Este sábado RN se juega su próxima línea política y posicionamiento, en medio de un escenario totalmente adverso para el oficialismo, luego de cuatro derrotas consecutivas en cuatro elecciones. Entre más se acercan los comicios entre el proyecto de la derecha social, que encabeza Mario Desbordes, y la lista conservadora que busca reinstalar a la derecha tradicional en el poder, a través del senador Francisco Chahuán, la contienda ha dejado ver lo más bajo de los enfrentamientos políticos, la guerra sucia, en donde Desbordes ha sido atacado con duros insultos por personas que rechazan su liderazgo, incluso colgando imágenes de pornografía en conversatorios encabezados por el abanderado presidencial de Renovación Nacional, con el único propósito de hacer fracasar dichas reuniones. Los dos bandos difieren en lo más profundo de sus diagnósticos. Así, mientras el sector duro acusa a Desbordes de los malos resultados electorales, en el desbordismo contraatacan afirmando que esa mirada, precisamente, con la que evaden observar y atender al país real, es la que ha salido derrotada en las últimas elecciones, por su insistencia «en impulsar una derecha anacrónica, capaz de reutilizar viejas prácticas reprochables, como la guerra sucia, para esconder su incapacidad de afrontar los desafíos del Chile de hoy».
“Esto superó todos los límites de lo aceptable” y “estamos en una guerra sucia”, son parte de los comentarios que desde hace un tiempo a la fecha se vienen escuchando en la interna de Renovación Nacional (RN), precisamente desde el momento en que el sector conservador decidió ir con todo por la dirección del partido, luego que Mario Desbordes confirmara que encabezaría la lista de continuidad.
Acusaciones de boicot, interrupción de conversatorios con imágenes pornos, querellas y denuncias por doquier, han marcado la campaña que este sábado 19 de junio llega a su fin, cuando los militantes de RN decidan qué tipo de partido es el que quieren de ahí en adelante. Dos proyectos son los que están en juego. Por un lado, la dirección que apunta a crecer hacia el centro, la denominada derecha social, encabezada por Desbordes. Y, por otro lado, el sector más conservador, encabezado por Francisco Chahuán, que tiene como meta lograr una mayor identificación con la derecha más tradicional, la derecha dura.
Ambas listas difieren en el diagnóstico en lo más profundo. Mientras desde la lista encabezada por Chahuán se culpa al abanderado de su partido de “izquierdizar” la tienda y que por esa razón RN sufrió sendas derrotas en los comicios de alcaldes, concejales y gobernadores regionales, desde la lista de Desbordes contraatacan afirmando que esa mirada, precisamente, con la que evaden observar y atender al país real, la del el sector del Rechazo, es la que ha salido derrotada en las cuatro últimas elecciones.
Con miras a la definición del próximo sábado, la lista opositora han intentado instalar el clivaje respecto de una derecha que defienda “la libertad y la democracia sin complejos”, versus quienes se “entregaron a la izquierda”. Es el propio senador por la Quinta Región el que, para hacerse de la bandera del electorado más tradicional del sector, ha buscado superponer el discurso del blanco y negro, merced al riesgo que implica –según él– que en la elección presidencial se precipite un “tsunami rojo de izquierda”.
Apenas conocidos los resultados del domingo recién pasado, y que dejaron a Chile Vamos con un solo gobernador entre las dieciséis regiones, personeros de la lista encabezada por el senador Chahuán salieron en masa a culpar con nombre y apellido a Mario Desbordes de lo sucedido. El senador llamó a quienes hoy dirigen los vientos de RN a asumir sus «responsabilidades políticas», acusándolos de conducir erróneamente al sector. Al mismo tiempo, el diputado Tomás Fuentes acusó públicamente a Desbordes como el resultado de anteponer un proyecto personal por sobre el colectivo. «¡Mario Desbordes terminó destruyendo a Renovación Nacional!”, sostuvo.
Aquel mensaje provocó una discusión de alto calibre en el chat de la directiva, donde el propio Desbordes respondió, señalando que “cuando uno cree que no se puede caer más bajo, Tomás Fuentes se logra superar a sí mismo. Producto de la miseria humana que representan tú y tu amo”, aludiendo a la cercanía que tiene con el canciller Andrés Allamand.
Consultados militantes de ambos sectores, estos dan por seguro que este sábado, fuera de los cargos en disputa, lo que estaría realmente en juego es “el riesgo de la fractura definitiva” de RN. Y esto guarda directa relación con el nivel de “odiosidad” que, desde hace más de un año, se ha ido incubando en la interna, y que comenzó con el intento del extimonel Carlos Larraín de retomar las riendas de la colectividad, sin ningún éxito. Los diagnósticos apuntan a la imposibilidad que ven en ciertos personeros, tanto de un lado como del otro, de trabajar para el contrincante.
De todas formas, analistas recuerdan que esta no sería la primera vez que ocurra una división en la tienda con sede en avenida Antonio Varas. De hecho, bajo el mandato de Carlos Larraín, cuatro diputados renunciaron a RN, formando el ya extinto Amplitud.
Desde el sector desbordista acusaron que sus rivales, lejos de llevar a cabo un debate con perspectiva de futuro, «han insistido en impulsar una derecha anacrónica, capaz de reutilizar viejas prácticas reprochables, como la guerra sucia, para esconder su incapacidad de afrontar los desafíos del Chile de hoy».
En este contexto, desde la derecha social denunciaron el boicoit que sufrieron durante un conversatorio vía Zoom, que sostenía Mario Desbordes con militantes a lo largo del país. Según el relato de los hechos, el martes 14 de junio, en medio de la interacción, uno de los participantes –a quien acusan que responde al sector de la oposición al actual timonel– habría abierto el link de la sesión de Zoom a todo público, permitiendo que medio centenar de personas ajenas a la conversación ingresaran a la reunión. Estas personas partieron emitiendo duros insultos contra Desbordes y epítetos de diverso calibre contra la actual directiva del partido. La agresividad de estas personas llegó a tal nivel, que empezaron a colgar imágenes pornográficas y gestos obscenos que obligaron a los organizadores a dejar el enlace para volver a la discusión desde otro link. Pero la nueva dirección fue otra vez filtrada y la situación se repitió, viéndose frustrada definitivamente la cita.
Desde el desbordismo anunciaron tener en su poder una planilla Excel, firmada por un miembro de la lista opositora, en que el se que enumeran día por día todos los eventos de boicot que llevarían a cabo en la última semana de campaña. Entre las maniobras se cuenta un llamado a cuestionar la falta de locales de votaciones –situación que efectivamente se llevó a cabo–; acusar problemas de transparencia; y una serie de funas y amedrentamientos en las afueras de la sede del partido, junto a la proyección de un video en el que acusarían falta de transparencia. Todo esto, además de las más de diez reclamaciones que ingresaron al Tribunal Supremo de la colectividad, donde, entre otras cosas, se cuestionaba la legitimidad de Mario Desbordes para encabezar la lista.
A diferencia de las últimas elecciones, la instancia electoral se llevará a cabo con un padrón depurado, que dejó al partido con poco más de treinta mil militantes. A eso se suma una renovación de cerca del 70 por ciento de los consejeros regionales, los que con anterioridad le habían entregado una serie de triunfos al sector de Desbordes, ya sea para ungirlo como candidato presidencial o para mantenerlo al mando de la tienda, previo a su renuncia para ingresar al gabinete como ministro de Defensa.
De esta manera, y con el nivel de tensión que se ha provocado, al sábado se llega con un mayor nivel de incertidumbre. Pero, al igual que en años anteriores, la apuesta fuerte de la lista de continuidad está en el conocimiento que tiene el exministro de la interna del partido –de la «maquinaria», como también se le conoce–, con la cual ha trabajado codo a codo desde que ingresó como secretario general de Carlos Larraín el año 2010.
Y si bien hay quienes creen que la fatiga electoral provocada por el alto número de elecciones –desde el 25 de octubre a la fecha– va a traer aparejada una baja participación, están también quienes apuestan a que la polarización en estas instancias arrastraría consigo un fenómeno movilizador.
De esta forma, la Región Metropolitana se convierte en el botín más preciado, ya que, de no ganar Mario Desbordes, “se podrían complicar” sus posibilidades de encabezar el partido y, con ello, mantener viva la derecha social. Los otros bolsones de votos son La Araucanía, que estaría volcada a la oposición, considerando que allá lideran personeros del talante del exintendente Luis Mayol, el senador José García Ruminot, el diputado Jorge Rathgeb y el presidente de la Cámara, Diego Paulsen, quien el lunes pasado le endosó su apoyo al candidato presidencial independiente, Sebastián Sichel.
La Región de Valparaíso debiera ser de Francisco Chahúan, aunque se ha instalado fuertemente la duda, luego que perdiese la última presidencia regional, tras haber anunciado el congelamiento de su militancia días previos a la competencia por ser erigido como abanderado del partido.
Por otra parte está la Región de O’Higgins, por la cual es diputado Diego Schalper, quien corre en la lista como secretario general. Pero acá también existen suspicacias, puesto que, en la última elección de alcaldes, los candidatos que apoyó Schalper no tuvieron los resultados esperados.
Los demás bolsones de votos son El Maule y Coquimbo.
No cabe duda que la suerte que corra el abanderado RN en las elecciones internas del partido tendrá un efecto determinante en las primarias presidenciales de Chile Vamos, que se llevarán a cabo el 19 de julio.
Una ventaja importante podría generar un impulso en el ánimo de los militantes menos asiduos a ir a votar. Ahora si, por el contrario, un triunfo se da con escaso margen, este se trasformaría en una dificultad mayor, pudiendo provocar incluso el desfonde hacia la candidatura de Sebastián Sichel. De lo que no hay dudas es respecto a que, si llegase a perder, su aspiración presidencial se vería esfumada en el acto.
Pese a los malos resultados de Desbordes en las encuestas presidenciales, para la gente de su comando se podría dar una sorpresa a su favor en virtud a tres factores. El primero, que –como ha sido la tónica de los sondeos en las últimas elecciones– estos fallen. La otra cuerda de la que se sujetan en su equipo de trabajo es la del voto “no medido” de centroderecha y de centro, como señalaron, considerando que la Democracia Cristiana no participa de las primarias legales en esta ocasión.
Por último, la sensación con la que se quedan en el trabajo en terreno, respecto a lo cual aseguraron que, a diferencia de los demás candidatos, a Mario Desbordes se le recibe con afecto y no con funas como a los precandidatos presidenciales.
En relación con la participación ciudadana esperable para esta instancia, el experto electoral Axel Callís señaló que “para la próxima jornada de primarias, uno debería esperar que Chile Vamos no convocara menos de 800 mil o 900 mil personas, en base a sus propios números”.
Lo anterior, considerando los datos que la anteceden y que hablan de que el 2017, cuando el candidato Sebastián Piñera era el favorito, lograron movilizar un poco menos de un millón y medio de participantes. Así como en el año 2013, cuando competían Andrés Allamand y Pablo Longueira –aunque en este caso con el favoritismo en manos de la entonces candidata Michelle Bachelet–, cuando el hoy oficialismo convocó a cerca de 800 mil electores.