Desde que explotó la polémica entre los actuales propietarios de la salmonera Australis Mar, de capitales chinos, con su exdueño, Isidoro Quiroga, el tema de la sobreproducción de salmones y su consecuente daño biológico a los ecosistemas de la Patagonia –en algunos casos potencialmente irreversibles– ha dejado al descubierto que al menos 13 empresas del rubro han incurrido en la misma práctica en los últimos años, llegando a la categoría de contumaces la propia Australis, de propiedad de la firma china Joyvio; Nova Austral, de capitales noruegos; y la empresa chilena Cultivos Yadran, controlada por Felipe Briones Goich. Aunque los gremios asociados a la industria, como SalmonChile, descartan que la práctica sea sistemática, el daño en los ecosistemas producto de la falta de oxígeno en el agua sí parece serlo. Más aún cuando 14 centros de Australis y 2 centros de Yadran han sobreproducido salmones en ciclos continuos, no dando respiro a la restauración biológica en los fiordos patagónicos.
La salmonicultura es la tercera actividad económica más relevante del país después de la minería y la actividad forestal, consecutivamente. En un periodo menor a 20 años, la industria nacional de salmónidos pasó de ser un actor más del mercado a convertirse en el segundo productor más importante del mundo, superado solo por Noruega, que representa el 50% de toda la producción mundial. Este protagonismo en el mercado mundial fue alcanzado de manera progresiva por la industria chilena, a partir de tres momentos en que la producción dio un salto explosivo.
El primer peak de productividad se produjo justo antes de que se desatara la epidemia de virus ISA (anemia infecciosa del salmón) en el año 2006, al registrarse una producción de 647 mil toneladas. Seis años más tarde, en 2012, la industria aumentó su producción a 826 mil toneladas. Sin embargo, fue en el 2020 cuando los productores nacionales registraron el mayor de los incrementos de su producción, superando por primera vez el millón de toneladas (1 millón 43 mil ton) de salmón. Estos registros coinciden con una estrategia decisiva: ir desplazándose cada vez más al sur, desde la Región de Los Lagos a Aysén, y desde Aysén a Magallanes, donde se encuentran las aguas más prístinas del planeta. De hecho, en 2020 la Región de Magallanes presentó un máximo histórico de producción. Fue este desarrollo explosivo el que permitió que Chile se posicionara como el segundo productor de salmónidos a nivel mundial, responsable del 29% de las cosechas de esta industria durante dicho año.
Este predominio en el mercado ha sido acompañado, sin embargo, de un progresivo deterioro ambiental en la Patagonia chilena no plenamente cuantificado –según coinciden diversos estudios científicos–, pero que ha ido dejando trazabilidad a partir de los procesos sancionatorios que ha llevado a cabo la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA), cuya institucionalidad data del 2013. En un periodo de 10 años, se han llevado a cabo 80 procesos sancionatorios contra la industria, siendo la sobreproducción de salmones una de las infracciones más recurrentes y dañinas a la vez.
El lío comercial entre la empresa china Joyvio, dueña de Australis Mar –uno de los productores más grandes de Chile– con su expropietario Isidoro Quiroga, dejó al descubierto que una parte del éxito comercial descansaba en la infracción ambiental en la que venía incurriendo la compañía de manera sostenida, al producir miles de toneladas más de salmones por sobre la cantidad máxima autorizada en sus respectivas resoluciones de calificación ambiental (RCA). A través del proceso de la autodenuncia, dieron cuenta de la sobreproducción de salmones en 49 ciclos productivos, asociados a 33 Centros de Engorda de Salmones, por un total aproximado de 81.000 toneladas.
Este hecho, lejos de concentrarse solo en Australis, puso en foco a toda la industria de salmones, dado que dicha práctica no se restringe solo a la firma de capitales chinos, toda vez que serían al menos 13 las empresas salmoneras a las que se les ha abierto procesos sancionatorios por sobreproducción, incurriendo algunas de estas en la categoría de contumacia, vale decir, que la práctica la han repetido una y otra vez, pese a las sanciones.
Por medio de denuncias de entidades ambientales como Sernapesca, Subpesca o Directemar, o a través del mecanismo de la autodenuncia, actualmente la SMA lleva adelante 38 procesos sancionatorios.
Siendo la pérdida de oxígeno en las columnas de agua y en el fondo marino el mayor peligro de la sobreproducción de salmones para los ecosistemas de la Patagonia marítima, debido a la acumulación de fecas y otros restos orgánicos, así como de los residuos de los miles de litros de antibióticos que se vierten en el mar, los procedimientos iniciados por la SMA han dejado al descubierto que al menos 16 de los centros de engorda de salmones a los que se les ha abierto un proceso por sobreproducción a partir de autodenuncias, han reiterado la práctica en ciclos continuos, vale decir, no han dado respiro a las columnas de agua, evitando así la recuperación biológica, cuyos daños en los casos extremos podrían tardar entre 40 o 50 años en subsanarse.
Muchos de estos centros, además, están ubicados al interior de zonas protegidas.
Ante la controversia por el caso Australis, Arturo Clément, presidente de SalmonChile –el principal gremio de la industria–, aseguró que “el sector salmonicultor es una actividad regulada y fiscalizada, que cumple la normativa ambiental vigente, por lo que no puede decirse que la sobreproducción es una práctica transversal a toda la industria”.
En respuesta a la solicitud de El Mostrador, Intesal –el Instituto del Salmón, financiado por SalmonChile– respaldó la aseveración de su presidente, contrastando la información precisamente con las estadísticas de la SMA: “Desde 2013 a la fecha se realizaron 9.813 fiscalizaciones a la salmonicultura. De ellas, el 89,4% terminó sin un proceso sancionatorio. Si observamos solo las fiscalizaciones efectuadas en 2022 (1.888), el 98,5% finalizó sin un proceso sancionatorio. Por lo tanto, la mayor fiscalización llevada a cabo a este sector productivo en el último tiempo ha venido acompañada, también, de un alto grado de cumplimiento”.
Ante la misma consulta, el Consejo del Salmón –que agrupa a varias empresas extranjeras– optó por no pronunciarse respecto de la sistematicidad de la práctica de la sobreproducción, limitándose a responder con algo que no se consultó: “Conflicto se deriva de una transacción entre dos privados cuya resolución depende de ellos. Y desde el Consejo del Salmón confiamos en que opere la institucionalidad y el caso se resuelva pronto. Los valores y la confianza empresarial son vitales para el desarrollo sostenible de nuestro país y todos quienes somos parte de él”.
Desde los organismos de protección de los océanos, la directora ejecutiva de Oceana Chile, Liesbeth van der Meer, sostiene que la sistematicidad no tiene que ver tanto con la cantidad de las fiscalizaciones, sino con la reiteración de la práctica y la cantidad de empresas involucradas.
“Lo de Australis claramente no es una excepción. De hecho, la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) ha iniciado múltiples procesos sancionatorios por sobreproducción entre 2015 y 2023 en contra de distintas empresas. Esto indica que sí hay una práctica sistemática del sector, de la cual solo nos damos cuenta de estas irregularidades al final del ciclo productivo, ya que queda en evidencia cuando se cosechan los salmones”, señala Van der Meer.
En efecto, la SMA ha detectado a 14 empresas que, en distintos ciclos productivos, han incurrido en sobreproducción. Así, por ejemplo, además de la compañía Australis, destaca a Nova Austral, Cultivos Yadran S.A., Exportadora Los Fiordos Ltda., Salmones Blumar S.A., Cermaq Chile S.A., Salomones Multiexport S.A., Invermar S.A., Mowi Chile S.A., Fiordo Azul S.A., Empresas Aquachile S.A., Granja Marina Tornagaleones S.A. y Marine Harvest Chile S.A., entre otros titulares.
Para el periodo 2013-2023, Australis Mar S.A. es el titular con mayor cantidad de procesos sancionatorios a CES (16), dejando en segundo lugar a Nova Austral, de capitales noruegos, con 9 casos. Luego siguen Cultivos Yadran (6 casos), Exportadora Los Fiordos (también 6 casos) y Salmones Blumar (con 5 casos).
La normativa de producción en Chile está basada en las cifras de mortalidades y cantidad de antibióticos utilizados para calcular las densidades permitidas para el ciclo siguiente. Así, en los últimos años, la autoridad ha detectado casos de empresas subreportando la mortalidad y sobreproduciendo biomasa.
En el mundo científico existe consenso en que los ecosistemas marinos son incapaces de tolerar la sobreproducción sin que se produzcan cambios irreversibles en ellos.
Para Paulina Montero, científica del Centro de Investigación de Ecosistemas de la Patagonia (CIEP), una de las grandes dificultades para investigar el daño ambiental en los fiordos patagónicos es que no existen estudios, ni financiamiento, para establecer cuánta es la cantidad de carga máxima que puede resistir un fiordo hasta que el daño sea irreparable.
“La capacidad de carga es un concepto que involucra muchos componentes biológicos, físicos y socioeconómicos para su estimación, especialmente cuando se le quiere dar un enfoque ecosistémico, por esto, hacer un estudio de este tipo es bastante caro, pero es urgente hacerlo en varios lugares y antes de permitir un aumento en los niveles actuales de producción de salmón, principalmente en nuevas áreas más al sur”, sostiene.
En lo que sí existe plena claridad es respecto a que el principal impacto ambiental de la salmonicultura en general es el incremento en la carga de material orgánico e inorgánico en la columna de agua y los sedimentos. “Esto ya provoca una perturbación de entrada, que aumentará a medida que se tenga un mayor número de jaulas, mayor número de centros y mayor número de concesiones en un lugar determinado. La magnitud de esta perturbación es principalmente asociada a los niveles de oxígeno que se tenga en los sitios de cultivo. Bajos niveles de oxígeno (hipoxia 2 ml/L) o ausencia de oxígeno (anoxia), son indicativos de un enriquecimiento excesivo de material alóctono (orgánico e inorgánico) liberado en el ambiente de cultivo”, detalla la científica.
La denuncias realizadas por los organismos ambientales han dejando constancia de que en un buen número los centros que han quebrantado la normativa ambiental, al sobreproducir salmones, han dejado además a las columnas de agua en condición de anaeróbicas (sin oxígeno), debiendo esperar un plazo indeterminado para que las condiciones naturales de oxígeno en el agua se recuperen.
Pero si una sola sobreproducción en un ciclo determinado puede dejar sin oxígeno una determinada área marítima, el problema crece exponencialmente cuando la empresa infractora vuelve a sobreproducir en el ciclo inmediatamente continuo.
Revisada la información en línea de la SMA, se ha detectado que al menos 14 centros de engorda –muchos de ellos emplazados en aguas protegidas– han sobreexplotado las áreas en ciclos continuos. De estos 14 centros, 12 de ellos corresponden a la empresa Australis y otros 2 a Cultivos Yadran.
De Australis, algunos de los centros que han sobreproducido en ciclos continuos son:
CES RABUDOS / expediente: https://snifa.sma.gob.cl/Sancionatorio/Ficha/3267
CES MORALEDA / expediente: https://snifa.sma.gob.cl/Sancionatorio/Ficha/3270
CES PUNTA GODDARD / expediente: https://snifa.sma.gob.cl/Sancionatorio/Ficha/3271
CES BAHÍA BUCKLE, CES PUERTO BROWN y CES PUNTA LAUCA / expediente: https://snifa.sma.gob.cl/Sancionatorio/Ficha/3264
CES HUMOS 5 y CES HUMOS 6 / expediente: https://snifa.sma.gob.cl/Sancionatorio/Ficha/3238
CES BAHÍA LEÓN / expediente: https://snifa.sma.gob.cl/Sancionatorio/Ficha/3239
CES HUMOS 1 / expediente: https://snifa.sma.gob.cl/Sancionatorio/Ficha/3240
CES HUMOS 2 y CES TRAIGUÉN 1 / expediente: https://snifa.sma.gob.cl/Sancionatorio/Ficha/3241
De Cultivos Yadran:
CES LEUCAYEC / expediente: https://snifa.sma.gob.cl/Sancionatorio/Ficha/3100
CES MELCHOR 716 / expediente: https://snifa.sma.gob.cl/Sancionatorio/Ficha/3105