La solicitud de explicaciones del subsecretario del Interior Manuel Monsalve a las Fuerzas Armadas por no haber respondido oportunamente ante la denuncia de un delito flagrante en la localidad de Curanilahue, en la provincia de Arauco, dejó en evidencia una debilidad que se anticipó desde el mismo día en que el Gobierno del Presidente Gabriel Boric decretó el Estado de Excepción Constitucional acotado, en la zona del conflicto mapuche: la carencia de reglas claras. Tal es la falta de las mismas, que el propio ex subsecretario las desconoce, lo mismo que las Fuerzas de Orden y Seguridad (Carabineros), cuya actuación o no actuación en el caso particular tampoco se tiene claridad. Para el General (r) de Ejército John Griffiths, actual jefe de Estudios de Athenalab y para Gabriel Gaspar, exembajador y exsubsecretario de Guerra y exsubsecretario de Fuerzas Armadas, el mayor problema pasa porque en el actual Estado de Excepción prima un estado de confusión, al no haber una integralidad en el mando -un mando único- y una delimitación geográfica clara, que permita brindar seguridad y velar por el cumplimiento del Estado de Derecho, como piso básico para construir sobre él los pilares políticos que faciliten la construcción de un diálogo que busque encauzar un conflicto de larga data y que requiere de una planificación de largo plazo.