Actores políticos, así como analistas y expertos en sondeos de opinión, coinciden en que a nivel simbólico el Presidente electo, Gabriel Boric, ha tenido una sensibilidad política a la altura de las expectativas, con un discurso inclusivo, con gestos de acercamiento transversales y por fuera de su propia coalición. A diferencia de la impronta que su sector ha instalado a lo largo del tiempo, el Mandatario electo ha reconocido «estar parado sobre hombros de gigantes”, una alegoría a través de la cual da a entender que el país no empieza con ellos. Con los sellos feminista y reformista como pilares del relato político que busca instalar, el nuevo ciclo político que se inicia deja atrás la seguidilla de administraciones gobernadas por las dos más grandes coaliciones del país. Desde hoy en adelante, el entrante Ejecutivo, que ganó con más de 10 puntos de diferencia en la segunda vuelta presidencial, deberá enfrentar por primera vez la realidad de gobernar con una oposición –tal como lo expresó Diego Schalper– que buscará atrofiar el Gobierno, con minoría parlamentaria y varios personeros de su gabinete en la mira, con una Convención Constitucional que tensa la relación entre sus dos puntos de apoyo político (Apruebo Dignidad y la ex Concertación sin la DC), grados de delincuencia en ascenso, una inmigración ilegal que no se ha podido contener, y un conflicto en la zona mapuche que se ha profundizado durante los últimos cuatro años. Todo ello, sin contar una inflación galopante, inestabilidad económica internacional y una sequía que amenaza con racionamientos de agua en la capital, que más allá de ser problemas sanitarios y ambientales, son también políticos.
“El peor Gobierno de la historia”. La frase corresponde a la exdiputada y futura ministra de la Segegob, Camila Vallejo, que a horas de asumir la nueva administración así calificó al saliente Gobierno del Presidente Sebastián Piñera. Una frase que, si bien refleja el sentir de gran parte de la coalición que gobernará, para algunos puso un piso de difícil cumplimiento y abrió un flanco que probablemente los va a acompañar durante toda el mandato. Para marcar inmediatas diferencias e intentar imprimir rápidamente un nuevo sello, el propio designado ministro de la Segpres, y escudero del Presidente Gabriel Boric, Giorgio Jackson, entregó las claves: “Se tiene que notar la capacidad de empatizar, de comunicar, priorizar y darles complejidad a muchos problemas que no son tan simples”, señaló.
Para gran parte de los consultados, ya sean del oficialismo o de oposición, la postura que adoptó el Mandatario, electo, Gabriel Boric, “ha estado a la altura de las expectativas”, aun cuando la experiencia dicta que lo más complejo de manejar en el inicio de un Gobierno son las eventuales y rápidas frustraciones que surgen del incumplimiento de una ilusión que se buscó instalar en campaña. Bien lo sabe el propio Presidente Sebastián Piñera, quien prometió “tiempos mejores”, lo que nunca llegó y que, por el contrario, derivó en que su salida estuviera marcada por la más baja aprobación de un Jefe de Estado desde el retorno a la democracia.
Para explicar el piso con el que se inicia el nuevo Gobierno, el director de TúInfluyes, Axel Callís, apuntó a la frase de la futura vocera, Camila Vallejo: “Yo creo que fue una frase que te atrapa, porque cuando uno ha gobernado puede decir algo. Ahora, a la derecha, todos los problemas que le sucedan al Gobierno de Boric pueden ser considerados los peores problemas o las peores políticas de la historia. Fue una mala cuña, porque te dejó un pie forzado de tratar de no equivocarte, y es imposible que un Gobierno no se equivoque”.
En tanto, el analista político y académico de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, se concentró en los flancos con los que deberá lidiar el nuevo Jefe de Estado en el corto plazo: “Boric se enfrentará a una cuádruple incertidumbre que tempranamente echará por tierra todo el simbolismo y la emocionalidad que implica la asunción del mando. Primero, una incertidumbre política derivada de la ausencia de mayorías en el Congreso. Segundo, una incertidumbre institucional reflejada en la discusión constitucional y en las dificultades para avanzar hacia un texto razonable. Tercero, una incertidumbre económica indicada en el alza en el precio de los combustibles, la inflación y el fantasma de una estanflación. Cuarto, una incertidumbre internacional explicada por la invasión de Rusia a Ucrania. Otro golpe de realidad corresponde al conflicto latente dentro de su coalición, particularmente entre los sectores más moderados y más extremos”.
Para vencer en segunda vuelta, Gabriel Boric se preocupó principalmente de entregar señales a un mundo fuera de Apruebo Dignidad, que ve con mayor incertidumbre la llegada al poder, no tan solo de su persona, un dirigente estudiantil y luego diputado reformista, sino además de una coalición que continuamente acusó tanto a la centroizquierda (hoy parte del Gobierno entrante) como a la derecha de ser lo mismo, así como de nunca haber tenido la sensibilidad política suficiente para preocuparse de los problemas “reales de la gente”.
Y es que, tal como la derrota en primera vuelta llevó al Presidente electo a “poner los pies sobre la tierra”, la realidad que desde hoy se comienza a escribir lo obligará a ir ajustando rápidamente no tan solo los mecanismos de trabajo, sino también las piezas que podrían tempranamente comenzar a “quemar aceite”, señaló una fuente del Gobierno que asume hoy.
Cabe recordar que una vez que se dieron cuenta de que con Apruebo Dignidad no alcanzaban para gobernar, el Mandatario electo comenzó a dar forma a un relato político acorde con los tiempos, reformista y mesurado, consciente de los desafíos y responsabilidades para con el país, con el medioambiente, con la salud mental, y en plena sintonía con los cambios culturales que propone el feminismo. Junto con los simbolismos de una épica que da cuenta de un cambio de ciclo político, Boric también se preocupó de estrechar lazos con los gobernantes de la ex Concertación. Citas con el ex Presidente Ricardo Lagos (resistido en Apruebo Dignidad), citas con la ex Presidenta Michelle Bachelet, y la inclusión del ex presidente del Banco Central, Mario Marcel, fueron parte de un viraje para muchos inesperado, pero necesario.
A todo ello se sumó un discurso integrador, al que agregó reuniones con la oposición –fuera de toda costumbre–, y en su discurso, una vez electo, sentenció el sello feminista de lo que será su administración, habló de estar parado sobre “hombros de gigantes”, como una forma sacarse de encima el pesado discurso de cancelación de su sector con todos los últimos gobiernos desde el retorno a la democracia y que se había transformado en “una mochila bastante pesada”.
Por ahora, y previo a asumir, sus palabras se han hecho carne en lo simbólico. El debut de una mujer a la cabeza de Interior, un gabinete paritario, el ingreso del Ministerio de la Mujer al Comité Político, personeros destacados del mundo independiente a la cabeza de ministerios estratégicos, y un armado cargado en lo político, a diferencia del Gobierno saliente.
Así lo destacó el director de la Facultad de Economía, Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Marco Moreno, quien sostuvo que “el diseño del equipo de Gobierno muestra que el Congreso va a jugar un rol muy importante en la conducción. Por eso es que tenemos a un exparlamentario como ministro de la Presidencia (Giorgio Jackson), una exparlamentaria de vocera (Camila Vallejo), el propio Presidente es un exparlamentario, la ministra del Interior (Izkia Siches) no es parlamentaria, pero va a estar flanqueada por dos exparlamentarios, Manuel Monsalve (subsecretaría del Interior) y Miguel Crispi (Subdere)».
Con todo, los analistas coinciden en que el Presidente Gabriel Boric deberá “con maestría” ser capaz de contener las expectativas, ordenar sus coaliciones, convencer a la oposición, guiar a la Convención Constitucional, satisfacer las demandas de una mejor calidad de vida, entregando soluciones en áreas cuyos conflictos son tan profundos, que ningún Gobierno previo ha logrado conducir. Ejemplo de esto es el conflicto mapuche, un tema urgente y pendiente, que tampoco es el único. En otras palabras, y tal como adelantó la analista del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), Lisa Zanotti, «el Presidente (electo) lo ha hecho todo bien, desde lo simbólico, lo que es muy bueno, pero ahora chocará con la dura realidad.
Dejando de lado el discurso y las señales, desde este viernes y en adelante la única responsable de lo que suceda en gran parte del país será la nueva administración y –tal como señaló a El Mostrador el director de Criteria Research, Cristian Valdivieso– “las culpas de los gobiernos anteriores duran dos meses”. En este sentido, la bolsa rota en materia de delincuencia, inmigración irregular y la situación que se vive en la Macrozona Sur, son transversalmente reconocidos como los problemas más complejos a resolver o abordar, porque, a diferencia del saliente Gobierno –y así lo han explicitado las futuras autoridades–, se intentará, al menos, dar cuenta de que se trata de procesos y no de resoluciones de rápida factura.
Pero eso no es todo, un Congreso desfavorable es también una de las principales preocupaciones de las nuevas autoridades, pues, bien saben, si no logran cruzar el “charco”, es decir, conquistar votos en las bancadas de la oposición, muy difícilmente van a poder sacar adelante la agenda reformista con la que se comprometieron a cambiar las cosas, y que se transformó en una de las razones del apoyo concitado en la elección presidencial.
Por ahora, y de acuerdo a la nueva conformación del Parlamento, solo Apruebo Dignidad (AD) no alcanza para el tercio en el Parlamento y, sumando todas las fuerzas de la ex Concertación, incluida la DC, aún le faltan un par de votos para la mayoría simple. En el Senado ocurre una situación similar: sumando a todos, incluida la Democracia Cristiana, alcanzan apenas el empate.
A esta complejidad, se suma la desconfianza que se ha ido generando desde el polo del también denominado socialismo democrático con el futuro ministro de la Segpres, Giorgio Jackson, a quien apuntan como el hombre fuerte del equipo político. Lo acusan de dejarlos fuera de las grandes decisiones, entre ellas, la postura que tanto el FA como el PC han tenido en la Convención Constitucional, y que apuntó desde un principio al unicameralismo, una decisión “no menor”, apuntaron. En este aspecto, representantes del sector indicaron que les es difícil creer que los convencionales actúen autónomamente en este tipo de definiciones. “Si no es través de una orden, están dejando hacer, que es lo mismo”, agregaron.
Y es en este espacio donde se evidencia una de las principales diferencias de las que va a tener que hacerse cargo el futuro Mandatario: la relación de los dos polos políticos que conforman el conglomerado, o el “matrimonio por conveniencia”, como le llaman algunos.
Si bien en ambos sectores coinciden con el programa de gobierno, existen diferentes visiones “de mundo” y de hacia dónde debería apuntar la Convención. Mientras que desde la ex Concertación no están de acuerdo con reformar “todo”, como señalaron, desde AD se apunta a una intervención mucho más profunda del sistema actual, ya sea Ejecutivo, Legislativo o Judicial. A eso se suman viejas rencillas que no todos van a estar dispuestos a callar.
En este aspecto, el decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UA, Tomás Duval, relevó este ítem como uno de los de mayor importancia, puntualizando que “desde el punto de vista político me parece que tendrá tres desafíos importantes como dar gobernanza a esta nueva coalición en materia de decisiones políticas. Los detalles y las formas son muy importantes en el Gobierno”.
Respecto a la Convención misma, el propio Jackson señaló en La Diaria, de Uruguay, que “la Constitución que se termine de redactar y se plebiscite será un momento determinante para el Gobierno, no porque el Gobierno pueda seguir o no, sino porque buena parte de las reformas que planteamos tienen como principal obstáculo la actual Constitución”.
En este marco, se explayó el director del IES, Claudio Alvarado, quien dijo que “el mayor golpe de realidad o el principal hito donde se juega el Gobierno de Boric el manejo del impulso político, es su capacidad de influir en que la Convención Constitucional adquiera un mayor tono de moderación, acuerdos y diálogo, porque aunque corran por caminos separados, desde el punto de vista formal, lo cierto es que la coalición de Gobierno, y en particular Apruebo Dignidad, tienen el eje o parte del eje de la CC”.
Sobre este punto, Callís sostuvo que “el lunes vamos a tener la realidad de dos grandes ámbitos. Uno, del ámbito económico, con una inflación galopante, esencialmente arrastrada desde el precio del petróleo y los commodities, que está haciendo que se devalúe rápidamente la capacidad de gasto de los chilenos. En segundo lugar, todo lo que tiene que ver con el orden público. Es decir, no solamente lo que pasa en Plaza Italia, sino también la migración. Según la encuesta que vimos el miércoles, lo que más ha crecido es la antiinmigración, la xenofobia, y la necesidad de implementar la ley, que está hecha pero no está siendo ejecutada como se debe, en términos de tener cierto control en la seguridad, el orden y la regulación”.
Para Kenneth Bunker, los temas que van a ser importantes para Gabriel Boric en el comienzo de su mandato son aquellos de corto plazo, a diferencia del relato épico que tiene la campaña y que hablaba de cambios estructurales, de resoluciones de distintos tipos de desigualdades. «En lo que más le costó hacer el punto a Boric, fueron los temas de corto plazo, como la economía, la migración, todos los factores que generan bienestar a corto plazo. Si es que Boric puede incorporar esos elementos dentro de su discurso de largo plazo, yo creo que le puede ir bien», señaló Bunker.