A un día de la segunda Cuenta Pública del Presidente Gabriel Boric, el caso del ahora exsubsecretario Christian Larraín logró complicar seriamente la tramitación de la reforma previsional y las relaciones del Gobierno con la oposición. La bancada de diputados de la UDI anunció, durante la noche del martes, que “no seguiremos reconociendo a la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, como una interlocutora válida en la discusión de la reforma de pensiones”. Un amplio despliegue comunicacional de Larraín permitió conocer detalles de su relación con la ministra Jara y las desprolijidades en la solicitud de su carta de renuncia, sin que hubiera denuncias formales o un sumario. El caso motivó que salieran a hablar del tema los ministros de Hacienda, del Trabajo, de la Mujer y de Justicia. Fuentes gubernamentales señalan que este miércoles o el jueves las víctimas formalizarán sus denuncias. Mientras tanto, la titular de la cartera del Trabajo se mostró molesta ante tantas declaraciones del exsubsecretario y dijo que todo ello demostraba que “fue una buena decisión haber pedido su salida”.
“Con fecha 26 de mayo de 2023, el Presidente de la República, Gabriel Boric Font, ha aceptado la renuncia de Christian Larraín Pizarro en el cargo de subsecretario de Previsión Social”. El comunicado emitido desde Presidencia no trajo ninguna explicación o detalle sobre las razones de la abrupta salida de Larraín, días previos a la Cuenta Pública donde sería clave el tema de la reforma previsional. Más tarde se sabría que la razón fue una denuncia por “acoso sexual”, lo que luego cambió a que habría sido por “uso de lenguaje de connotación sexual” y que hoy existe un sumario efectivo que deberá definir, este miércoles o jueves, el tipo de conducta que motivó la solicitud de renuncia. Esta polémica oscurece el impoluto trabajo de la ministra Jeannette Jara en momentos en que se aprueba el salario mínimo, al tiempo que desvía el foco de la segunda Cuenta Pública del Primer Mandatario.
El lunes, se supo que la “renuncia” –que en estricto rigor es un despido, porque se le pide el cargo– estuvo provocada por una denuncia de acoso sexual en contra de Larraín. El tema lo habrían conversado en el Comité Político del jueves y, el viernes, la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, lo implementó al pedirle la renuncia al subsecretario. Según palabras del ministro de Hacienda, Mario Marcel –el día martes–, el subsecretario Larraín “fue clave en la arquitectura del proyecto que presentó el Gobierno (reforma de pensiones) e hizo un gran trabajo, liderando un equipo técnico, trabajando con los técnicos del Ministerio de Hacienda. Y ese fue su gran aporte”, señaló Marcel en radio Concierto. Si bien el titular de Hacienda no quiso referirse a las denuncias, marcó el punto de la necesidad de acuerdos: “Desconozco lo que ocurre al interior de otro ministerio, pero el gran problema es la ausencia de un interlocutor para llegar a acuerdos”. Mientras tanto, Larraín aprovechó para aparecer lunes y martes en diversos medios de comunicación contando su versión de los hechos, donde tajantemente negó las acusaciones.
La primera entrevista la concedió a La Tercera y sostuvo: “El viernes participó la ministra, yo presento, junto con los equipos, las alternativas que hemos trabajado para la reforma. Y fue una muy buena reunión. Y termina y después a los… No sé, a la media hora me llama la ministra y me dice ‘señor subsecretario, le tengo que pedir la renuncia porque tengo una denuncia de acoso sexual contra usted’”. Según Larraín, en la oficina de la ministra, él le pregunta por los antecedentes de la denuncia y Jara solo revela que se la habían solicitado debido a la acusación.
En el intertanto, el ministro de Justicia también tuvo que hablar del tema, aunque se concentró en su especialidad, el derecho administrativo: “Lo que establece el estatuto administrativo es lo siguiente, si el sumario se inicia antes (de la renuncia) se puede seguir instruyendo. La clave es saber la fecha de aceptación de la renuncia”, explicó en radio Infinita.
Sin embargo, el mayor problema que generó el caso Larraín fue la decisión de la bancada de diputados de la UDI de convocar al ahora exsubsecretario a comparecer ante la Comisión de Trabajo de la Cámara, para explicar lo sucedido: “De ver una negativa a nuestra solicitud (de parte del oficialismo o del propio Gobierno), desde ya queremos notificar que como bancada de diputados de la UDI no seguiremos reconociendo a la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, como una interlocutora válida en la discusión de la reforma de pensiones, congelando cualquier tipo de conversación y/o avance que pudiera existir, por todas las razones anteriormente esgrimidas”, sentencia la misiva suscrita por Cristian Labbé y Henry Leal, la que enviaron al presidente de la comisión, el socialista Juan Santana.
El hecho logró, de alguna manera, ensuciar la gran noticia de la semana, que era haber conseguido el aumento del salario mínimo a $500 mil de forma gradual. La ministra fue más consultada por el caso de Christian Larraín que por el aumento del salario mínimo. El martes, Jara fue más cuidadosa y no ocupó los términos “acoso laboral” o “acoso sexual”, y dijo: “Creemos que se incidió en algunas conductas que no eran del todo positivas, por lo que se determinó pedirle, precisamente, la renuncia al exsubsecretario”. También en la mañana del martes explicó, en “Mucho Gusto” de Mega, que no ocuparía dichos términos –acoso laboral o acoso sexual–, pues aquello es parte de un sumario administrativo que determinará precisamente el tipo de falta. Sin embargo, agregó otro argumento: “Al subsecretario se le pide la salida porque hay gente que la estaba pasando muy mal en la subsecretaría”.
Además, Jara indicó que “aquí hay una parte que no se ha visto, pero aquí las víctimas son las que estuvieron sometidas a estas conductas. Y son las que precisamente hicieron llegar estos antecedentes. A mí, como ministra, me corresponde preocuparme de que la organización tenga un buen trato”. Nunca reveló las identidades de las denunciantes, aunque aclaró que eran dos mujeres.
El exsubsecretario negó insistentemente las acusaciones ante varios medios y dejó en evidencia que la relación con la ministra no era buena desde el 3 de mayo. Ese día, en un seminario en Price Waterhouse, Larraín sinceró la posibilidad de negociar las cuentas nocionales: “Las cuentas nocionales no tienen ninguna mayoría parlamentaria y digo que como Gobierno, si queremos aprobar la reforma, estamos obligados a buscar alternativas que no renuncien a la esencia de la reforma y permitan el aumento de las pensiones”.
El ingeniero comercial reveló que desde ese día “la ministra dejó de hablarme”. Numerosos parlamentarios contaron que el evento que dejó en evidencia la distanciada relación entre Jara y Larraín ocurrió en la propia cafetería del Parlamento, el 6 de mayo. Fue en ese lugar donde la titular del Trabajo reprendió al entonces subsecretario por haber hecho declaraciones y coordinaciones políticas que no se correspondían con su posición.
Fue a partir de ese momento que el intercambio entre las autoridades habría quedado reducido a lo justo y necesario, a lo formal. Existen parlamentarios que, de forma anónima, deslizan la posibilidad de que estas acusaciones pretenderían implementar una decisión política tomada hace un tiempo respecto a Larraín. El jefe de bancada RN, Frank Sauerbaum, describe que el evento en la cafetería del Congreso se esparció como un rumor: “Fue algo que se contó y, desde ese momento, se empezó a comentar que la relación entre ellos estaba bastante tensionada”.
En medio de toda esta polémica, la ministra PC decidió enfrentar el tema en matinales, donde contestó: “Sí es cierto que teníamos miradas distintas respecto a algunos temas, yo lo he dicho y no lo dramatizo, porque esto es así. Pero, además, sinceramente, eran bien pocas, la verdad”. En ese sentido, clarificó: “La salida no tiene nada que ver con eso. Si hubiese sido por eso, se le dice. O sea, ¿para qué se va a inventar otra cosa? Es como una lesera”, añadió.
Otra crítica que se ha abierto con la salida del hoy exsubsecretario, es el hecho de haberle pedido la renuncia sin haber abierto previamente un sumario. Desde Palacio reconocieron el error y explican que fue una decisión que se tomó de manera apresurada por eventualidades. Este tropiezo generó dudas sobre qué tan efectivo era un sumario administrativo cuando la autoridad en cuestión ya había cesado en su cargo. Algunos abogados señalan que, en ese caso, el sumario quedaría sin efecto jurídico.
Fuentes al interior del Gobierno que están enteradas de este proceso, confirman que hasta el lunes la renuncia estaba en curso de formalización, que es un proceso. Ayer, en vista de las declaraciones del exsubsecretario, las víctimas habrían formalizado las denuncias. Por lo tanto, como la renuncia se hallaba en proceso, dichas denuncias permitieron instruir un sumario antes de cerrar dicho proceso de cesación del cargo y tendría validez jurídica.
La ministra de la Mujer, Antonia Orellana, dijo ante las especulaciones: “Los cargos de confianza existen desde hace más de un siglo en el sistema institucional. Se caracterizan desde muy antiguo por la libertad de nombramiento y de remoción, de modo que no existe una exigencia legal para acreditar la falta de confianza más allá de la simple expresión de voluntad del Presidente de la República”. Ahora, advierte que “otra cosa distinta son las responsabilidades funcionarias. Vincular estas con la confianza del cargo es un error de forma y fondo”, recalcó.
Para parlamentarios de distintos mundos políticos, la noticia fue una sorpresa. Siempre hubo línea directa con el exsubsecretario, tanto en el oficialismo como en la oposición. Larraín mandaba mensajes por WhatsApp constantemente a distintos legisladores para resolver dudas o recoger comentarios.
En el Congreso dicen que el gran mito de la reforma de pensiones es que Larraín sería el autor. El ingeniero comercial y bachiller en Ciencias Económicas de la Universidad de Chile y Magíster en la Universidad Católica de Lovaina, empezó su carrera en Cieplan, centro de estudios ligado a la DC, y luego fue cercano al PPD, aunque hoy es independiente.
Desde distintos sectores reconocen que es “el que más sabe” de pensiones y, por eso, ha concitado un gran respeto en el oficialismo y en la oposición. El diputado Sauerbaum (RN) sostiene que “en un comienzo lo noté muy enamorado de su reforma, pero luego entendió que había aspectos que mejorar y le interesaba mucho escucharnos. Nosotros nos sentíamos cómodos con él”, afirma.
A Sauerbaum también le preocupa que el Gobierno no pueda conseguir a alguien con la preparación técnica de Larraín y con la voluntad de diálogo que presentaba ante opiniones distintas. El diputado independiente PPD, Jaime Araya, en cambio, cree que “la reforma previsional es muchísimo más grande que el nombre de la ministra o de su secretario”. Desde esa óptica, está tranquilo en cuanto a que el Ejecutivo encontrará a una persona con las capacidades técnicas para ocupar el cargo: “Estamos hablando de una política pública, esto no es una cosa que tenga que ver con una persona”.
Araya, en todo caso, precisa que las relaciones de confianza hay que trabajarlas, pues Larraín era “muy preocupado del uno a uno”. El diputado antofagastino recuerda también que una vez, en los pasillos del Congreso, se encontró al exsubsecretario previo a las votaciones del autopréstamo. Como Larraín sabía que Araya quería votar a favor del autorretiro, le pidió unos minutos para conversar sobre el proyecto.
En el hemiciclo, Larraín se acercó al puesto de Araya y esos pocos minutos que se habían comprometido, se transformaron en una conversación extendida sobre las implicancias del autopréstamo: “Sacaba un papelito y anotaba. Decía ‘mira esto por aquí, para allá, esta es la cantidad, no sé qué’… así como profesor”. Aún así, Larraín no logró convencerlo.
Respecto a las acusaciones en contra del exsubsecretario de Previsión Social, Araya cree que la ministra Jara “no tenía mucho margen para hacer algo distinto”, ya que “el estándar que fijó el Gobierno es de los más altos desde ese punto de vista”.
El diputado socialista Juan Santana, presidente de la Comisión de Trabajo y Seguridad Social, trabajó cerca de la dupla Jara-Larraín y reconoce que la renuncia del exsubsecretario los tomó por sorpresa, dado que “la relación que tuvimos con él siempre fue una buena relación, fue una autoridad que se mostró disponible, con mucha disposición dentro de la Comisión de Trabajo y que, naturalmente, como todos lo saben, cumplió un rol muy importante dentro de la reforma a las pensiones”.
Ahora, también aclara que su labor no es indispensable en términos del éxito de la señalada reforma, que aún no tiene fecha para que se vote en Sala, dado que está a la espera del trámite en particular en la Comisión. Santana afirma no haber sido testigo de una mala relación entre la ministra y el subsecretario: “Yo al menos siempre vi una buena coordinación”.
Sobre los comentarios que emitió Larraín en el seminario de Price Waterhouse, el diputado socialista cree que “eso fue un error y yo creo que no es malo tampoco señalarlo”. Santana afirma que el exsubsecretario había “desahuciado un aspecto importante de la reforma” sin haber negociado con la contraparte. “Al no haber obtenido una participación de Chile Vamos en la mesa técnica, al no haber presentado una propuesta que acercara posiciones o al no haber iniciado el periodo de votación en particular, que permite el ingreso de indicaciones que ojalá sean transversales, nadie podría haber modificado un pilar tan relevante como las cuentas nocionales”, evalúa el legislador socialista.
En definitiva, el sumario que ingresó tarde está en regla y la investigación tipificará la falta, en caso de que haya una. Sea cual sea el resultado, las confianzas quedaron rotas y, aunque la UDI lo solicite, su regreso es algo que nadie cree posible. Al terminar la jornada del martes, la ministra del Trabajo no perdió la oportunidad para decir que consideraba una buena decisión haber despedido a Christian Larraín: “Lamento que este tema se viera expuesto de esta manera, incluso más allá de todo, o sea, incluso en los peores escenarios, yo nunca me habría imaginado que una exautoridad saliera de esa manera. Lo que hace, por lo menos a mí, es confirmarme que, al ver todo lo que (Larraín) ha dicho después, fue una buena decisión haber pedido su salida”.