabajar estrategias electorales y puede volver a sentarse al Tribunal Constitucional”.
“Y ese precedente fue seguido por una falta de una mínima capacidad de recusarse, de abstenerse, en casos en que ella tuviera conflictos de interés. Acá es demasiado evidente de que estamos hablando de alguien que estuvo en la “cocina política” del Presidente Piñera en su primer Gobierno, que trabajó en estrategias electorales mientras era integrante del TC el 2014 y ahora es la llave para detener proyectos fundamentales para el país”, añadió.
Es más, Brahm está en una situación delicada, porque por el sumario por acoso laboral y hostigamiento en curso, “podría ser suspendida en tanto a presidenta, pero no como ministra”. Sin embargo, es muy probable que la tendencia política con quien la reemplace no cambie mayormente, admite Couso.
En este escenario, los expertos sostienen que la viabilidad del TC también queda en entredicho, aludiendo a la redacción de la nueva Carta Magna, labor de la futura Convención Constitucional.
Con las polémicas dentro del TC y los efectos en su credibilidad, “puede correr peligro la existencia de un Tribunal Constitucional en el futuro”, advirtió en el mismo programa José Ignacio Núñez.
“Si no se logra esos dos tercios (en la Convención Constitucional), simplemente el Tribunal Constitucional no va a alcanzar a ser repuesto en una nueva Constitución” y podría ser reemplazado por otro organismo, añade Couso.
