El 23 de enero son las elecciones internas de la Democracia Cristiana, un proceso sobre el cual no pocos militantes afirman que es el más apagado de los últimos años. Hay coincidencia en que la colectividad requiere cambios de raíz para levantarse de un desfavorecedor panorama electoral y para ese objetivo dicen trabajar las tres listas en competencia, las que ya han marcado diferencias y han transparentado sus posturas frente a lo que será la administración del Presidente electo Gabriel Boric. En lo general, las tres apuestan por ser un partido colaborativo, aunque con autonomía ante el próximo Gobierno. Ninguno señala estar en contra de que el mandato de Boric incorpore a cartas democratacristianas al gabinete, pero enfatizaron que las relaciones deben ser institucionales.
“Nosotros no vamos a ser oposición, sino que vamos a hacer colaboraciones constructivas”. Esas fueron las declaraciones de la actual presidenta de la Democracia Cristiana, Carmen Frei, la semana pasada, tras reunirse con el Presidente electo Gabriel Boric, despejando la nebulosa que para algunos había quedado instalada en la definición de la DC en su última Junta Nacional, donde la colectividad definió colaborar con el próximo Gobierno, pero sin ser parte de él.
A casi dos semanas de la elección de la nueva directiva la falange, que se realizará el 23 de enero, las listas en competencia han ido despejando ese camino y qué harán en caso de que el Gobierno requiera a militantes DC para instalar en ministerios u otros cargos. En general, las 3 opciones para conducir a la Democracia Cristiana coincidieron en que serán un partido colaborativo, aunque matizaron algo los énfasis.
El alcalde Felipe Delpin encabeza, como candidato a presidente, la lista Nueva Democracia Cristiana –acompañado de Yasna Provoste y Cecilia Valdés, entre otros–, y ha sido claro en que serán un partido colaborativo con el Gobierno de Boric y no una oposición constructiva, como algunos quisieron instalar. En su lista no están por expulsar a quienes puedan ser convocados eventualmente al gabinete, pero esperan que la relación sea a nivel institucional.
En ese último punto coincidió uno de sus contendores, el expresidente de las Juventud Demócrata Cristiana (JDC), Diego Calderón, de la lista Nueva Esperanza, que convoca a personeros jóvenes y que no son parte de la primera línea política de la tienda. “Nosotros esperamos que el Presidente de la República tenga un respeto institucional con la DC. Si requiere nombres, que sea conversado institucionalmente con la DC”, enfatizó. Agregó que su postura es que hay que estar fuera del Gobierno, pero colaborar con él en aquellos aspectos en que existan coincidencias.
La tercera candidata a presidir la DC es la diputada Joanna Pérez –acompañada por el actual secretario general, David Morales, y apoyada por figuras como Ximena Rincón–, quien afirmó que apuestan a ser un partido dialogante con el próximo Gobierno, disponible a apoyar los cambios. “Vamos a colaborar, sin duda. Nosotros no somos de la idea de perseguir a quienes el Gobierno estime que puedan cumplir un rol y contribuir al país. Lo analizaremos. Eso sí, no va a condicionar la autonomía de la DC”, subrayó.
Uno de los candidatos a vicepresidente de su lista, el alcalde de San Ramón, Gustavo Toro, añadió que “los egoísmos personales y partidarios no se pueden interponer en la construcción de este nuevo Chile. Si eso amerita trabajar en conjunto, ahí estaremos pensando en las personas primero”.
La próxima directiva de la DC tendrá como desafío liderar un alicaído partido, con los lazos debilitados con sus socios históricos, y con un ambiente electoral interno algo apagado. “En general, no hay mucho entusiasmo”, reconoció un militante democratacristiano. En el aire ya se ha instalado la idea de hacer cambios profundos, nombre incluido, modernizar la colectividad y reiterar que es una de centroizquierda, ante las declaraciones de partidos de la centroderecha de instalar la posibilidad de un acercamiento con la DC.
En este escenario, la lista del alcalde Delpin se autodefine como refundacional y desde el territorio, pues, de no hacerlo –dicen–, el partido tiene poca viabilidad en los próximos años. Como primera tarea, su lista propuso retomar el Congreso Ideológico de manera participativa.
“Refundación del partido en donde modernicemos la DC”, definió Delpin, que agregó la necesidad de dar mayor apoyo territorial a las nuevas autoridades electas de la colectividad y conferirle más facultades a la orgánica regional de la Democracia Cristiana. “El domicilio debe estar en la centroizquierda, con aliados históricos de los últimos 30 años, como son el PPS, el PPD, el PR y, hoy, los Liberales. Con ellos aspiramos a conformar una alianza y para eso vamos a realizar todos los esfuerzos, y desde ahí articularnos en una mirada colaborativa con el Gobierno. Esperamos que le vaya bien al Gobierno”, recalcó.
En su lista aseguraron que los nombres que proponen tienen una mixtura entre la experiencia política y la experiencia territorial, con uno de los liderazgos más importantes de la DC del último tiempo, como es Yasna Provoste, quien va como tercera vicepresidenta. Algunos la ven como una lista que se ha instalado bien, pero con integrantes que “ya vienen de vuelta”.
La lista del expresidente de la JDC, Diego Calderón, hizo hincapié en que sus dos listas contendoras “son más de lo mismo”, y que tiene a integrantes de la actual directiva, que ha sido duramente cuestionada, por lo que tienen que hacerse responsables de los resultados. A su nómina algunos integrantes de la DC la ven con “poca experiencia”, otros la ven como una apuesta que podría estar en sintonía con liderazgos jóvenes y el primer representante de la comunidad LGTBIQ+ que podría llegar a liderar la colectividad.
“Queremos sintonizar con esa esperanza que han puesto los chilenos en el país, en una nueva generación para conducir los destinos del país. Hay algo que está pasando fuera de las fronteras del partido y el partido debe ser capaz de sintonizar con esa enorme movilización de jóvenes y mujeres que se expresaron en las urnas el día 19 de diciembre”, expresó Calderón.
Puso énfasis en que se trata de liderazgos que no han estado en la conducción del partido, a diferencia de quienes compiten con su lista. “Somos muy críticos del rol de la directiva de Joanna Pérez y Felipe Delpin, que nos tenían días antes del estallido social negociando con el Gobierno de Piñera una reforma tributaria que, en los hechos, les bajaba 900 millones de dólares de impuesto a los más ricos”, dijo sobre los cuestionamientos más duros a la actual dirección.
Un tono que nada le gustó a la diputada Pérez, quien es la única mujer en competir por la presidencia, algo que ella destaca, al igual que representar a regiones y tener un buen desempeño parlamentario. “Nosotros no somos lo mismo (…). El hacer campaña denostando y generando más violencia, cuando la DC hoy día tiene también una crisis de unidad, de fraternidad, creo que no es el camino”, afirmó.
Además de defender los logros que –a su juicio– tuvo la directiva en ejercicio, marcó distancia con su actual lista, asegurando que conjuga “liderazgos probados, experiencia, pero también juventud” y que, en su caso, es “capaz de llevar un partido, pero también liderar Parlamento, instancias regionales”. En su opción para liderar la DC, la acompañan el diputado Gabriel Ascencio; el alcalde de San Ramón, Gustavo Toro; y el actual secretario general, David Morales, entre otros.
El alcalde Toro, por su parte, agregó que “somos personas que en general hoy día ocupamos cargos de elección popular, que hemos escuchado durante mucho tiempo a la gente. Está enfocada en conquistar nuevos liderazgos, formar 500 liderazgos este año como meta” y abrir las puertas de la DC hacia las personas que van a gobernar Chile durante los próximos 30 años.