En la nueva reunión transversal de la mesa oficial -realizada en el ex Congreso de Santiago- nuevamente no hubo acuerdo, el que se ve cada vez más lejos por las diferencias entre el oficialismo -Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático- y la oposición, con Chile Vamos a la cabeza, dejando todo en un punto muerto. Hasta ahora, desde el interior de la mesa oficial de conversación- convocada por los presidentes de la Cámara y del Senado- admiten que ha sido imposible avanzar hacia un documento oficial que aune las diferentes posiciones. La derecha es la otra traba que impide que el acuerdo avance, ya que tanto en AD como en SD ven como en la interna del bloque opositor aún hay diferencias en temas concretos, como el plebiscito de entrada o que el órgano que va a redactar la nueva propuesta constitucional no esté 100% electo por la ciudadanía. «Esto está llegando a un punto de inflexión y si no solucionamos esto la próxima semana es muy difícil que podamos ofrecerle a Chile la certeza de que el proceso constituyente continúa», reconoció el diputado CS, Diego Ibáñez.
No salió humo blanco desde el ex Congreso, en Santiago. En ese lugar, este jueves se realizó una nueva reunión ampliada entre todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria con el objetivo de encausar el proceso constituyente. Pero no hubo acuerdo, el que se ve cada vez más lejos por las diferencias entre el oficialismo -Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático- y la oposición, con Chile Vamos a la cabeza, dejando todo en un punto muerto.
Pero lo cierto es que hasta ahora, desde el interior de la mesa oficial de conversación- convocada por los presidentes de la Cámara y del Senado, Raúl Soto (PPD) y Álvaro Elizalde (PS)- admiten que ha sido imposible avanzar hacia un documento oficial que aune las diferentes posiciones. Una fuente oficialista apunta a que algunos partidos de Chile Vamos, cómo RN, no tiene una postura común, y que sus divergencias internas están afectando el trámite de las conversaciones.
El oficialismo reconoce que las conversaciones están en punto muerto y critican el liderazgo de Elizalde y Soto. Apuntan desde Apruebo Dignidad que los presidentes de ambas cámaras intentan quedar bien con todo el mundo y extender aún más la participación a todos los sectores, lo que impide que el flujo de las conversaciones sea más fluido.
El propio diputado Guillermo Ramírez (UDI) reconocía que las primeras reuniones parecían un «comedor de colegio» y por lo mismo se intentó reducir el espacio, convocando a una reunión bilateral. Ahora resulta que este espacio se está expandiendo cada día más y eso está generando trabas. Una fuente de Apruebo Dignidad apunta a que ni Elizalde ni Soto ni los presidentes de partidos de Chile Vamos reconocerán está realidad, porque atentaría contra su compromiso inicial.
Ya en la interna de cada sector, todo está catalogado como «lento», según fuentes conocedoras de las tratativas. En esa lentitud, Apruebo Dignidad asoma como la que está avanzando un poco más rápido, pero aún lejos de aunar consensos para presentar una propuesta unificada del oficialismo. Por otro lado, en el Socialismo Democrático, están aún más lejos de esto, ya que todavía no logran zanjar los «bordes» constitucionales. Esto preocupa a AD, ya que hará que el acuerdo avance aún más lento.
La derecha es la otra traba que impide que el acuerdo avance, ya que tanto en AD como en SD ven como en la interna del bloque opositor aún hay diferencias en temas concretos, como el plebiscito de entrada, que no suma todos los adeptos necesarios. Otra traba entre oficialismo y oposición es que el órgano que redacte una Nueva Constitución sea electo 100% por la ciudadanía, lo que genera rechazo en Chile Vamos, pero como indica la presidenta del PS -partido del Socialismo Democrático- Paulina Vodanovic, aún no tiene alternativas desde ese sector.
«La derecha, Chile, vamos, específicamente no ha contestado este mecanismo y no nos ha señalado cuál es su contrapropuesta respecto de esto. Sí ha sido insistente en el tema de las bases, ahora llamados principios institucionales, en lo que hemos avanzado y ya tenemos bastantes acuerdos», señaló, para luego llamar a avanzar con prontitud en un acuerdo definitivo entre todas las fuerzas políticas.
«Yo no creo que haya que hablar de la derecha. Aquí claramente tenemos varias derechas, tenemos una derecha que está para afuera gritando que son estos llamados patriotas, que de patriotas la verdad es que tienen poco porque lo que están haciendo es querer vulnerar la voluntad de diálogo. Y qué más patriótico que estar sentados todas la fuerzas políticas en una mesa. Por lo tanto, creo que hay gente que no tiene voluntad democrática, hay derecha que tiene una posición dura y hay otra parte de la derecha que tiene una voluntad de diálogo», agregó Vodanovic.
En el frente oficialista, temen que parte de la derecha esté realizando una táctica de agobio, sector que busca extender la discusión el mayor tiempo posible, entrampando la posibilidad de llegar a acuerdos. Esto, porque no sólo el tema del órgano redactor genera discrepancias, también hay otros nudos como el rol del Estado -estado social y democrático de derecho-, las libertades y cómo convive esto con la elección libre en salud, en educación y previsión. La gran dificultad -plantean desde el oficalismo- es que la derecha exige que dentro de los derechos sociales no se excluya a la sociedad civil y al mundo privado.
El estado subsidiario sigue siendo la piedra de tope. El oficialismo asume que eso es precisamente el límite que no están dispuestos a cruzar, mientras un sector mayoritario de la derecha se muestra proclive a defender el rol del sector privado. Al respecto, es poco probable que la derecha esté dispuesta a renunciar a uno de los aspectos centrales de la Constitución de 1980, y que en el oficialismo quieren dejar atrás. Podría ser este debate el impedimento para alcanzar un acuerdo en los próximos días.
Diego Ibáñez, diputado de Convergencia Social, deslizó esto: «Llevamos casi un mes de conversaciones, y nosotros queremos muy ser honestos con la ciudadanía. Ha sido muy complejo seguir avanzando, porque para nosotros los acuerdos que tenemos hasta el momento nos parecen suficientes (…) y al frente tenemos una soberbia, una intransigencia, que a mi juicio tiene relación con sentirse dueños de un 62%».
«Después de mucho esfuerzo, debemos confensar que es muy complejo avanzar en los acuerdos. (…) Queremos ser honestos, no estamos disponibles para que la Nueva Convención sea peor que la Constitución del 80 (…) Esto está llegando a un punto de inflexión y si no solucionamos esto la próxima semana es muy difícil que podamos ofrecerle a Chile la certeza de que el proceso constituyente continúa», reconoció Ibáñez, advirtiendo este punto muerto.
En la derecha, el presidente de la UDI, Javier Macaya, lamentó «que algunos se planteen desde la lógica de hacerlo todo igual, de que se repita exactamente el mismo ejercicio de la Convención que fracasó y otros que planteen no hacer nada». «Hoy día hay un ejercicio que va encontrando coincidencia en ciertos principios constitucionales. Si ustedes revisan la propuesta del Apruebo para reformar de los partidos del Socialismo Democrático, no se van a encontrar con la plurinacionalidad que hoy día algunos están defendiendo, se van a encontrar con una consagración del derecho de propiedad, se van a encontrar con que Chile es una sola nación. Yo creo que hay principios en los que vamos a seguir avanzando y se ha avanzado; acá no digamos que no se ha avanzado», añadió.
Reconocen desde la mesa que eso debe resolverse antes de octubre, o si no no dan los tiempos, considerando el interés del oficialismo por tener elecciones de convencionales en abril próximo, fecha que informó el Servicio Electoral (Servel), los que recomendaron no realizar elecciones en el país antes de esa fecha.
Resulta paradójico que la confirmación de este grupo de los ocho- que reunía al oficialismo, oposición y DC- no lograse su cometido, que era el de alcanzar un acuerdo concreto en materia de bases constitucionales. La formación de este espacio, por iniciativa del presidente del Senado, no solo provocó que los sectores marginados propiciaran la creación de una mesa paralela, sino que ha extremado las posiciones, y ahora se encuentran sin acuerdos concretos. Con las conversaciones en punto muerto, el gran derrotado es el oficialismo, que después del fracaso en el Plebiscito de salida, se aferraba a confiar en la promesa de la derecha a favor de una nueva Constitución. Por ahora, en el corto plazo, los participantes de la reunión serán citados el próximo jueves a las 10 de la mañana para retomar el diálogo.
En parelelo, se realizó una reunión de la mesa alternativa, conformada por PDG, republicanos, senadores independientes pertenecientes a bancadas de Chile Vamos y Amarillos por Chile. La instancia además contó con la participación de Franco Parisi, quien participó en forma telemática.
A la salida, la presidenta de los Republicanos, Ruth Hurtado, anunció que se retirará de la instancia, argumentando que no están porque se conforme una nueva Convención y que debe ser el Congreso el que aborde las reformas a la Constitución.
Republicanos han manifestado su malestar por cómo van avanzando las conversaciones, pues creen que se está delineando un proceso muy similar al protagonizado por la fallida Convención. Exigen que Chile Vamos haga notar con más dureza sus posturas, para evitar que el oficialismo se empodere, entendiendo que fue la fuerza derrotada en el Plebiscito de salida.
Macaya, de la UDI, calificó esta salida como «grave»: «Para mí es igual de grave salirse de una mesa de conversación cuando incluso estaba exigiendo hasta el día de ayer, participar en esta mesa de conversación. Y es bien contradictorio que hoy día se levante el Partido Republicano en esta mesa de conversación. Nosotros vamos a defender en Chile Vamos la instancia de participación, de diálogo. Es para lo que estamos haciendo política».