El secretario general de Revolución Democrática marcó distancia con la candidata a diputada del PC Florencia Lagos, quien dijo que ojalá nos transformáramos en Cuba y Venezuela. Además, fustigó que se hable de la opción de Gabriel Boric como un extremo. «El mote de extremo me parece muy oportunista, porque lo que nosotros estamos proponiendo es un país normal». Sobre el futuro de Apruebo Dignidad, el candidato a senador sostuvo que «los límites no son para siempre, es probable que incluso para la discusión de segunda vuelta tengamos que tener ese debate». «Si bien siempre hay dificultades, que son propias de los proyectos políticos distintos, porque nuestro proyecto como Frente Amplio y Revolución Democrática es distinto al proyecto del Partido Comunista, nos hemos puesto de acuerdo en un conjunto de transformaciones, y creemos que ambas coaliciones son importantes para Chile y eso es lo que estamos empujando de manera muy leal y muy firme».
Durante el último mes, el candidato de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, ha debido sortear diversas polémicas, que en su mayoría han venido desde dentro, desde su mismo sector. A las distancias que debió marcar con una declaración firmada por representantes del PC –que incluso tuvo una quitada de piso por parte de militantes comunistas–, se suman otros flancos, como la denuncia de acoso realizada por una integrante del FA y la polémica que generaron los dichos del secretario general de RD, Sebastián Depolo, quien dijo en El Mercurio que iban a meterle «inestabilidad al país».
«Errores no forzados» para algunos en el bloque, y que para el mismo Depolo tuvo un costo para el proyecto político de Apruebo Dignidad, que resiente. De todos modos, subrayó que «es real» que «los cambios generan algún nivel de incertidumbre», pero que la inestabilidad máxima es seguir como estamos o volver atrás. Además, acusó un aprovechamiento por parte de sectores del oficialismo.
En entrevista con El Mostrador, Sebastián Depolo abordó también lo que está en juego en noviembre y la relación con el PC.
-Ya han pasado varios días desde estos dichos que planteó en una entrevista en El Mercurio, hablando de cierta inestabilidad que podría significar un eventual Gobierno de Gabriel Boric. Pasados varios días, ¿cómo lo ve? ¿Hace algún mea culpa?
-Fue una cuña desafortunada, yo la corregí. Igual yo resiento el costo que significó para el proyecto, pero no es más que eso, es un error mío que fue aprovechado y magnificado por todos aquellos que no quieren hacer cambios en Chile. Esto fue bastante patético, o sea, hasta el Presidente de la República terminó tuiteando historias con esto, y creo que lo que en realidad tenemos que procesar es que si uno lee mi entrevista completa, o lee mis otras declaraciones que he tenido históricamente, como dirigente de Frente Amplio y Apruebo Dignidad hoy día, el sentido de nuestro programa es hacernos cargo de la actual crisis que vive el país.
Llevamos más de 2 años en crisis, o sea, se cumplen 2 años del estallido social, y yo siento que hay una porción de la opinión pública en particular muy interesada en que estos cambios no ocurran, es decir, en no darle salida a la crisis y a las cosas que llevaron a la crisis: un modelo que excluye, un modelo que privatiza, un modelo que violenta, y eso terminó en un estallido social. Entonces, mi sensación es que para salir de la crisis, tenemos que hacer transformaciones profundas. Esas transformaciones profundas son las que demanda el 80% de la ciudadanía que votó apruebo, la mayoría de gente que votó por candidatos de transformación en la Convención Constitucional.
Para tener una nueva estabilidad, por decirlo así, en Chile, necesitamos hacer transformaciones profundas. Estas transformaciones profundas están en el programa de Apruebo Dignidad. Son cuatro reformas, que han sido muy bien pensadas, muy abiertas a críticas. Estamos abiertos a mejorarlas, sobre todo pensando en producir una mayoría que las empujen, pero necesitamos hacernos cargo de la salud, de las pensiones, de la educación, de los tributos, de la desigualdad, y nuestro programa junto a Gabriel se hace cargo de las razones que están en el trasfondo de la crisis social, política y económica que vivimos ya hace 2 años
-Pero la palabra la mencionó. ¿Por qué eligió esa palabra y qué quería transmitir?
-Lo que quería decir –y que no resultó decirlo así y lo dije mal, y por eso lo reconozco mi error y rectifiqué– es que para eso uno tiene que tener mayorías sociales y políticas de acuerdo, para poder producir esas transformaciones. Tenemos una experiencia reciente que no fue muy exitosa, que fue la experiencia de la Nueva Mayoría. Ellos propusieron algunos cambios, sin embargo, no fueron capaces de planificarlos bien, plantearlos bien y tener el respaldo ciudadano.
Nosotros estamos convencidos de que las transformaciones que estamos empujando con el programa de Gabriel y Apruebo Dignidad van al trasfondo de la crisis social en la que estamos, porque son la demanda por un mejor Estado, con un Estado más garante, más protector y que nadie se queda abajo. Entonces, lo que yo quería decir era que esas transformaciones necesitan estar bien pensadas, tener mayorías, ser rápidamente procesadas, porque sabemos que generan incertidumbre. La incertidumbre que viven todas las familias de millones de chilenos y chilenas en el actual modelo, es mucho mayor a la que unas reformas como las que nosotros estamos empujando debieran producir. Pero por eso tienen que ser bien comunicadas, bien diseñadas, debatidas y ampliamente consensuadas. Eso es lo que nosotros esperamos. Yo creo que, claro, me cortaron en la mitad. Que en el fondo los cambios generan algún nivel de incertidumbre, eso es real, pero hoy día la inestabilidad máxima es seguir como estamos o volver atrás, volver atrás a un modelo que privatiza más, a un modelo que individualiza más, que estigmatiza más, que discrimina más, que para mí es la candidatura de José Antonio Kast.
-Se ha dicho que estas son las elecciones más polarizadas e inciertas en cuanto a resultados. ¿Qué tanta certeza da el programa de Gabriel Boric? ¿Qué tan alejado de los conceptos de nacionalización y expropiación, por ejemplo? También se le atribuye ser la cara visible del PC.
-Al revés, nosotros lo que queremos es entregar cosas, pero para poder entregar cosas, necesitamos, por ejemplo, más gasto fiscal, y para poder tener más gasto fiscal hemos preparado una reforma tributaria, porque no vamos a gastar más erario fiscal si es que no hay recursos permanentes, o sea, a gastos permanentes –que son mejores derechos en pensiones, en educación, en vivienda–, necesitamos ingresos permanentes y esos ingresos tienen que venir de aquellos que no han aportado lo suficiente, y creemos que esas son las empresas y las máximas riquezas en el país.
El mote de «extremo» me parece muy oportunista, porque lo que nosotros estamos proponiendo es un país normal, o sea, un país donde la educación pública es la mayoría, donde hay un sistema de salud público fortalecido, donde no hay un descreme por la capacidad financiera de las familias en torno a la calidad de los servicios prestaciones que se reciben, que nosotros creemos que es el piso mínimo de dignidad. Ese piso mínimo de dignidad necesita financiamiento y hemos sido súper responsables en plantear una reforma tributaria que lo pueda financiar. Entonces, yo siento que hoy día el extremo es o mantenernos como estamos, es decir, seguir en esta crisis profundizada, donde Piñera nos va a entregar un país muy fracturado socialmente, con mucha tensión social y necesitamos salir de esa tensión social. Vamos a salir de esa tensión social haciéndonos cargo de las demandas por derechos sociales, pero también por las de participación.
Nosotros estamos proponiendo, y eso es así, transformaciones profundas, pero bien pensadas, que no están 100% cerradas, que estamos disponibles a discutirlas con otros, a debatirlas con otros. Por la misma razón, convocamos a este Comité Económico Académico Asesor, para que nos pimponeen, para que nos muestren evidencia internacional de cómo se pueden hacer. Pero aquí el extremo es quedarse como estamos o volver a las políticas de los 80.
Cuando uno mira el programa, que ahora bajaron de la página web, de José Antonio Kast, ahí hay un retroceso fundamental en derechos, en calidad y capacidad del Estado, en tributación y en libertades democráticas. O sea, se está proponiendo volver a la detención por sospecha en lugares no habilitados, en lugares que no son ni los cuarteles policiales, ni los tribunales de justicia, ni las cárceles. Está proponiendo eliminar el Ministerio de la Mujer, hay una política discriminatoria respecto a las mujeres, si es que están casadas o no están casadas, es decir, es un retroceso cultural, económico y político brutal a los peores años de los últimos 40 años en Chile, que son los años de la dictadura. Para mí el extremo es intentar ponerse una venda en los ojos y no ver que estamos montados en una crisis y que esa crisis necesita resolución, y que esa resolución hoy día creo que firmemente solo la puede hacer el programa de transformaciones de Gabriel Boric y Apruebo Dignidad.
-¿Y usted comparte lo que dijo la candidata a diputada de Apruebo Dignidad, Florencia Lagos (PC), quien dijo que ojalá nos transformáramos en Cuba y Venezuela, porque estaríamos mejor?
-Para mí está totalmente equivocada, lo que necesitamos son transformaciones sociales, un horizonte de derechos garantizados, pero una democracia plena, y lo que no hay en Cuba y lo que no hay en Venezuela es una democracia plena. Por eso yo le pongo también el componente de participación. Nosotros necesitamos que la gente sienta que la política sirve para algo. Cuando uno hace campaña en terreno, en el puerta a puerta, en la feria, en las juntas de vecinos, la gente tiene razonablemente una desconfianza de la política, porque se siente fuera del juego político, siente que solo la invitan a votar cada cuatro años, y que después se olvidan de ella. Y eso tiene que ver con la calidad de nuestra democracia, el proceso constituyente en Chile está siendo una oportunidad única, de un nuevo Chile, tiene esta característica de que cada cierto tiempo produce fenómenos institucionales, y sale de las dificultades institucionales con innovaciones políticas. Esto fue la elección de Salvador Allende en la Unidad Popular, la transición a la democracia a través del plebiscito, y esto hoy día yo creo que es la transición a futuro con la Convención Constituyente y un programa de transformaciones que se haga cargo de la crisis en la que estamos.
Yo no comparto para nada los dichos de Florencia, creo que se equivoca, creo que es una visión muy reduccionista de qué es un horizonte democrático y yo por lo menos en lo personal no comparto nada sus dichos.
-Las elecciones de este año -presidenciales, parlamentarias y de Cores- son quizás las más relevantes del último tiempo, porque además deberá acompañar el proceso constituyente. A su juicio, ¿qué es lo que se juega, en términos políticos y también sociales, este 21 de noviembre?
-Se juega cómo salimos de la crisis. Hay dos respuestas. Los estallidos sociales, generan mucho movimiento en la sociedad, por algo es un estallido, generan tensión, incertidumbre, en algunos casos las emociones, lo hemos visto en los estudios que hay, emociones de esperanza, de miedo, confianza, desconfianza, creo que esos son los clivajes en los cuales esta lección se da. Pero de lo que se va a tratar el 21 de noviembre es sobre dos salidas a la crisis: una salida transformadora que representamos nosotros con Apruebo Dignidad, y una salida conservadora que, a mi juicio, la representa José Antonio Kast, y toda la derecha que se ha estado plegando.
Son dos visiones distintas, una que intenta negar está crisis, como si no hubiera existido, como si no hubiera habido un millón y medio de personas marchando pacíficamente, como si no hubiera habido movilizaciones por distintos temas o un proceso constituyente. Necesitamos un Gobierno y un Congreso que respalden el proceso constituyente y no que lo ataquen, y yo veo en la candidatura de Kast que va a tener como principal adversario los cambios se van a proponer en la Conversión Constitucional, porque en la CC ya existen las mayorías para producir un nuevo Estado Social de Derecho, mucho más respeto al medio ambiente, una democracia paritaria y feminista. Pero necesitamos un Gobierno que implemente algunos cambios, porque el horizonte de la Convención termina en julio. Vamos a tener dos o tres años todavía de ajuste entre el actual orden de cosas y el siguiente plan de cosas. Desde Apruebo Dignidad, lo que garantizamos es un Congreso y un Gobierno que garantice el parto del futuro que está haciendo la CC.
-Usted va como candidato a senador en la Región Metropolitana, donde hay varios nombres conocidos. ¿Cuáles son sus principales propuestas y por qué las personas que viven en la Región Metropolitana deberían confiar en que usted va a responder sus inquietudes?
-El Senado lamentablemente se ha transformado en el tapón de los cambios sociales que la ciudadanía demandó. El 2017 ya me tocó ser jefe de campaña de Beatriz Sánchez y logramos un único corazón bien importante a la Cámara de Diputados, mas no en el Senado. Solamente en el Senado tenemos un senador, que es Juan Ignacio Latorre, entonces queremos ir a acompañar a Juan Ignacio para abrir las puertas del Senado a las transformaciones.
Mis materias en particular, que yo he intentado relevar, es una nueva mirada a la seguridad ciudadana. Cuando uno recorre los barrios la gente lo que más te habla es de inseguridad ciudadana. Entonces hay algo de nuestras políticas que están profundamente fracasadas, porque han tenido un populismo penal, o sea, lo único que hace el Gobierno es mandar proyectos de ley para aumentar las penas, la policía es ineficaz en el combate de la delincuencia, las políticas de prevención del delito son verdaderamente un chiste, terminaban haciendo rondas donde el Presidente de la República salía en la noche con Carabineros, que no produce ningún efecto. Una de las cosas que hay que hacer es la separación del Ministerio del Interior de un nuevo Ministerio de Seguridad Pública. Necesitamos una especialización que hoy día no está en las policías, al contrario.
Tenemos una policía deslegitimada, con mandos corruptos, violadores de DDHH, e ineficaces en el combate del delito. Entonces, es un cóctel perfecto para que la gente sienta mucha inseguridad, y en esa inseguridad es donde hoy día está calando fuertemente el discurso del miedo que está empujando José Antonio Kast y la derecha. Nosotros como izquierda tenemos que hacernos cargo de que es una demanda, una necesidad real y que existen soluciones distintas a las que hemos intentado durante muchos años en Chile para enfrentar la inseguridad en las poblaciones, en los barrios. No hay calidad de vida donde la gente dice “tengo que encerrarme en mi casa a las 6 de la tarde, porque de ahí solo hay balas locas, fuegos artificiales, calles tomadas por las bandas de narcotráfico”. Creo que desde la izquierda tenemos que ser capaces de proponer una solución concreta, real, firme, pero respetuosa de los DDHH.
-¿Qué nota le pones a la relación con el PC?
-Yo creo que Apruebo Dignidad es una coalición que tiene poco tiempo de surgimiento, pero que hemos podido salvar hartas diferencias. De a poco se ha construido mucha confianza, mucha sintonía. Cuando uno ve el programa, tenemos un programa muy unitario y queremos proyectar a Apruebo Dignidad como está configurada hoy y eventualmente ampliar a Apruebo Dignidad como la coalición transformadora de los últimos años en Chile. Así que, si bien siempre hay dificultades, que son propias de los proyectos políticos distintos, porque nuestro proyecto como Frente Amplio y Revolución Democrática es distinto al proyecto del Partido Comunista, nos hemos puesto de acuerdo en un conjunto de transformaciones, y creemos que ambas coaliciones son importantes para Chile y eso es lo que estamos empujando de manera muy leal y muy firme.
Los límites no son para siempre, es probable que incluso para la discusión de segunda vuelta tengamos que tener ese debate, nosotros estamos disponibles a conversar con todos quienes empujen estas transformaciones y que estén disponibles a sumarse a transformaciones, aunque tengamos diferencias en otras cosas. Apruebo Dignidad creo que llegó para quedarse un buen tiempo, primero como un pacto electoral y ahora como coalición política en ciernes, y si tenemos desafío de gobernar, que esperamos tenerlo, poder ofrecerle a Chile un programa de transformaciones como no se ha visto en los últimos 30 años.