El diputado del Partido Liberal es claro en señalar que en el actual escenario político existe una posibilidad real que no haya acuerdo para una nueva constitución. «Se patea la conversación hacia el futuro. Lo grave es que no hay posibilidad de que los gobiernos en el futuro se hagan cargo de las demandas sociales con la Constitución actual. Por eso la derecha prometió tanto en la campaña. Que iban a hacer un nuevo proceso, lo prometieron porque entendieron que estaba muerta la Constitución del 80. Parece que ahora se les olvidó. En cuanto a las expectativas del cónclave de este domingo, Mirosevic espera que de Apruebo Dignidad haya mayor apoyo al Gobierno. «A ratos vemos en Apruebo Dignidad a algunos que están solo en el intento de representarse a sí mismos».
“Hay una fatiga respecto del debate constitucional”, asegura el diputado del Partido Liberal, Vlado Mirosevic, quien fue junto a Karol Cariola (PC) vocero de la opción Apruebo durante la campaña previa al plebiscito del 4-S. Sin embargo, describe que “la fractura constitucional sigue abierta”.
“La crítica que surgió sobre lo que no logró conquistar la Concertación durante la transición fue en gran medida porque la Constitución del 80 funcionó como freno para reformas. Por ejemplo, avanzar en un seguro universal de salud que garantice un acceso más igualitario. Tuvo un cerrojo en el artículo 19. Cuando el Presidente Lagos intentó que un porcentaje de la cotización se fuera a un fondo solidario para mejorar la salud, fue inconstitucional”, explica.
-La presidenta de la Federación Regionalista Verde Social, Flavia Torrealba, dijo que el momento constituyente “ya no existe”, y que los sectores conservadores han puesto condiciones imposibles de aceptar. ¿Qué opinas de sus palabras?
-La posibilidad de llegar a acuerdo es bastante incierta. Como están las cosas hoy es una posibilidad, —aunque personalmente no me guste— que no haya acuerdo constitucional.
Creo que tienen que haber mínimos comunes, no tengo problema con eso, pero tienen que ser mínimos. Cuando la derecha nos puso la condición respecto de los derechos de agua, que es un tema central para el cambio climático, no es algo que nosotros podamos aceptar.
No sabemos si vamos a tener nuevo proceso constituyente. Como lo dijimos en campaña, si ganaba el Rechazo, el sartén por el mango lo tendría la derecha, el mismo que tuvieron durante treinta años, y con el que frenaron reformas significativas.
-¿Qué salida hay?
-Dependemos de ellos. Y en ese escenario una posibilidad real es que no haya acuerdo. Se patea la conversación hacia el futuro. Lo grave es que postergamos un debate que se va a reabrir. No hay posibilidad de que los gobiernos en el futuro se hagan cargo de las demandas sociales con la Constitución actual. Por eso la derecha prometió tanto en la campaña. Que iban a hacer un nuevo proceso, lo prometieron porque entendieron que estaba muerta la Constitución del 80. Parece que ahora se les olvidó.
-De cara al cónclave oficialista, ¿cómo crees que el Gobierno debería enfrentar la disyuntiva entre morigerar su programa de grandes transformaciones para buscar apoyo en el Congreso, sin perder al grupo que espera grandes transformaciones?
-Lo he dicho innumerables veces, que lo más importante para este gobierno es construir mayorías. De cara al cónclave la pregunta central de este Gobierno debe ser cómo construimos mayorías. Eso significa tener un diálogo con la Democracia Cristiana, con acuerdos puntuales. También hay que hablar con la oposición, a pesar de que estén teniendo un retroceso histórico, para ponernos de acuerdo en temas generales, como el acuerdo nacional por la seguridad.
-¿Cómo se llega a un sector como la DC cuando hay parte del oficialismo que ven el programa escrito en piedra por ser la voluntad de la población que votó a Boric?
-Lo más importante es que todas las fuerzas políticas tengamos la madurez y de entender que para llegar a cabo el programa hay que tener diálogo y flexibilidad. No tenemos mayoría. Estoy seguro de que sigue existiendo la necesidad de cambio en la sociedad chilena, lo que pasa es que hay una fatiga temporal, cansancio. Pero eso no quiere decir que la gente esté satisfecha con sus pensiones, ni con su sistema de salud.
-¿El diálogo implica recalcular el ritmo y el diseño de las reformas estructurales del gobierno?
-Sí. Puede implicar un nuevo diseño de tiempos. El Gobierno debe tener un debate sobre priorización de reformas que espero exista este domingo en el cónclave. Para mí la reforma tributaria y la de pensiones son pilares angulares de este gobierno y tienen que ser aprobadas. Si aprobamos la tributaria nos va a permitir financiar de manera más significativa el próximo año y el siguiente otras reformas sociales.
-¿Existen desde el Partido Liberal críticas a la manera en que se ha comportado Apruebo Dignidad como coalición de gobierno?
-Tenemos una lectura en la que esperamos mayor apoyo al Gobierno de parte de Apruebo Dignidad. ¿Por qué? El Presidente está en el intento de interpretar a una mayoría en Chile, y a ratos vemos en Apruebo Dignidad a algunos que están solo en el intento de representarse a sí mismos. Lo que pedimos es más capacidad de sintonizar con el momento actual. A ratos el abandonar complejos que hacen que ciertas posiciones sean un poco inmóviles.
Creo que el Gobierno dio un giro respecto de la seguridad. Efectivamente es un tema que no era parte de las banderas de Apruebo Dignidad ni del Presidente históricamente. Sin embargo, el Gobierno tiene la flexibilidad para entender que esto es lo que se requiere hoy y que hay que combatir la violencia sin complejos. Creemos que Apruebo Dignidad debe acompañarlo.
-¿Cree que faltó que sectores del oficialismo se lo jugaran de manera más fuerte en el momento de la campaña por el Apruebo?
-El plebiscito lo perdimos antes de la campaña. Fue una buena campaña, no cometimos errores, pero no fuimos capaces de mover la aguja a favor del Apruebo. Se perdió en el tono sectario que algunos sectores del octubrismo impusieron en la Convención. Eso ahuyentó a las grandes mayorías.
Fueron sectores de listas de independientes que impusieron un tono de poco diálogo político, sobre todo faltó la habilidad central de construir mayorías. Con ese tono ya no era una discusión exactamente de texto, la gente ya se había hecho una idea del trabajo de la Convención antes de que el texto estuviera terminado. Y a su vez la campaña de desinformación que hizo la derecha tuvo tierra fértil, que fue el juicio previo que instaló la Convención sobre sí misma.
-Pero desde el Partido Liberal se ha dicho que se debe dejar de dar como razón el actuar de convencionales y tomar en cuenta el significado de esta derrota, ¿qué crees que significa?
-Patricio Morales —el Presidente del PL— nos convoca a una reflexión que tenemos que hacer con autocrítica, y es que, si el progresismo no es capaz de construir mayorías sociales, nuestras reformas no se van a llevar a cabo. No hay viabilidad en que un grupo iluminado diga, `tengo la razón y la llevo adelante como sea´. Para construir mayoría social no hay que escucharse a sí mismo, sino que a la gente. Eso requiere una mínima arrogancia de aquel que cree que tiene la razón por sobre el resto. Con esa arrogancia no se puede gobernar ni hacer reformas.
-¿Crees que perdiste capital político apoyando una opción que no triunfó?
-Cuando los partidos me pidieron asumir esa posición siempre supimos que el escenario era difícil, pero era mi responsabilidad hacerlo, no me arrepiento. Sigo creyendo que el texto era un buen punto de partida, que es mucho mejor que la Constitución que tenemos actualmente.
Si hay que pagar costos políticos y personales por eso, lo volvería a hacer. Es verdad que la ultra derecha se ha ensañado en atacar a mí y al resto de las figuras de la campaña, pero es parte de los costos que hay que pagar por defender la que pudo haber sido la constitución más democrática de la historia.
-Se ha dicho desde el Partido Liberal que el Rechazo redefinió la capacidad del oficialismo. ¿Ya no está el clima para que la centroizquierda e izquierda sean los principales autores del mecanismo?
-Aquellos que perdimos no podemos poner todas las condiciones. Tampoco creo que sea deseable, el proceso constituyente es un pacto nacional. No es un manifiesto político para un sector en específico.
-¿Qué rol han cumplido en el diseño constituyente los partidos en formación como Amarillos y Demócratas?
-Tienen una responsabilidad en el proceso. Fueron garantes. Le prometieron al país de que el proceso iba a continuar y que tendríamos una nueva Constitución. Es una promesa difícil de cumplir, yo se los dije, porque no depende exactamente de ellos, sino que de la derecha. Los he visto poco afanados en seguir con el proceso, los he visto más preocupados de inscribirse. La historia más larga será capaz de ver cuál fue el rol que cumplió cada cual.