Si bien el proceso constituyente ya dio luces de un nuevo ciclo político, las elecciones presidenciales y las parlamentarias le pusieron la lápida al binominal en los poderes constituidos, según analistas. Se cumplieron las proyecciones de las encuestas, posicionando en el balotaje a las candidaturas antípodas de esta elección. Pero, además, la votación no despreciable de Franco Parisi capitalizó el voto de castigo a los partidos tradicionales y el desmarque de la dualidad derecha-izquierda. Dato relevante es que José Antonio Kast logró crecer por sobre la votación que obtuvo la derecha en las urnas en la primaria, mientras que Gabriel Boric disminuyó los votos obtenidos como bloque en esa instancia. En la centroizquierda dicen que el abanderado de Apruebo Dignidad deberá ajustar su discurso para convocar a los indecisos. En estos dos Chile, el del estallido, que representa Boric, y el del contraestallido, que representa Kast, el proyecto de una nueva Carta Magna queda fuertemente tensionado por el lado derecho, donde el acuerdo por cambiar la Constitución de Pinochet corre peligro.
Las encuestas esta vez no fallaron. La segunda vuelta presidencial llevará al ring dos visiones diferentes de país, las miradas quizás más opuestas de esta elección, lo que podría polarizar todavía más el escenario, con la ausencia del centro.
Si bien en Apruebo Dignidad asumían este escenario de balotaje con José Antonio Kast, lo cierto es que las esperanzas estaban puestas en que fuera Gabriel Boric quien pasara con más votos a la segunda parte de este proceso. Hasta el cierre de esta edición, Kast superaba en 2,6% a Boric, no logrando el diputado llegar al 30% de las votaciones ni tampoco su proyecto transformador, que tendría mayor sintonía con las demandas levantadas el 18 de octubre del 2019.
De hecho, en una revisión rápida, Kast consiguió superar los votos de la primaria de Chile Vamos, mientras que Boric bajó el rendimiento de lo que obtuvo Apruebo Dignidad en su primaria.
La lectura transversal en los sectores políticos es que la segunda vuelta estará más polarizada y que lo que está en juego es trascendental, y va más allá del que gobierne: si se viabiliza o no el proceso constituyente, uno de los procesos más relevantes de los últimos años, para terminar o no con la Constitución gestada en dictadura, y que podría generarle roces con un sector de la derecha.
Esto, porque J. A. Kast ha dado muestras de que, en un eventual Gobierno suyo, la nueva Constitución podría peligrar. Si bien ha dicho que si sale una buena propuesta de la Convención Constitucional (CC) la apoyaría, también ha sido enfático en señalar que «si el proyecto es malo y yo salgo electo Presidente, claramente trabajaré por que en el plebiscito de salida gane el Rechazo», opción que promovió también para el plebiscito de entrada.
Su postura ha sido de constante crítica a la Convención y en tal sentido incluso sostuvo que el trabajo realizado por la instancia los hace augurar un mal resultado. Hizo eco de polémicas como las noticias falsas respecto a la exclusión del concepto República de Chile.
Por otro lado, Apruebo Dignidad ha transmitido que dará todas las garantías para que se viabilice la nueva Carta Magna y que el nuevo Gobierno se adecue a las nuevas normas, considerando además que dicho bloque logró una buena elección de constituyentes, en especial el Frente Amplio, que consiguió instalar cierta hegemonía dentro de la CC. Por eso es que consideran que un exitoso proceso constituyente también tendrá efectos positivos en el bloque.
Otra de las aristas es que muchos ven que una de las grandes pruebas que tendrán ambos candidatos será la de convocar al centro, y en especial a ese desconocido mundo de los votantes de Franco Parisi. Pero esta fractura política en dos, que enfrentará dos caras de Chile, está acompañada también de una fragmentación territorial que evidenciaron los votos.
Así lo planteó, por ejemplo, el analista Tomás Duval, quien sostuvo que «vamos a quedar en un país tremendamente dividido, con dos proyectos muy distintos. Pero también dividido territorialmente, y esa es una cuestión tremenda. Parisi gana en el norte de Chile, Boric en los centros urbanos y Kast en la zona sur. Es una cuestión muy nueva para nosotros, pero yo lo encuentro un fenómeno muy interesante».
Y si bien el fenómeno es nuevo, no sorprendió, puesto que desde diversos sectores políticos concordaron en que el candidato del Frente Social Cristiano logró capitalizar el voto de la Macrozona Sur con este manejo del concepto del orden, la no violencia y la militarización de la zona, y también parte del norte, con su discurso relativo a la migración irregular.
Para el director de la Escuela de Gobierno y Comunicación de la Universidad Central, Marco Moreno, «no es solo una polarización derecha-izquierda, sino que es también afectiva». A su juicio, Kast «logró entender esta suerte de contraestallido que hay en el país, en un sector de la población que mira con preocupación lo que pasó con el estallido social. Él capta este clima y lo convierte en un relato, de nosotros contra ellos». «Él aprieta las teclas del miedo a la inseguridad, el miedo a los migrantes y eso le da cierto rendimiento electoral», agregó Moreno, quien consideró que, por el otro lado, Boric no logró hacer esa lectura.
Con todo, los analistas coincidieron en que las votaciones en el proceso electoral dieron cuenta de un cambio de ciclo político, donde los dos conglomerados tradicionales salieron de la «primera línea» de la política (Chile Vamos y la ex Concertación), dando paso a nuevos espacios políticos, como el Partido Republicano, Apruebo Dignidad e, incluso, el Partido de la Gente.
«Si uno juzga por el resultado y el desempeño que tuvo Nuevo Pacto Social y la votación que saca Yasna Provoste, uno podría deducir esta idea de que hay un desplome de las coaliciones tradicionales», puntualizó Moreno, y añadió que «lo que termina de morir es el binominal. Las candidaturas de Kast y Parisi terminan de romper la lógica que tuvo Chile en los últimos 30 años».
Franco Parisi nunca llegó a Chile, tampoco votó. Fue el candidato a distancia y por eso no muchos le tenían fe, a pesar de que en la elección pasada superó el 10%. Si bien no adelantó por mucho al candidato Sebastián Sichel –poco menos de 10 mil votos–, se quedó con el tercer puesto, poniendo incertidumbre también sobre cómo actuarán sus votantes en segunda vuelta: si apoyarán a Kast, a Boric o no votarán.
«La votación de Parisi hay que leerla como un voto de castigo a la política», enfatizó el analista político Marco Moreno, quien además hizo hincapié en que influyó también el mal desempeño de la oposición.
En el resto de las fuerzas políticas consideraron que se trata de un voto antipartidos, contra el establishment, de personas que buscan desmarcarse de la política tradicional, y de distanciarse de la lógica de la derecha y la izquierda, lo que ha sido el gran gancho de Parisi para con sus adherentes. Este bolsón de votos es el que podría marcar el rumbo de la segunda vuelta, ante la incertidumbre sobre cómo es el votante de Parisi, cómo actuaría en el balotaje y si –también en el Congreso– tenderá puentes con la derecha o la izquierda.
Tanto Kast como Boric, de hecho, incluyeron en sus alocuciones de cierre a estos votantes, invitándolos a ser parte de su electorado en segunda vuelta. En el caso de Kast, no titubeó en convocar a todos los sectores políticos. Durante su campaña esa convocatoria estuvo marcada por el concepto del anticomunismo.
En el caso de Boric, también hizo una convocatoria abierta, sin embargo, en la Democracia Cristiana no fueron claros en recoger ese guante, a diferencia del PS y el PPD, que salieron a respaldarlo rápidamente. Tanto sectores de la DC como la misma excandidata, Yasna Provoste, no le dieron respaldo abierto a Boric, lo que –según algunos en Nuevo Pacto Social– se explica por las tensiones que tuvo la falange con Apruebo Dignidad desde el inicio de la campaña. La presidenta de la DC, Carmen Frei, por ejemplo, dijo que no darían un cheque en blanco. Una de las dudas que tienen algunos en ese sector es si esta elección romperá o no los ya debilitados lazos de la histórica relación DC-PS y si estos resultados, lo que dijo la ciudadanía, dan pie a concretar una ya incipiente reconfiguración de la centroizquierda.
En la ex Concertación son críticos sobre el trato de dicho bloque con ellos y sus gobiernos, pero además cuestionaron el tono del discurso de Gabriel Boric. A juicio de un parlamentario de dicho bloque, el también diputado «se ha concentrado más en demostrar que es de izquierda, en hablarles a los convencidos, que en expandir su discurso más allá de su nicho». Una visión que comparte otro dirigente de Nuevo Pacto Social, que reforzó esto señalando que «no les habla a los indecisos, les habla a los convencidos».
En sectores de la ex Concertación puntualizaron que la reconciliación no será tan fácil, y que el proceso va a estar marcado por cuánto Boric logre rediseñar su campaña, desde el lenguaje hasta el programa, y cuánta resistencia ponga Apruebo Dignidad a aquello. Algunos además sacan los trapos al sol de la demora de Beatriz Sánchez, en la pasada presidencial, en explicitar un apoyo concreto a Alejandro Guillier.
En el bloque algunos históricos dirigentes sostuvieron que la alineación de las fuerzas progresistas en pos de derrotar a Kast pudiese ser más compleja que la de la derecha, donde reconocen que hay mucho más pragmatismo. Una de las principales preocupaciones –dijeron– es el futuro del proceso constituyente, ante la falta de garantías de un eventual Gobierno del representante del Frente Social Cristiano, lo que presionaría a acuerdos.
Si bien ya ha habido conversaciones informales, se espera que en las próximas horas existan análisis y diálogos más formales, a un mes del balotaje.