El estudio del Observatorio de Política y Redes Sociales de la Universidad Central – que midió el consumo de información política desde el 2011 al 2019 – dio cuenta de que quienes más acceden a estos contenidos son personas de niveles socioeconómicos mayores. Los hombres y las personas de mayor edad son quienes optan preferentemente por medios tradicionales, como la televisión y la prensa escrita, mientras que los jóvenes se inclinan por las redes sociales. En las plataformas digitales casi no existe una brecha de género, según los datos. «Tanto en la prensa como en la televisión, son los hombres los que consumen mayor información política que las mujeres, mientras que en el caso de las redes sociales lo que ocurre es que no hay diferencias de género, y eso es bastante interesante», dijo Matías Gómez, uno de los investigadores, quien además identificó algunos factores, como el tiempo, menor en niveles socioeconómicos más bajos y en mujeres, y el costo de acceso de algunos medios que funcionan vía suscripción, como diarios y canales de TV cable.
El estudio que se titula «Brechas individuales en el consumo de información política en la televisión, prensa y redes sociales en Chile (2011 – 2019)», del Observatorio de Política y Redes Sociales de la Universidad Central, detalla las diferencias de género, etarias y de nivel socioeconómico que existen a la hora de consumir información política, en la última década, en base a la pregunta: ¿cuáles son las brechas sociodemográficas, socioeconómicas y motivacionales en el consumo de información política en los últimos 10 años?
El estudio, de los investigadores Matías Gómez y Felipe González, plantea la importancia del consumo de información política en la participación ciudadana en ese espacio, donde existen diferencias y brechas que pueden incidir en la participación e interés en temas políticos de las personas. «La literatura ha mostrado de manera consistente que el consumo de información en los medios tiene un impacto positivo sobre la participación política, que incluye participación en campañas y manifestaciones, pertenencia a movimientos sociales, y distintos tipos de activismo. Un punto crítico que se deriva de esto es que el acceso a la información sobre asuntos públicos no es igual para toda la población, condicionando la participación política a las brechas de consumo de información política existentes», dice el documento.
El análisis se realizó en base a datos provenientes de las Encuestas del Centro de Estudios Públicos (CEP), entre el 2011 y el 2019, con una muestra de 12.720 casos. Entre los principales resultados está que «los medios tradicionales de comunicación (televisión y prensa) presentaron diferencias de género sustantivas entre en el periodo analizado, mientras que la esfera digital anula las diferencias entre hombres y mujeres».
A eso se suma la diferencia generacional, donde las personas de mayor edad prefieren acceder a información política a través de la televisión, mientras que los más jóvenes lo hacen a través de las redes sociales. También, que «las personas con mayor escolaridad consumen más información sobre temas políticos que las personas con menor escolaridad, generando un problema por cuanto los grupos menos educados quedan excluidos del acontecer sobre asuntos políticos».
Finalmente, la investigación deja en evidencia que quienes tienen una posición política declarada consumen más información sobre el tema que quienes no toman partido en los espacios más clásicos de la política, de manera transversal en los distintos soportes de información. Además, «se observa una relación recíproca en el consumo entre los tres medios analizados, de manera que el consumir un medio aumenta la probabilidad de consumir otro».
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Los factores que influyen.
Según uno de los investigadores, el sociólogo y profesor asistente de la Escuela de Gobierno y Comunicación de la Universidad Central, Matías Gómez, el caso del mayor uso de redes sociales por parte de los jóvenes se explica por el componente etario que tiene en sí el uso de tecnologías y la forma de socialización de las personas.
En el caso del nivel socioeconómico, sostuvo que es preocupante que quienes consumen más información política sean quienes tienen mejor situación de ingresos, porque significaría que tienen más espacio para incorporar sus intereses en la esfera política. «Esto es a mi juicio un poco preocupante porque da cuenta de que existiría una especie de estratificación del consumo de la información política, lo que a la larga hace que los sectores más educados, que tienden a asociarse con sectores socioeconómicos más altos, tengan, por una parte, mayor información, pero por otra tengan como consecuencia mayor participación política. Eso tiene una serie de consecuencias, como que si es que participan más, sus intereses se ven más reflejados en los asuntos políticos en general», añadió.
Según el investigador, esto además se sustenta, según la literatura existente, en el mayor tiempo libre que tienen las personas de mayor nivel socioeconómico para realizar otras actividades, como consumir información política. «Por otra parte, está el hecho de que para poder consumir información política se requiere de herramientas y de medios para poder acceder a ella. Por ejemplo, los diarios, sea en su versión digital o impresa, tienen un costo en general por acceder. Lo mismo con el uso de internet y de las redes sociales. En Chile hay hartos datos que señalan que los hogares de menores ingresos tienen menores conexiones a internet que los de mayores ingresos, y eso, a la larga, repercute en la posibilidad de acceder a la información», detalló.
Respecto a la brecha de género que se da en medios tradicionales, planteó que esto se puede explicar también por el tiempo disponible, donde en general las mujeres tienen una mayor carga laboral, en sus trabajos y en tareas domésticas, lo que podría reducir sus opciones para poder participar de espacios políticos.
«Esto es preocupante, es algo que hay que entender, trabajar y en lo posible resolver, a través de distintas maneras. El caso de las redes sociales es interesante, porque ahí la información política que se presenta no tiene diferencias de género en su consumo, y eso puede tener harto que ver con las movilizaciones que han surgido durante la última década, principalmente el liderazgo en mujeres. Con eso no me refiero solamente a las movilizaciones feministas sino que también a otro tipo de movilizaciones, como medioambientales, estudiantiles y otras expresiones ciudadanas que se organizan en el espacio digital para llevar sus demandas», dijo el investigador, Matías Gómez.
¿El rol del Estado?
Para el sociólogo Matías Gómez, uno de los autores del estudio, el tema se puede abordar en varias dimensiones, siendo un primer paso la educación cívica en los colegios, enfocada en la importancia de estar bien informado para participar de los espacios políticos, y enseñar a utilizar los distintos medios disponibles para identificar información verdadera frente a información falsa.
«Enseñar en las escuelas la necesidad de estar bien informados e informadas y de participar en los distintos procesos políticos, no solamente, en mi opinión personal, en aspectos institucionales, sino que también en no institucionales. Por ejemplo, la organización de manifestaciones es algo que hoy en día en Chile ha permitido que más personas se motiven políticamente», subrayó.
Pero además, enfatizó que «deben existir mayores esfuerzos por abaratar los costos del acceso a los medios de comunicación. Si bien la tele es uno de los medios más utilizados en Chile para informarse sobre aspectos políticos, la oferta noticiosa y política en la televisión pública es bastante acotada, y si se quiere acceder a mayor información es necesario contar con dinero para pagar la suscripción al tv cable. Lo mismo pasa con los diarios, y lo mismo pasa con el internet. En Chile, existen muchas zonas no urbanas, que carecen de conexión a internet para conectarse con la situación política actual», concluyó.