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Empantanados, confundidos y con una marca depreciada: el estado en que quedó la UDI tras el triunfo de Sichel PAÍS

Empantanados, confundidos y con una marca depreciada: el estado en que quedó la UDI tras el triunfo de Sichel

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Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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Sin un diagnóstico claro de cómo permanecer vigentes de aquí hasta las elecciones de noviembre, en la UDI las recriminaciones corren de lado y lado, en medio de un escenario al cual no están acostumbrados a transitar: en el segundo plano, al alero de un líder de alma DC y sin posibilidades de instalar su bandera en la derecha tradicional. Mientras que algunos bregan por aumentar su influencia en el equipo de campaña del candidato presidencial Sebastián Sichel, otros asumieron que lo mejor que se puede hacer es “submarinearse” y dejarse arrastrar por el único personaje capaz de competir por La Moneda. La apuesta mas fuerte por ahora, es volver a tener la plantilla más grande de representantes en el parlamento de su sector y de esa manera recuperar su “hegemonía”.


“El nivel de confusión está a la vista”, aseguraron militantes gremialistas en referencia al estado de shock en que habría quedado la UDI luego de la inesperada y voluminosa derrota de su candidato, Joaquín Lavín, en manos del independiente y ex DC, Sebastián Sichel. Las constantes palabras de apoyo del presidente de la tienda, Javier Macaya, con el ahora candidato presidencial del bloque, chocan de frente con el mensaje que ha intentado instalar la secretaria general del partido, María José Hoffmann, y que representaría a parte de su sector, que si bien entienden que hay que cambiar el enfoque, no se sienten cómodos bajo el alero del ex ministro de Desarrollo Social.

Sin ir más lejos, apenas consumada la victoria de Sichel, y a través de sus redes sociales, la diputada señaló que había que “evaluar” el apoyo a su figura, argumentando que ella votaba por “candidatos de derecha”. Luego, en entrevista con El Mercurio el lunes 26 de julio, la misma parlamentaria profundizó sus dichos señalando que “en la UDI tenemos la más profunda convicción de que nuestra sintonía con él (Sebastián Sichel) no está radicada en temas políticos, sino que principalmente en su sintonía con la clase media”.

De esta manera quedó en evidencia la incomodidad y confusión que se vive en estos días al interior de la tienda con sede en avenida Suecia, y que, luego de las Primarias, quedó empantanada no sólo ideológicamente, sino que además, obligada a pasar a un segundo plano, posición de la que no están acostumbrados a transitar.

El viraje obligado hacia el centro, que tomó Chile Vamos, dejó a la UDI en el último de los vagones de una apuesta que los obliga a bajar parte de sus banderas, cambiar el estilo confrontacional, y con las líneas cortadas para hablarle a su electorado, esto luego de la determinación que los obligó a tener que ceder en su intento por ir en lista parlamentaria conjunta con el Partido Republicano. De esta manera, la única gran apuesta, que se tiene hasta el momento, es lograr un muy buen resultado en las elecciones parlamentarias, y una vez consumada la elección presidencial, “establecer una línea equidistante entre Sebastián Sichel y José Antonio Kast”.

Por ahora, la única manera que tienen de comunicarse públicamente con su electorado más fiel, es a través de los candidatos al parlamento. Este es “el único canal” a través del cual podrán instalar las banderas que eviten el desvanecimiento de su marca. Una marca que varios parlamentarios de la tienda reconocieron como “depreciada”, y que habría quedado en evidencia con el apoyo sin tapujos que el propio Sichel obtuvo de militantes gremialistas.

Personeros tanto a favor como en contra de la actual mesa directiva reconocieron que el partido al día de hoy está en una carecería de “identidad, propuesta y relato”. A lo más, agregaron, está el concepto de libertad que se logró instalar, y a través del cual presionaron al gobierno para abrir la actividad y movimiento de las personas en medio de la pandemia, una estrategia homologada a la impulsada por el Partido Popular de España, y que terminó por darle buenos réditos electorales. La defensa al emprendimiento y la protección del mundo privado, bandera señera de su sector, “ya no nos diferencia de nadie”, explicaron.

En este contexto recordaron cuando en el año 2013 Pablo Longueira instaló el concepto de “centro social”, “al menos había algo de qué agarrarse”, fundamentaron. Las mismas fuentes -señalaron resignadas- que el diagnóstico que han tratado de instalar como la gran lectura que se ha hecho de los nuevos tiempos fue el de “la integración social”, que, sin embargo, nunca logró la profundidad necesaria para hacer de ello una bandera indentitaria, sino “más bien un mero slogan”.

Por ahora, y previo a entrar de lleno a la estructuración del comando y trabajo de campaña, el gran objetivo autoimpuesto es el de hacerse de la “hegemonía” del sector en el parlamento, volver a tener la bancada parlamentaria más robusta, apuntaron. Una tarea que no les será fácil, considerando el ímpetu de la nueva directiva de Renovación Nacional, que tiene como piso seguir siendo el partido con mayor número de representantes en todas los estamentos. Dos metas que chocan de frente.

Hasta el momento sigue en discusión cuánto espacio cederá cada partido a los nombres que Sebastián Sichel vaya a poner sobre la mesa para competir en noviembre, un trabajo colectivo al que no se está acostumbrado, porque si bien el ex ministro es el que debería marcar las pautas, el monopolio de espacios para competir sigue estando en manos de los partidos de Chile Vamos.

Cómo sobrevivir amarrados de pies y manos 

Esa es la gran pregunta que ronda hoy en el gremialismo, por ahora no ha existido un diagnóstico general ni tampoco una resolución institucional, sino más bien reflexiones entre diferentes grupos al interior de la tienda.

Hasta el momento, lo que se ha visto es el intento por mimetizarse con el envión anímico que significó para el sector el arrastre que logró Sebastián Sichel, que bajo su fórmula del discurso de independiente, de no estar amarrado a los partidos y lejano a las postura de la derecha más extrema, logró revitalizar un sector que llegó al día de las primarias “con respirador artificial”, pero que salió renovada con el millón trescientos mil votos que lograron.

De esta manera, señalaron, el discurso que se ha intentado instalar respecto de que no existen muchas diferencias con su programa, o que las que existen no son realmente profundas, evidencian la estrategia de último tiempo para no desaparecer del mapa, y por el contrario, hacer parecer que siempre se estuvo más o menos en línea con lo que buscaba la ciudadanía. Pero “son manotazos de ahogado”, indicó un diputado del partido, acusando la falta de reflexión interna que ha existido en la mesa directiva.

Lo que sí tienen claro varios en la tienda, es que los cortafuegos que ha insistido en instalar el candidato presidencial respecto de la participación y exposición de la marca de los partidos políticos en el resto de la campaña, es una estrategia que no van a dejar pasar “tal como está pensada”. Por ahora, lo que se les ha entregado es la participación en diferentes comisiones programáticas, y condicionados a figuras jóvenes y que no arrastren con la carga del partido en su historial.

Y si bien aseguran que no han querido friccionar el ambiente aun, de todas formas se va a presionar por un mayor protagonismo, para alcanzar “posiciones de mayor poder y de toma de decisiones”, aseguraron. De todas formas están al tanto de que el resultado electoral del 18 de julio los dejó con muy poca muñeca para negociar.

Pero por contraparte, apuntaron a que esta carrera en su última estación requiere de todos los recursos a disposición, y el despliegue territorial que tienen los partidos “por muy vapuleado que haya quedado”, sería un arma de la que no se puede prescindir.

Específicamente la UDI, apuesta a poner su condición de dique, respecto de un eventual desangramiento electoral por la derecha, como herramienta de negociación, “Sichel sabe que nos necesita, lo otro es discurso”, con miras a la apuesta del Partido Republicano de hacerse del voto duro del sector.

Por ahora, en el partido más allá de los bandos identificables, como lo son quienes están detrás del liderazgo de la senadora Jaqueline van Rysselberghe, y quienes están del lado de la directiva, han aparecido también los más pragmáticos, que están dispuestos a seguir según la tendencia hacia el centro que dictó el electorado del sector, y que van a seguir defendiendo a la derecha más tradicional a través de guiños, o definitivamente, negocios bajo la mesa con el sector que lidera José Antonio Kast.

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