Han sido días agitados para el presidente de la Cámara de Diputadas y Diputados, Vlado Mirosevic, quien después de casi dos semanas de haber alcanzado la testera de la Corporación en representación del pacto oficialista, repasa lo que asume como «tiempos hostiles». «Se trata de un grupo indisciplinado que cree que gritando se van a imponer sus ideas. Es una minoría pero con capacidad para meter bulla. El Congreso no es la casa de las barras bravas, sino que es un espacio donde tiene que primar la tolerancia democrática», sostuvo el parlamentario.
Como «días hostiles» reconoce el presidente de la Cámara de Diputadas y Diputados, Vlado Mirosevic, su primera etapa encabezando la Corporación, después de una tensa negociación que a último minuto se inclinó a favor del oficialismo para garantizar su elección. Pero a partir de allí, el diputado liberal vivenció el complejo clima de convivencia que se vive por estos días en un dividido y polarizado Congreso Nacional, con algunas grietas aperecidas por ambos lados del poder, tanto de la izquierda como de la derecha.
Y es que a partir de su estrecho triunfo, Mirosevic ha sido protagonista de varios episodios que tensionaron su arribo a la testera de la Cámara, con críticas, emplazamientos e incluso cinco amenazas de censura. Cabe recordar también el incidente que vivió mientras daba su primer discurso en su nuevo cargo, cuando el diputado René Alinco lo interrumpió-«Háblele a todos presidente”, dijo Alinco según sus colegas-, entrampando la señal de unidad que el nuevo timonel de la Corporación buscaba concitar en un espacio crispado y duramente dividido.
Pero esta semana Mirosevic se enfrentó duramente con un sector de Chile Vamos, después de que desde dicho sector se le acusó al presidente de la Cámara de «apurar» la votación y también de «cortar la posibilidad» de que algunos parlamentarios de oposición votaran, en torno a una indicación a la Ley de Presupuestos 2023, que buscaba aumentar la Pensión Garantizada Universal (PGU) a $250.000. Al respecto, el otrora vocero del comando oficialista del Apruebo dijo este viernes que los problemas no los personalizaba en su persona, ya que a su juicio, «si estuviera Nelson Mandela en el cargo, estaría teniendo los mismos problemas».
-¿Cuál es el balance que hace de estos primeros días en la testera de la Cámara? ¿Porqué habla de hostilidad?
-Han sido días muy hostiles, la verdad es que hay un clima en la Cámara que no es el mejor, donde hace rato que hay enfrentamiento entre bancadas, y yo creo que se ha ido perdiendo una democracia sana. Parte de mi objetivo principal como presidente es por un lado poner orden y por el otro, recomponer la convivencia democrática en el Congreso. Desde ese punto de vista, han sido días difíciles, porque me he encontrado justamente con lo que yo quiero evitar, que son incidentes y enfrentamientos que yo creo que hay que ir dejando de lado, porque más allá de que cual defienda sus ideas políticas, hay que cuidar al Congreso y la democracia, y hay que imponer un respeto entre los parlamentarios, porque es imposible que le pidamos a la ciudadanía que no se polarice, cuando es precisamente lo que los políticos hacemos. Es por eso que mi principal objetivo va a ser reinstalar el respeto cívico.
– ¿Cuál es su estrategia para hacer frente a este clima hostil? ¿Tiene identificado al sector en el Congreso que a su juicio, genera dicho ambiente?
-Yo no me voy a cansar de hacer gestos invitando al diálogo, porque creo que es mi deber como presidente de la Cámara, sin embargo, es evidente que hay sectores que están más hostiles, el cual creo que corresponde a grupo minoritario en la Cámara, y que es transversal y no corresponde a un solo sector político. Se trata de un grupo indisciplinado que cree que gritando se van a imponer sus ideas. Es una minoría pero con capacidad para meter bulla, por eso es que no voy a permitir que las barras bravas se tomen el Congreso y yo a eso me voy a oponer y voy a tratar de imponer el reglamento, aunque es un reglamento que no me acompaña del todo, y por eso vamos a proponer modificaciones. Pero creo que hay que seguir insistiendo en el diálogo y en el respeto.
-¿Qué dice sobre la acusación de Chile Vamos que le imputa «prácticas mañosas» para apurar la votación de una indicación opositora en torno a la PGU?
-Respecto de la PGU y la votación, creo que el deber de votar es un deber de cada parlamentario. Si hay parlamentarios que no están en la Sala, yo no puedo ser responsable de aquello, porque tuvimos 22 horas de sesión ininterrumpida, y cada vez que hubo votación, nosotros llamamos con los timbres de llamado, y si a pesar de aquello, los parlamentarios no llegaron a la votación, eso no es responsabilidad del presidente, sea quien sea el presidente. Por lo tanto, yo diría que allí hay responsabilidad de los propios parlamentarios que no asistieron a la votación, que llegaron tarde, o que simplemente no llegaron. Por lo tanto, es imposible responsabilizar al presidente de la Cámara por un grupo de diputados que no votan, porque el estar ahí dispuesto para votar es responsabilidad individual de cada quien.
-El oficialismo se quedó con la Presidencia de la Cámara, pero en un contexto complejo, ¿Cuál es su lectura del escenario político actual y cuáles son sus principales desafíos en medio de un espacio polarizado como el Congreso?
-Se dijo inicialmente que era imposible que lográramos mayoría, y la logramos. Eso fue contra todo pronóstico, al menos el pronóstico del mundo político y de algunos sectores de la prensa. Estando hoy, creo que hay una cierta normalización de prácticas, donde se ha ido normalizando cierta agresividad en el tono y en el discurso, a lo cual tenemos que ponerle atajo rápido y reinstaurar la convivencia cívica. Al respecto, mi rol va a ser acercar posiciones y evitar que las barras bravas se tomen el Congreso, porque el Congreso no es la casa de las barras bravas, sino que es un espacio donde tiene que primar la tolerancia democrática.
-«Otra cosa es con guitarra», dijo el Presidente Gabriel Boric hace unos días, lo que para algunos es una señal de un «segundo tiempo» del Gobierno después de una atribulada primera etapa. ¿Cree que hay mayor autocrítica y humildad en el oficialismo? ¿Se justifica que la urgencia legislativa del Ejecutivo sean hoy en torno a las reformas tributaria y al sistema de pensiones?
-Yo noto que hay un nuevo momento en el Gobierno. Creo que hay un buen aire, hay optimismo, y noto en un buen tono al Presidente, con sensibilidad y con capacidad de escuchar. Al respecto, creo que a nosotros nos va a tocar votar dos reformas muy importantes, que son la tributaria y al sistema de pensiones, yo espero que exista capacidad de diálogo, y por lo mismo hago un llamado a la Oposición a tener una actitud constructiva. Creo que son reformas necesarias que vienen esperándose hace mucho tiempo, porque actualmente, con la capacidad de recaudación que tiene Chile hoy, no puede hacerse cargo de las demandas sociales que existen. Al respecto, los países que tienen un pacto social más civilizado y por tanto tienen más paz social y menos desigualdades, tienen mayor capacidad de recaudación para poder financiar derechos sociales.
Por lo tanto, la reforma tributaria se justifica plenamente, y respecto a la reforma al sistema de pensiones, 15 años se vienen esperando una reforma de este tipo, y creo que más allá de los debates ideológicos, donde hay sectores de la derecha muy enamorados de sus posiciones ideológicas, creo que lo más importante es definir el modelo que garantice mayor plata en el bolsillo de los adultos mayores y de los pensionados, y en ese sentido, esta reforma lleva ventaja porque ofrece un modelo que permite pagar de manera inmediata, una vez aprobada la reforma.
-Finalmente, ¿Cómo sigue la conversación sobre continuidad del proceso constituyente? ¿Qué tan entrampada esta la discusión con la Oposición?
-Al proceso constituyente fui el último en llegar, porque recién asumí la Cámara y me ha tocado participar en sólo dos reuniones. Estoy más bien actualizándome en qué están las conversaciones, espero que el trámite avance, entendiendo que ya llevan dos meses de diálogo. No me atrevería a hacer un pronóstico al respecto, porque estoy recién llegando y poniéndome al día de esta conversación.