La organización de los próximos Juegos Panamericanos es el proyecto más ambicioso en materia deportiva desde hace más de 40 años. Se estima que será una fiesta mayor y un gran legado de los tres últimos gobiernos. Las expectativas, sin embargo, chocan con la realidad. Fuentes al interior del Mindep sostienen que la infraestructura para albergar los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos 2023 presenta tal nivel de retraso que Santiago bien podría perder la sede de la máxima cita deportiva a nivel continental. Aunque las autoridades actuales desmienten que aquello vaya a suceder, lo cierto es que el riesgo existe, y una buena parte de esta responsabilidad es atribuida a la gestión de la ministra Alexandra Benado, de quien sostienen que no tiene experiencia en gestión de proyectos, y «para ello es fundamental la gestión política tendiente a sacar adelante proyectos de infraestructura que son muy difíciles de realizar, en especial el Centro Acuático, que es el más crítico de todos, pues recién se encuentra en fase de licitación, y que costaría unos $32 mil millones por lo bajo». Sin embargo, otras fuentes son claras en afirmar que esta administración ha debido pagar los graves retrasos en que incurrió el anterior Gobierno de Sebastián Piñera. La titánica tarea de cumplir con los tiempos tiene un problema adicional –subrayan expertos en gestión deportiva– y es que el costo económico se torna cada vez más exorbitante en medio de un contexto muy complejo en lo social. “Va a salir el ojo de la cara. Los precios se disparan mientras avanza el proceso de licitación, adjudicación y ejecución”, señalan.
Al interior del Ministerio del Deporte (Mindep) temen que los próximos Juegos Panamericanos, de los que Chile es sede, puedan convertirse en un «papelón histórico». Esto, porque la gestión de este evento deportivo, desde el Gobierno de Sebastián Piñera hasta el del Presidente Gabriel Boric, ha estado marcada por postergaciones, ineficiencias e intereses que han redundado en peligrosos atrasos en el desarrollo de las obras de infraestructura, y que hoy tienen a la capital del país en medio de un problema que el gran Sergio Livingstone calificaría de “morrocotudo”, toda vez que el temor del papelón puede transformarse en algo peor: perder la sede de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos de 2023.
“El legado que dejen estos Panamericanos, si se llegan a hacer, será muy pobre”, agrega una fuente dentro del Ministerio del Deporte, lapidaria y categórica en su diagnóstico: “Incluso, si se hacen, será la pérdida de una oportunidad histórica”.
Desde el ministerio que dirige la exfutbolista Alexandra Benado confiesan que el actual Gobierno abría la esperanza de hacer todo lo que no se hizo en los años anteriores, pero a poco andar esa esperanza se diluyó, conforme las nuevas autoridades no adoptaron las decisiones que pudieran despejar la incertidumbre y aminorar el riesgo de perder la sede, con todo el daño reputacional e imagen país que tal escenario comporta. No por nada el Mindep debió suscribir un convenio con el Ministerio de Obras Públicas (MOP), cartera que, por experiencia y conocimiento, debió acudir en su socorro para sacar la tarea adelante.
Uno de los que sostiene esta hipótesis es Bernardo Santander, exjefe de la División de Infraestructura del Mindep, quien fue defenestrado a dos meses de asumir la tarea que le fue encomendada por las nuevas autoridades. “Debió hacerse antes (el convenio con el MOP). Creo responsablemente que la ministra Benado no es apta a efectos de administrar esta cartera en este minuto específico”, plantea el ingeniero. A la crítica contra la secretaria de Estado se suman otras fuentes conocedoras de esta materia, quienes sostienen que la ministra no ha sabido comunicar su labor y que «tiende a aislarse en su cargo», al punto que «no recibe a los dirigentes y no llegó a algunas actividades de los Panamericanos por cuestiones de agenda, siendo que es lo más importante de su gestión».
El exjefe de infraestructura refuerza su crítica: “No era el momento para una ministra sin experiencia en gestión de proyectos, y para ello es fundamental la gestión política tendiente a sacar adelante proyectos de infraestructura que son muy difíciles de realizar, en especial el Centro Acuático, que es el más crítico de todos, pues recién se encuentra en fase de licitación, y que costaría unos $32 mil millones por lo bajo. También tenemos problemas serios con el Centro de Deportes Colectivos, con el estadio de atletismo Mario Recordón, con las instalaciones para el tenis y la explanada urbana”.
“No hay una empresa chilena con prestigio que se atreva a participar por temor a llegar tarde con las obras, y por eso no postulan. Las que postulan son empresas extranjeras a las que les da lo mismo cumplir o no”, añade, evidentemente preocupado por el implacable paso de los días mientras el Centro Acuático, uno de enorme complejidad, sigue en calidad de proyecto a poco menos de un año de que arranque la principal cita deportiva continental.
A todo ello, se suma otro problema adicional no menos complejo. La titánica tarea de cumplir la misión tiene un grave problema –sostienen expertos en gestión deportiva– y ese es que el costo económico se torna cada vez más exorbitante en medio de un contexto muy complejo en lo social. “Va a salir el ojo de la cara. Los precios se disparan mientras avanza el proceso de licitación, adjudicación y ejecución”, explican desde el interior del ministerio, atribuyendo su causa a la tardanza en la conformación de los equipos responsables en los primeros meses del Gobierno anterior.
“En mi opinión, los problemas vinculados con infraestructura son 100% de la administración de (Sebastián) Piñera. Recordemos: Chile se adjudica los juegos en Praga, noviembre de 2017, fin del Gobierno de (Michelle) Bachelet; el nuevo Gobierno asume en marzo de 2018, pero deja pasar prácticamente todo el año, hasta que en abril de 2019 recién nombran a su primer directorio, encabezado por Eduardo della Maggiora, quien renuncia en 2019 poco después del estallido social. Entonces, se deja pasar mucho tiempo sin un comité organizador que pudiera mover este enorme elefante. Luego del estallido se va también la ministra Pauline Kantor y es reemplazada por Cecilia Pérez, espacio en que llega también el exgerente de Azul Azul, Felipe de Pablo, quien también tarda en licitar”, explica, enumerando hechos y fechas. Un profesional del Ministerio del Deporte sostiene que “iban lento porque nadie imaginó que vendría el estallido social. Eso desordenó todo, pues las prioridades del país cambiaron”.
Desde los gremios piden el máximo de cautela con los recursos públicos en una etapa que puede prestarse para una verdadera sangría, ya que “lo visto en muchas partes es que la tardanza dispara los costos y obliga al Estado a gastar más plata, y eso tiende a abrir el apetito de mucha gente deseosa de participar en el botín. No vemos por qué en Chile podría ser muy diferente a lo que hemos visto en países vecinos que organizan grandes torneos deportivos”, apunta un dirigente.
Pedro Santander, el defenestrado jefe de la División de Infraestructura del Ministerio del Deporte, sostiene que “en Perú (país que organizó los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos 2019) se abrió la billetera, pero nosotros ya no tenemos ese tiempo. Podrías avanzar trabajando de noche, pero nadie ha puesto plantas de hormigón para trabajar de noche, nadie ha tramitado los permisos para poder hacerlo, si han conversado con las juntas de vecinos… en fin, todo eso que implica gestión. ¿Sabrán que el desempeño en horario nocturno es distinto, y que además se requiere de equipos especializados, inspecciones técnicas, etcétera? ¿Qué pasa si hay un accidente en la noche? Pero parece que les molestara que yo hiciera esas preguntas a la subsecretaria del Deporte, Antonia Illanes, y la propia ministra Alexandra Benado”.
En el Ministerio del Deporte aseguran que el profesional fue removido de su cargo porque necesitaban otro perfil técnico, alguien más a la altura del desafío. “Raro”, responde Santander, “porque me asignaron el Plan de Infraestructura Deportiva. De hecho, con el equipo de la División de Infraestructura creamos una fórmula matemática que ponderaba una serie de variables para asignar la construcción de centros deportivos, algoritmo que consideraba la descentralización, el enfoque de género, etc., y ello en virtud de los datos que arrojaban las comunas más vulnerables. Y ella (la ministra Benado) lo llevó al Congreso y le fue súper bien. Por mi desempeño nunca hubo ningún tipo de amonestación, aviso o algo respecto a mi supuesta ‘mala gestión’, y me duele que se diga algo así cuando he levantado juzgados de Arica a Punta Arenas para el Poder Judicial”, declara.
Pero la subsecretaria del Deporte, Antonia Illanes, es categórica a la hora de desmentir la denuncia. “Como jefa de servicio, descarto tal afirmación. El vínculo de los jefes de división es con la subsecretaría”, afirma, en ningún caso con la ministra. “Los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos son un compromiso de Estado que implican una gran inversión, no solo de recursos económicos, sino la dedicación de cada uno de nuestros funcionarios y funcionarias”, subraya enseguida, para explicar las razones que se tuvo en consideración para desvincular al ingeniero.
¿Quién se demoró más de la cuenta en una tarea que involucra a dos administraciones de distinto signo? Las versiones, como es de esperar, difieren de uno a otro Gobierno. El Mostrador consultó con la exministra Cecilia Pérez para abordar esta y otras materias, pero derivó la vocería en Ernesto Urdangarin, quien se desempeñaba como jefe de la División de Infraestructura del Mindep.
“Recibimos la postulación al asumir en marzo de 2018, pero más que ser un buen gesto no tenía plan de infraestructura, desarrollo ni presupuesto. En 2018 el Gobierno se dedicó a armar una corporación que tampoco existía, y eso se vino a constituir en 2019. Nosotros encaramos una bonita tarea, pero era eso: una tarea, un cuerpo sin estructura ni plan de trabajo. Por otro lado, a comienzos de 2020 nosotros presentamos un plan de infraestructura”, sostiene, en referencia a las críticas relacionadas con la tardanza en la toma de decisiones. «Todos esos renders de las obras de infraestructura que podemos ver los dejamos nosotros», subraya.
“Pablo Squella (exministro del Deporte en el Gobierno de Michelle Bachelet) se sacó varias fotos, pero… ¿cuál fue el plan de estructura y presupuesto? No dejó nada. No había definición de sedes, de recintos ni asignación de los deportes… Desconocer todo el trabajo en pandemia revela poca visión país, y no le hace mal ni al Presidente pasado ni al actual, sino al deporte chileno. Es una bajeza de dañar al deporte”, señala el profesional.
“Dejamos la licitación a las instituciones que son financiadas por el Estado. No había margen para equivocaciones y eso Cecilia Pérez se lo comentó a las nuevas autoridades”, agrega otra voz vinculada al anterior Gobierno, no sin antes señalar que las nuevas autoridades parecieron no atender esta advertencia. “Creo que les vino el capricho artístico. Por ejemplo: al centro de deportes colectivos decidieron hacerle una modificación, pues les dio por poner ahí la gimnasia, lo que obliga a cambiar la altura, y eso atrasó seis meses este proyecto. Si no fuera por esa decisión ya estaría en plena construcción, sin mencionar que al primer jefe de Infraestructura (Santander) lo despidieron a los dos meses”, agrega.
Las actuales autoridades se defienden con documentos para sostener que gran parte de la “permisología” asociada a las obras de infraestructura debió ser elaborada o reformulada –en vista de numerosas deficiencias técnicas– después del 11 de marzo de 2022, día en que asumió el nuevo Gobierno.
La subsecretaria del Deporte, Antonia Illanes, sostiene que el actual Gobierno ha trabajado “junto a nuestros equipos con toda la seriedad y profesionalismo que se requiere para sacar adelante el tremendo desafío que es llevar a cabo con éxito los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos Santiago 2023. Cuando asumimos en marzo, en tiempos muy breves se resolvió la renovación del directorio de la Asamblea, del Directorio y de la Dirección Ejecutiva de la Corporación Santiago 2023. Junto con lo anterior, comenzaron a ejecutarse las diferentes acciones para agilizar la ejecución de las obras comprometidas. En el caso de la infraestructura, corresponde señalar que al asumir todos los proyectos se encontraban con un nivel de retraso. Sin embargo, hoy todas las obras están en licitación o adjudicación para iniciar la construcción”.
Un ejemplo que daría cuenta de las deficiencias administrativas de la anterior administración gubernamental refiere al desarrollo del Centro de Entrenamiento de Deportes Paralímpicos y el Centro de Deportes de Contacto, que comenzaron su ejecución en el año 2021. “Al momento de asumir la actual administración, se constató que ambos proyectos no contaban con los permisos de edificación autorizados ni por el Consejo de Monumentos Nacionales ni la Dirección de Obras Municipales de Ñuñoa. Hoy ya se encuentran autorizados por el CMN y están en tramitación en la DOM Ñuñoa”, puntualiza.
Desde el Mindep presentan una serie de antecedentes que aluden a errores en otras seis obras de infraestructura. “El Centro Acuático no contaba con diseño, no tenía evaluación social, no tenía identificación presupuestaria, no tenía autorización por el Consejo de Monumentos Nacionales y no contaba con bases técnicas de licitación”, indica Illanes, mientras que respecto del “Centro de Deportes Colectivos, al momento de asumir la actual administración, el proyecto no tenía bases técnicas de licitación, tampoco contaba con la autorización del Consejo de Monumentos Nacionales, por lo que debió tramitarse ese procedimiento antes de iniciar la licitación. Asimismo, debió ser revaluado ante el Sistema Nacional de Inversiones, proceso que concluyó exitosamente”.
Otra fuente vinculada al Gobierno anterior aporta luces de lo que –según ellos– también explica este retraso: “Hay que considerar otro problema que muchos parecen olvidar: vino la pandemia, y eso obligó a cerrar puertos alrededor del mundo, generando un alza brutal en el precio de los materiales y todo eso obligaba a cambios en el proceso de licitación, y esas modificaciones toman tiempo, pues obligan a realizar evaluaciones, revisar los proveedores, etc. Y aun así, igual rearmamos esta planificación pensando en esta pandemia. A la larga, la licitación tenía un muy buen estado de avance en cuanto al deporte paraolímpico, las canchas de hockey, nuevas instalaciones de agua, el Centro Deportivo de Deportes de Contacto, etc.”, sostiene.
Desde los gremios relativizan el factor pandemia. “Muchas empresas en Chile podían seguir trabajando, y eso se lograba realizando las gestiones y estableciendo protocolos especiales. Esto tiene que ver más que nada con contratos o situaciones que se fueron cambiando debido a licitaciones que no se hicieron a tiempo, y esto fue manejado en un primer momento solo por el equipo de Cecilia Pérez, que trajo a su gente para hacer todos estos contratos”, indica un dirigente.
El presidente de Panam Sports, Neven Ilic, cree que el actual Gobierno no ha propiciado los retrasos. “No hay ningún retraso que sea atribuible al trabajo que están haciendo”, dijo el expresidente del Comité Olímpico de Chile en entrevista publicada este domingo por El Mercurio. “Han puesto un empeño tremendo y vamos a salir adelante”, agregó. Fuentes de la anterior administración sostienen que el timonel de Panam Sport simplemente no quiere desgastarse en un conflicto con las actuales autoridades y sumar una nueva preocupación. La semana pasada, la ministra Benado aseguró que “estamos muy al límite, pero tranquilos”.
“No es la obra con mayores retrasos”, detalló asimismo la ministra Benado al referirse al Centro Acuático, cuya situación sería menos desesperada que lo que se dice, ya que –afirmó– “logramos subir la licitación con un cierre de oferta para el 24 de septiembre. Este proyecto no tenía diseño en un inicio, tuvimos que generarlo nosotros y tenía una ejecución de 541 días, o sea, tras los Juegos Panamericanos. Redujimos considerablemente esa cantidad de días y vamos a llegar muy bien”, añadió la secretaria de Estado tras reunirse con Neven Ilic, quien se reconoció –en radio ADN– menos confiado que un par de meses atrás, aunque aseguró que “con la infraestructura se ha hecho un tremendo esfuerzo, pero hay mucha burocracia en los procesos”.
Más allá de los tiras y aflojas, la fuente que conoce todo esta trama pide al Gobierno que apure el tranco. “No es suficiente el ritmo, hay que ir más rápido. La situación más grave es lo que vemos en el complejo de piscinas del Estadio Nacional, que estaría listo a fines de septiembre de 2023. Cualquier resbalón y sonamos, porque en todo Chile no hay una piscina alternativa. Ahí sí que se caen los Juegos y yo mismo me moriría de vergüenza. Sería un bochorno mundial”, enfatiza.
En el ámbito gremial, en tanto, advierten del aumento de costos “y eso es muy corrosivo en un país con alta inflación pospandemia”. “También nos parece bueno que dejen de ser tan comprensivos con las empresas porque no vemos que les cursen las multas. Las empresas tienen la sartén por el mango y abusan porque saben que el Gobierno está contra el tiempo, dependiendo de ellos, y que no pueden demorarse más”, añaden.
“Que no nos pase lo de Lima 2019, donde de los 450 millones de dólares originalmente presupuestados pasamos a 1.200 millones de dólares”, declara la otra fuente, la que sabe de la progresión de esta trama desde el Gobierno de Michelle Bachelet, cuando se proyectaba un presupuesto inferior a los 200 millones de dólares. “La ministra Cecilia Pérez antes de irse dijo que el Estado gastaría alrededor de 500 millones. Ignoro cómo llegó a esa cifra”, agrega la fuente. “El directorio de la Corporación Santiago 2023 es de derecho privado pero cuenta con financiamiento público y resulta que hay 15 sueldos entre los 4 y 7 millones de pesos que es necesario rebajar en el actual contexto. Pensemos además que hay cinco recintos deportivos que van a requerir 44 mil millones de pesos adicionales”, dice más tarde.
“Es necesario contener el gasto. Un Cesfam cuesta 6 mil millones de pesos y no se vería bien que se mete mucha plata en una justa deportiva mientras hay otras necesidades”, agrega Bernardo Santander.
Pero hay otra dimensión de la que poco y nada se habla en los medios: todo el cúmulo de errores, traspiés y hechos insólitos que se han dado en torno a las obras que se llevan a cabo en el Estadio Nacional.
Un dirigente gremial lamenta la –según él– “baja especialización de las empresas” a cargo de las obras en infraestructura deportiva. “La empresa que está trabajando en las instalaciones sanitarias ha provocado roturas o fisuras de cañerías y para poder reparar necesitamos vaciar la copa de agua del estadio, esa que está detrás de la gradería sur. Eso implica botar 350 mil litros de agua y hasta ahora no tiene una sola multa. Todo eso lo paga el Instituto Nacional de Deportes (IND). Ya está fuera de plazo, además. Y eso ha ocurrido tres veces por lo menos”, declara.
En el IND hay trabajadores cada vez más molestos por la cantidad de errores de gestión. “En enero y febrero, la jefa de Finanzas del IND, Carolina Olavarría, olvidó pagar la PreviRed, y por eso se estableció una multa de poco más de $10 millones que ahora el IND está tratando de condonar. Se supone que debería abrirse un sumario, pero todavía no sabemos nada de eso. El IND al final tendrá que pagar eso, cosa que nos parece lamentable porque mientras tanto tenemos a trabajadores en condiciones muy precarias. El problema es que hay cosas que no cambian. Por ejemplo, Olavarría renuncia y hoy es la gerenta de administración de la Corporación Santiago 2023, ganando más de $ 5 millones. Esas prácticas están muy enquistadas”, señala el dirigente.
“Ella es muy cercana a Israel Castro, quien llegó a fines del Gobierno de (Michelle) Bachelet, sobrevivió con Piñera y este después le renovó su contrato. Hoy Israel Castro es el director subrogante del Instituto Nacional de Deportes. Es un hombre bien ubicado, pues cuenta con padrinos importantes en el mundo del Partido Socialista. Él venía del Ministerio del Interior con Mahmud Aleuy”, agrega.
“Otro hecho insólito fue el robo de más de 730 metros de rejas que habían sido reemplazadas en los trabajos que realizaban en el sector de piscina. Eso todavía se está investigando, aunque se cree que gran parte de ese material fue a parar a una fundición en Puente Alto”, sostiene el dirigente sindical, quien releva una serie de hechos a lo menos irregulares durante la gestión de la exministra Cecilia Pérez. “Ocurrieron muchas cosas extrañas en el Estadio Nacional bajo la administración de Roberto Rojas y que se taparon con la entonces directora del IND, Sofía Rengifo. Debemos mencionar otro hecho extrañísimo, como fue el robo de tres tractores y una betonera el 28 de febrero bajo las barbas de una empresa de seguridad (JCA Security) con prácticas matonescas contra nuestros compañeros, y que fue contratada a dedo”, sostiene.
“El sábado 12 de marzo apareció un camión devolviendo lo sustraído. Poco antes de esa acción el jefe de seguridad del recinto, Felipe Soto, le pidió a un guardia desviar las cámaras de seguridad. Por eso lo echaron”, agrega.
Profesionales vinculados al Gobierno anterior aclaran que se tomaron las acciones disciplinarias correspondientes, y que nada debe opacar la gran labor que realizaron en la cartera. “Ese plan fue expuesto el 2020 de forma pública, y fue aprobado por Panam Sports. Se dejan cuatro obras en ejecución, un parque deportivo en el Estadio Nacional, una gran remodelación al recinto en los últimos 64 años, más un Centro de Entrenamiento Paraolímpico, un Centro de Entrenamiento de Deportes de Contacto y el Centro de entrenamiento de hockey césped, que quedó con más del 90% de avance. Nosotros cumplimos. El resto de los recintos aprobados quedaron con diseño construido posterior a consultar con nuestros deportistas, así como un presupuesto aprobado y las obras listas para empezar, con todos los trámites administrativos en el Ministerio de Desarrollo Social y de Bienes nacionales”.
Tan insólitas son las situaciones que se dan en torno a los Panamericanos y Parapanamericanos 2023 que muchos esbozan una sonrisa cuando se enteran de ellas. En este Gobierno también se han dado situaciones algo hilarantes, “como la carcajada que se sintió a nivel nacional cuando decidieron llevar a cabo las pruebas de bowling en el Happyland del mall Plaza Vespucio”, dice un profesional del Instituto Nacional del Deporte. Nuestra fuente recuerda que a lo largo del proceso se han tomado decisiones que están lejos de arrancar una sonrisa, “pues no me parece que se haya decidido, en el anterior Gobierno, construir un polideportivo en la comuna de La Reina, incorporándolo a la red de Centros Deportivos Elige Vivir Sano, ya que no es una comuna vulnerable”.
Pero más allá de lo anterior, hay otro gran problema del que también poco se habla: el desarrollo de la Villa Panamericana, obra consistente en la construcción de 1.355 departamentos repartidos en 17 torres que, a la postre, serán destinadas a viviendas sociales, y ello constituye otro dolor de cabeza para el actual Gobierno, según Bernardo Santander, ya que se trata de una inversión que treparía por sobre los US$100 millones
“Hay que albergar a 8 o 9 mil deportistas, más los demás integrantes de las delegaciones. Y aunque las autoridades dicen que la Villa Panamericana está muy bien en los plazos, en realidad no están bien. De hecho, nunca se nos entregó una planificación maestra que pudiésemos contrastar con el avance físico real y poder verificar desviaciones”, manifiesta Santander.
“Al tratarse de un negocio inmobiliario privado, a través del subsidio DS19, nuestra División de Infraestructura no tenía mayor injerencia técnica, salvo lo que nos informaba el Serviu Metropolitano. Nuestra experiencia en materia de infraestructura indica que el proyecto ha consumido mayor plazo que el avance físico real que lleva, es decir, está atrasado y sin un Plan B de hotelería para las más de 10 mil personas que lo requerirán en esa época”, agrega, no sin antes lanzar un llamado al Presidente Boric: “Es hora de activar el Plan B, convocar a los estadios de colonia, ver si podemos utilizar la Estación Mapocho para albergar algunas pruebas con instalaciones mecano”.
Pero el Gobierno no se amilana y aclara que se cumplirá con las metas, ya que “los Juegos son una prioridad presidencial” y que, para ello, “se diseñó un plan de constructibilidad para llegar a tiempo con las obras, que serán de primer nivel y quedarán como legado para el país”, asegura la subsecretaria del Deporte, Antonia Illanes. Asimismo, el Mindep ha desplegado una coordinación que involucra “nueve mesas de trabajo y la Corporación Santiago 2023”.
“Queremos que el pueblo de Chile sienta estos juegos como suyos. El deporte nos ha unido históricamente y queremos que en esta celebración deportiva nos encontremos todas y todos”, subraya Illanes.
El balance también es discreto por parte del dirigente gremial consultado por El Mostrador: “Al coliseo central del Estadio Nacional recién se le va a intervenir en 2023, en enero, pero serán solo reparaciones y no quedará un estadio con estándar FIFA. Solo cumplirá con los requisitos mínimos. En algún momento se pensó un retoping o recapado a la pista atlética, y resulta que ya tiene dos… O sea, hay que hacer una nueva y estos trabajos ya tienen los plazos vencidos”.
A algunas fuentes les parece lamentable toda esta situación angustiosa, considerando que al fin Santiago parecía estar en condiciones de organizar unos Juegos Panamericanos que le han sido particularmente esquivos.
“Santiago los iba a organizar en 1975, pero el Golpe de Estado echó abajo el plan”, recuerda nuestra fuente. “Luego los haría en 1987, pero la crisis de 1982 obligó a renunciar a ellos. Hemos tenido mala fortuna, pues en 1993 Santiago tuvo la oportunidad de organizar los segundos Juegos Panamericanos de Invierno y no se pudo por razones económicas. Lo mismo se adujo en 1996, cuando Chile ganó la sede de los segundos Juegos del Pacífico, con la participación de Rusia, China, Nueva Zelanda y Australia. La imagen deportiva del país estaba en el suelo, y costó muchísimo recuperarse de eso, hasta que pudimos organizar los Juegos Sudamericanos de la Juventud en 2017, así como los Juegos del Pacífico de Playa 2016. No podemos fallar. Yo confío en que haremos los Juegos con la ayuda de todos, incluyendo a Neven Ilic, que ante todo es chileno”, destaca.
Pero Bernardo Santander duda y teme no estar equivocado. “Yo no sé cómo, después de todo esto, tenemos la audacia de aspirar a ser co-organizadores del Mundial de Fútbol en 2030”, concluye. Un célebre periodista deportivo menciona, por cierto, que la ministra Benado «tuvo cero relación con Pablo Milad (presidente de la ANFP) en Montevideo para lanzar la candidatura conjunta entre Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile para el Mundial 2030», y ello resulta impropio para una titular de la cartera del Deporte.