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Chile Vamos se empantana: «comisión de expertos» desata divisiones internas PAÍS Foto: Cristóbal Escobar, Agencia Uno.

Chile Vamos se empantana: «comisión de expertos» desata divisiones internas

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La tarde del martes los partidos de Chile Vamos anunciaron que no asistirán a la cita fijada para la mañana de este jueves, donde continuarían las tratativas en pos de arribar a un mecanismo para elaborar una nueva Constitución tras el triunfo de la opción Rechazo en el pasado plebiscito. Pidieron, a través de una carta, recalendarizar la reunión para el viernes 23 de septiembre. Detrás de esta decisión –la pública–, está la irritación al interior del Congreso que generaron las palabras de la ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo (PC), pero más allá de esto se encuentra la razón privada, descrita por fuentes internas como el resultado de una falta de acuerdo entre las diferentes colectividades que conforman la coalición y entre los parlamentarios de Renovación Nacional, en torno al rol que debería tener el “comité de expertos”. A tal punto está llegando la discusión en RN que, incluso –describen las fuentes–, se estaría analizando la idea de convocar a un consejo general para volver a votar sobre si avanzar o no en un nuevo proceso constituyente.


Horas antes de las cuatro de la tarde, momento en que los timoneles de Chile Vamos enviaron una carta al presidente de la Cámara Alta, Álvaro Elizalde (PS), Javier Macaya mantuvo un almuerzo con los senadores UDI. En la misiva avisaron que no acudirían a la reunión fijada para la mañana del jueves, la que tenía el objetivo de seguir las conversaciones en torno a la forma en que se elaborará una nueva Constitución.

Allí –según asistentes–, Macaya les preguntó si se deberían suspender las tratativas por un tiempo. La respuesta fue afirmativa, señaló un senador UDI al salir del almuerzo. 

En la carta firmada por los presidentes de los tres partidos que integran Chile Vamos –UDI, Renovación Nacional y Evópoli– pedían que se recalendarizara la cita del jueves para el viernes 23 de septiembre, “con el fin de trabajar sobre propuestas concretas” y que no hubiera presencia del Gobierno. 

“Que esta instancia de discusión previa a cualquier acuerdo sea de exclusiva participación parlamentaria sin la presencia del Ejecutivo en esta etapa, de manera de poder deliberar de manera autónoma en cuanto Congreso Nacional”, plantearon. 

En conversaciones privadas, sin embargo, la coalición opositora explicó que las principales razones para la cancelación eran dos. Una era conocida: todos coincidían en que realmente hubo molestia en la interna a raíz de los dichos de la ministra vocera, Camila Vallejo, que interpretaron como un “pauteo del Gobierno”. La segunda, menos explícita pero más de fondo, versaba sobre una falta de acuerdo entre los partidos que conforman Chile Vamos, especialmente en relación con el rol que cumpliría el “comité de expertos”. 

Así, según cuentan cercanos a las directivas de las colectividades de Chile Vamos, las presidencias decidieron congelar las conversaciones hasta que al interior de la coalición pudieran construir una propuesta con “ciertos bordes”, como las que presentaron desde Socialismo Democrático y Frente Amplio. 

Desde la UDI, los senadores resentían el poco apoyo público que –a su juicio– le estaban dando los otros presidentes de partido, Luz Poblete (Evópoli) y Francisco Chahuán (RN), a una de las ideas que ha planteado Javier Macaya. 

El tema que ha impulsado es que el consejo de expertos que apoyaría a la Convención Constitucional funcione antes de que esta se conforme. El objetivo es que el grupo delimite algunos temas previo a que los convencionales se aboquen a la redacción. Asimismo, los senadores UDI aseguraron que los bordes acordados por expertos solo servirían si son vinculantes, vale decir, que los constituyentes tuvieran que respetarlos. “Si no, no tiene sentido seguir con este proceso”, dijeron. 

Esto –como explicaron– era para limitar el trabajo de los convencionales y evitar “un espíritu refundacional del país”, el culpable, plantearon, del triunfo del Rechazo a la propuesta de nueva Constitución. En estos lineamientos describieron que se imaginaban que podría protegerse “la autonomía de ciertos órganos como el Congreso y el Poder Judicial”. 

El rol del comité de expertos: la encrucijada dentro de Chile Vamos

«Nosotros creemos, igual que lo ha dicho el senador Macaya, que tenemos que tender a una Convención electa. Estamos analizando también que tiene que tener apoyo de expertos, no sé si expertos para redactar la habilitación del artículo 142 o expertos en la redacción misma del texto, como planteaba el (ex) Presidente Lagos y que después ese texto pasara a una Convención», señaló este lunes el jefe de la bancada de diputados UDI, Jorge Alessandri. 

Las palabras las pronunció tras la primera cita entre los partidos, desarrollada en el ex Congreso en Santiago, para definir las reglas del nuevo órgano que elaborará una nueva propuesta de Carta Magna. 

La semana pasada, concretamente el 9 de septiembre, la directiva nacional de Evópoli difundió una misiva ratificando la continuidad del proceso constituyente a través de una Convención. Proponían un plazo más acotado, un número menor de representantes, paridad de género, representación de pueblos originarios proporcional a los votos recibidos, y el acompañamiento de un comité técnico, el cual –puntualizaron– entregara “las bases de una nueva Constitución que recoja nuestra historia constitucional y los mínimos comunes que hemos comprometido durante esta etapa”. 

Sin embargo, de acuerdo a parlamentarios de Chile Vamos, al interior de Evópoli no estarían de acuerdo con que los mínimos comunes presentados por un comité de expertos fueran límites vinculantes para los futuros convencionales.

En distintas conversaciones entre parlamentarios con los timoneles de partido se ha hablado de que primero la coalición de centroderecha debe buscar un consenso y, luego, seguir con las negociaciones con los demás partidos, para así llegar a la próxima reunión entre colectividades con “una propuesta con ciertos bordes”. 

Uno de los miles de mensajes que circularon por los grupos de WhatsApp de RN el martes, era de el exdiputado, Tomás Fuentes. De acuerdo a quienes integran estos espacios, Fuentes propuso que Francisco Orrego, el vocero de Con Mi Plata No, fuera a negociador con el oficialismo para arribar a un mecanismo que elabore una nueva Carta Fundamental. Esta señal fue interpretada por algunos al interior de la colectividad como una forma de “socavar la autoridad de Francisco Chahuán (presidente de RN)”.  

A tal punto de sordera está llegando la discusión en Renovación Nacional que, incluso –describen las fuentes– se está analizando la idea de llamar a un consejo general para volver a votar sobre si avanzar o no en un proceso constituyente. Acción que algunos estimaron que podría interpretarse como otro golpe para Chahuán.  

Al interior de las bancadas de RN, militantes aseguraron que hay más desorganización que en las otras colectividades. “Se está desordenando la bancada”, dijeron. Señalaron que no hay una “posición que defender, están dispersos”. Algunos explicaron el martes que hay “una posición dura, representada en senadores que han transparentado su posición de no elegir una nueva Constitución, como Carmen Gloria Aravena, Kenneth Pugh y Juan Castro. Una postura que otros observan como el resultado de una peligrosa alianza con el Partido Republicano, desde donde buscan arrastrar a la derecha más dura de Chile Vamos para, así, trabar el segundo tiempo constituyente antes de que parta.

Y está la posición de otros, como la senadora Paulina Núñez, que incluso ha asegurado que “podríamos ahorrarnos perfectamente el plebiscito de entrada”. Parte de un grupo –se dice– que estaría de acuerdo, en general, con la propuesta de Socialismo Democrático. 

Las palabras de Camila Vallejo que causaron crispación en la centroderecha

Tras la reunión celebrada este lunes en el ex Congreso entre todos los partidos con representación política y la ministra de la Secretaría General de la Presidencia, Ana Lya Uriarte (PS) –quien acudió junto al asesor de la cartera, Nicolás Facuse–, el presidente de la Cámara de Diputadas y Diputados, Raúl Soto (PPD), explicó que hubo consenso en la redacción de una nueva Constitución, que el texto sea redactado por un órgano 100% electo que cumpla con el principio de paridad de género, que este órgano sea acompañado por un comité de expertos y, finalmente, que este proceso concluya con un plebiscito de salida con voto obligatorio.

Sin embargo, una vez que se dio a conocer este supuesto acuerdo entre oposición y oficialismo, en la derecha decidieron rápidamente tomar distancia, emplazando al Gobierno y a sus dos coaliciones –Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático– a evitar precipitarse. Lo cierto es que, a partir de este anuncio, hubo diversas recriminaciones al interior de Chile Vamos, donde no existe un acuerdo concreto en torno a que el órgano redactor de la nueva Carta Magna sea 100% electo –pues preferirían una lógica de Convención mixta–.

Después de unas horas, en sus palabras diarias, la ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo (PC), aseguró que “la suma de voluntades de los distintos partidos ha logrado encauzar democráticamente este nuevo proceso constituyente que tendrá un órgano electo, con independientes, PP.OO., paritario y con apoyo de expertas y expertos”. 

Que la titular de la Secretaría General de Gobierno incluyera la presencia de independientes y de pueblos originarios fue considerado, por parlamentarios de Chile Vamos, como una “herramienta para adelantar un acuerdo que está al inicio de las conversaciones”, dado que esos dos temas no se habían desarrollado, según asistentes, en la reunión entre partidos del lunes. 

Lo anterior se sumó a lo dicho por la titular del Interior, Carolina Tohá (PPD), en entrevista con El Mercurio, donde señaló: “Me gustaría bailar cueca con el acuerdo cerrado, creo que la patria lo merece”. 

Como una forma de dar un paso atrás a los titulares de distintos medios que anunciaban un primer acuerdo, enviaron una carta, la que empezaron a difundir cerca de las 18:00 horas y donde lanzaron duras críticas a las “declaraciones de ministros del Gobierno y personeros del oficialismo que buscan precipitar resultados”. Aún así, reiteraron su compromiso “férreo por disponer los medios necesarios” para alcanzar una nueva Constitución. 

“No aceptamos que pretendan imponer un curso de acción y mucho menos torcer mezquinamente las conversaciones en marcha. Hemos concurrido de buena fe a todas las instancias que nos han convocado, pero vemos con preocupación de que de vuelta no estaríamos recibiendo similares intenciones”, se podía leer.

“Anunciar acuerdos que todavía no están suscritos amenaza las confianzas y el espíritu colaborativo, al punto de evaluar la pertinencia de los caminos ofrecidos. Buscar objetivos de corto plazo no se condice con el ánimo que prima en los partidos de Chile Vamos. Hacemos un llamado a la reflexión, para que este proceso sea transparente y responsable, de manera de estar a la altura de la tarea que nos encomiendan los chilenos”, concluyeron. 

«Esto de estar teniendo dobles discursos es muy complejo. Me parece que eso es lo que pasó el día de ayer: la derecha habló sinceramente dentro de la reunión, pero fuera le habló a su público, por decirlo de alguna manera, o al público más duro de su coalición», sostuvo Paulina Vodanovic, presidenta del Partido Socialista, en conversación con El Mostrador en La Clave.

“Nosotros no nos sentamos a bailar al ritmo de ellos, la música la tenemos nosotros”, decía este martes un parlamentario de Chile Vamos. ¿Por qué? Argumentó que principalmente por la victoria holgada de la opción Rechazo a la propuesta constitucional –con un 61,86% de las preferencias-, resultado desfavorable para el Apruebo, la alternativa por la que el Gobierno se jugó. 

Otro parlamentario aseguró que decir que había un acuerdo de cinco puntos era una exageración, y que los presidentes de partido aseguraron que más bien eran cinco coincidencias al inicio de las conversaciones. Así, señalaron el martes que palabras como las de las cabezas del Congreso y de la ministra creaban “una realidad ficticia” que enredaba las conversaciones, y que generó que “las bases se sintieran pasadas a llevar”.

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