La iniciativa requería de tres quintos para ser aprobada, es decir, cerca de 93 diputados o diputadas. Y la cifra se superó holgadamente –pese al rechazo de parte de la derecha–, al obtener 105 votos a favor, 33 en contra y 9 abstenciones. Durante el debate, hubo continuas alusiones a la baja participación registrada en la segunda vuelta de gobernadores regionales del pasado domingo, donde ni siquiera se llegó al 20% y un mea culpa por el cambio al voto voluntario implementado por el mismo Congreso. Desde la derecha, el diputado de la UDI, Guillermo Ramírez, planteó que “cambiar el voto obligatorio a tan pocas semanas de la elección presidencial y parlamentaria me parece que no corresponde”, mientras la oposición puso el foco también en la necesidad de avanzar en otras medidas que acompañen el proceso, como el transporte gratuito el día de elecciones, habilitar más locales de votación, georreferenciación del padrón para que los electores cumplan el deber cívico en recintos cerca de sus domicilios, e incluso el voto a distancia [ACTUALIZADA]
En un debate claramente marcado por la paupérrima participación que registró la segunda vuelta de gobernadores regionales este domingo, que llegó a apenas al 19% del padrón electoral, la Cámara de Diputadas y Diputados aprobó este martes, en particular, una reforma constitucional que restablece el voto obligatorio en las elecciones populares, por lo que el proyecto pasa al Senado para su tramitación.
La iniciativa requería de tres quintos para ser aprobada, es decir, cerca de 93 diputados o diputadas. Y la cifra se superó holgadamente –pese al rechazo de parte de la derecha–, al obtener 105 votos a favor, 33 en contra y 9 abstenciones.
El proyecto contemplaba excepciones para el voto obligatorio, como para los adultos mayores de 75 años, personas en situación de discapacidad o dependencia y los ciudadanos extranjeros avecindados en Chile, pero fueron rechazadas, salvo la referida a los chilenos con residencia en el extranjero.
Así fue la votación:
La reforma agrega un nuevo artículo transitorio que especifica que la citada obligatoriedad del voto regirá al momento de modificarse la ley orgánica constitucional respectiva. Lo anterior implica que la nueva norma solo podrá implementarse una vez que se efectúen los ajustes necesarios en las Leyes Orgánicas Constitucionales atingentes a este tema, como pueden ser la de Votaciones Populares y Escrutinios y de Inscripciones Electorales y Servicio Electoral, de modo de regular, por ejemplo, cómo es que este mecanismo se usará, cuáles serán las sanciones aplicables para infractoras e infractores, cómo funcionará el sistema de inscripción y qué incentivos se podrán generar, entre otras varias materias que pueden ser ahí abordadas.
En contra de la iniciativa votaron: Jorge Alessandri (UDI); Pedro Álvarez-Salamanca (UDI); Sandra Amar; Nino Baltolu (UDI); Sergio Bobadilla (UDI); Álvaro Carter; Juan Antonio Coloma (UDI); Luciano Cruz-Coke (Evópoli), Juan Fuenzalida (UDI); Sergio Gahona (UDI); Ramón Galleguillos (RN); René Manuel García (RN); Javier Hernández (UDI); María José Hoffmann (UDI); Harry Jurgensen (RN); Javier Macaya (UDI); Cristian Labbé (UDI); Miguel Mellado (RN); Celso Morales (UDI); Nicolás Noman (UDI); Iván Norambuena (UDI); Luis Pardo (RN); Diego Paulsen (RN); Guillermo Ramírez (UDI); Jorge Rathgeb (RN); Rolando Rentería (UDI); Tomás Fuentes (RN); Gustavo Sanhueza (UDI); Sebastián Torrealba (RN); Renzo Trisotti (UDI); Osvaldo Urrutia (UDI); Enrique van Rysselberghe (UDI); y Gastón von Mühlenbrock (UDI).
Los diputados que se abstuvieron fueron: José Miguel Castro (RN); Ramón Barros (UDI); Sofía Cid (RN); Joaquín Lavín (UDI); Ignacio Urrutia (Partido Republicano); Leopolodo Pérez y Cristóbal Urruticoechea (RN).
Durante el debate, hubo un mea culpa por el cambio al voto voluntario implementado por el mismo Congreso. Según el diputado DC Matías Walker, “fue un error la reforma de voto voluntario, porque hoy los adultos mayores están votando menos, y los habitantes de localidades rurales”.
En tanto, el jefe de bancada del PS, diputado Marcelo Schilling, planteó que esta es una buena oportunidad para corregir los errores del pasado. «Eliminar el voto obligatorio fue un error que nunca debimos haber cometido y no tenemos a quién atribuírselo. Es verdad que fue animado por buenas intenciones, porque lo que queríamos era la inscripción automática, para incrementar la participación de los ciudadanos en la generación de sus autoridades», indicó.
Sin embargo, el parlamentario PS agregó que «la condición de la derecha para aprobar la inscripción automática nos impuso como condición la aprobación del voto voluntario. Nosotros accedimos y el resultado fue que no se incrementó la participación. Incluso, tuvo un descenso importantísimo».
En tanto, el diputado de la UDI, Guillermo Ramírez, planteó que “cambiar el voto obligatorio a tan pocas semanas de la elección presidencial y parlamentaria me parece que no corresponde».
“Todos sabemos que en este momento se está legislando solo para las elecciones que vienen este 2021 porque para las elecciones que vengan después nosotros vamos a estar sujetos a lo que determine la Convención Constitucional. Es decir, estamos cambiando las reglas para un proceso electoral que ya partió”, añadió.
Por último, Ramírez indicó que “nosotros quisiéramos que más gente participara y creemos que la razón de la baja participación tiene que ver también con que nosotros no hemos sido capaces de convocar, de entregar proyectos seductores. Nos parece que obligar a las personas a votar es perder la oportunidad de la autocrítica que nos podemos hacer como clase política”.
En respuesta, la diputada DC Johanna Pérez, impulsora de la moción de voto obligatorio, destacó que en este proyecto “no hay cálculo político”, sino que “Chile necesita reforzar su democracia».
En tanto, desde Nuevo Trato y el Partido Liberal remarcaron la necesidad de que se contemple, por ejemplo, la posibilidad de desinscribirse, como planteó la diputada Natalia Castillo. Mientras, otros parlamentarios apuntaron que se debe avanzar en otras medidas que acompañen el proceso, como el transporte gratuito el día de elecciones, habilitar más locales de votación, georreferenciación del padrón para que los electores cumplan el deber cívico en recintos cerca de sus domicilios, e incluso el voto a distancia.
Desde la izquierda, la diputada de Comunes, Camila Rojas, puso el foco en que “el voto voluntario no solo disminuyó la participación electoral, también hizo que quienes votan en comunas más ricas participen más que quienes votan en comunas pobres”.
“No es el único factor, pero el voto obligatorio puede corregir ese sesgo de clase”, indicó la parlamentaria por San Antonio, mientras la diputada RD Marcela Sandoval señaló que el “voto voluntario alentó relaciones clientelares entre electores y políticos”, por lo que el voto obligatorio viene a “equiparar la cancha”.
El diputado Schilling recalcó que «la decadencia de la participación ciudadana en elecciones es evidente y se ha convertido en un peligro para la estabilidad de las instituciones, que son las que protegen nuestras libertades y garantías individuales, que es la esencia de la democracia».
En cuanto a los estímulos para elevar la participación, el diputado Schilling sostuvo que «si de verdad el Estado de Chile quiere hacer partícipes a los ciudadanos en la conducción del país, tiene que darles las facilidades para que esto ocurra», concluyó.