El 8 de marzo fue rechazada la reforma tributaria que el Gobierno le había propuesto al Congreso. Tras una negativa en bloque de la oposición, y con tres votos “oficialistas” menos, se fue por la borda una reforma insigne del Ejecutivo, que configura un punto clave para la sostenibilidad de su agenda. De manera insospechada, casi terminando la Cuenta Pública de 3 horas con 36 minutos, el Presidente anunció que en julio insistiría con la reforma tributaria en el Senado. En el oficialismo hay esperanza de que se vuelva a tramitar, sin embargo, necesitan 2/3 de los votos para que eso se cumpla y, según los ánimos posdiscurso de ayer del Mandatario, la oposición no parece mostrar su lado más flexible. Y menos en este tema.
La segunda Cuenta Pública del Presidente Gabriel Boric fue la primera en la que tuvo que explicar los 15 meses de gestión de su Gobierno. Tuvo una duración de 3 horas con 36 minutos –batió el récord de 1993 del ex Presidente Patricio Aylwin, con 2 horas y 10 minutos–, leyó 74 páginas y mencionó las palabras ‘democracia’ 14 veces, ‘diálogo’ 12 veces y 10 veces ‘reforma tributaria’. Esta última, no solo se repitió para instalar una idea fuerza, sino que se acuñó como parte fundamental de este segundo tiempo de la administración de Boric.
“El Estado de Chile no tiene ahora los recursos suficientes para hacerse cargo de toda esta reparación (deuda histórica a los profesores), y por eso necesitamos de la reforma tributaria. De aprobarse esta, inmediatamente presentaremos un proyecto para cumplir con este compromiso. Invito a esta sala a ser parte de este noble y necesario gesto de reparación”.
Esa fue la tercera vez en que mencionó el concepto –en la página 18– y recibió murmullos críticos que se hicieron escuchar desde la oposición. Esto, porque –según comentaron– el Mandatario aprovechó la instancia para dejar a la derecha como la principal responsable de que no se pagará la deuda histórica al profesorado y, así, generarle presión a dicho sector.
El 8 de marzo recién pasado, la Cámara de Diputadas y Diputados rechazó la idea de legislar la reforma tributaria, con una oposición que se negó a ello en bloque, además de tres diputadas oficialistas que no votaron y terminaron por frustrar las intenciones del Ejecutivo.
Ese evento fue uno de los golpes más duros para La Moneda, ya que contaban con la recaudación que dejaría la reforma para financiar distintos proyectos y promesas de campaña. Por ejemplo, el fortalecimiento del sistema público de salud y la condonación del CAE.
A dos páginas de que terminara el discurso, el Jefe de Estado reveló que la reforma tributaria no es un ámbito que duerma en la agenda gubernamental. Muy por el contrario: “A fines de julio mi Gobierno insistirá en el Senado para que retomemos la tramitación legislativa de la reforma tributaria, de modo de conciliar las herramientas para financiar las prioridades acordadas. Esa es mi invitación”, recalcó.
Aun así, el panorama para el Ejecutivo no es fácil, pues insistir en la Cámara Alta significa que, para que se reanude la tramitación de la tributaria, requieren de 2/3 de los votos de los senadores. Es decir, 33 de los 50 miembros del Senado. Sin embargo, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, sostuvo que “es perfectamente posible”.
Marcel explicó que el tema tributario está muy discutido y reveló que “hay componentes gruesos sobre los que hay bastante acuerdo, como, por ejemplo, los temas de reducción de evasión y elusión, lo mismo por el gasto, aumento al tema de la PGU”. El ministro precisó que se trata de “un tema de voluntad”, puesto que “no hay barreras técnicas ni políticas ni económicas para llegar a un acuerdo”.
“Las modificaciones no van a servir. Lo que tiene que hacer el Gobierno es retirar esa reforma y presentar una distinta que, en vez de ser pro recaudación, sea pro inversión”, sentenció el diputado Guillermo Ramírez (UDI). Este fue crítico con el discurso del Primer Mandatario y tuvo una apreciación negativa sobre la insistencia de la reforma tributaria: “No se puede responder a cada problema con aumento de los impuestos, porque no es ilimitado”. Además, según Ramírez, la alusión a dicha reforma es “un poquito deshonesta, porque si usted suma la cantidad de cosas que se prometieron con la reforma tributaria, usted se da cuenta de que los números no dan”.
El presidente de la Cámara de Diputadas y Diputados, Vlado Mirosevic (PL), desestimó la teoría opositora: “No es verdad que si tenemos una reforma que recaude, significa que va a ser antiempleo o antiinversión, podemos perfectamente buscar fórmulas para que se cumplan las dos cosas”, sostuvo. Para el diputado liberal es “equivocado” establecer esa dicotomía y, en tal sentido, llamó a ser “realistas”, a confiar en el “buen manejo económico” que ha tenido el Gobierno ante una inminente crisis.
En tanto, el diputado UDI Juan Antonio Coloma afirmó que la Cuenta Pública fue un intento evidente de presión para que se apruebe “una mala reforma tributaria”. Además, aseguró que ve difícil el hecho de que se apruebe: “Todos sabemos que, tal como está, no se va a cumplir. Además, ya se rechazó y para la insistencia necesita una cantidad de votos que no tiene”.
Voces al interior del oficialismo confirmaron que, por ejemplo, el impuesto a los superricos es muy difícil que se logre a estas alturas. Ahora bien, dijeron creer que sí pueden mantener la cifra que se pretende recaudar, pero deben negociar con la oposición los orígenes de esos insumos. Además, confirmaron que hace meses que se viene conversando con sectores involucrados para levantar una propuesta. La dificultad –puntualizaron– es que la oposición no ha emitido propuestas sobre las cuales negociar.
La presidenta de la Comisión de Hacienda de la Cámara, Gael Yeomans (CS), señaló que la insistencia en la reforma, más que una presión, es reiterar “la importancia de llegar a un acuerdo en donde dejemos de lado nuestras diferencias en ciertos puntos y poner la intención en tener más recursos fiscales”. La diputada oficialista subrayó que también existe un sentido de urgencia, puesto que “hay muchas necesidades que financiar, compromisos y deudas que tiene el Estado, como, por ejemplo, la deuda histórica a los profesores”.
El jefe de bancada de diputados de RN, Frank Sauerbaum, coincidió con que la reforma “no debe ser solo recaudatoria”. Sin embargo, relevó el ánimo de diálogo que ha conseguido mostrar caminos: “El proyecto de 40 horas lo conversamos y todos flexibilizaron su posición y hoy tenemos el proyecto, igual que el salario mínimo. Nosotros tenemos el mejor ánimo”, aseguró. En todo caso, apuntó que la piedra de tope está “a veces en sectores del Gobierno que no quieren conversar y prefieren imponer mayorías circunstanciales”.
Por su parte, el presidente de Comunes, Marco Velarde, ratificó la idea de la necesidad de recursos, pero también recalcó que “el Presidente ha llamado a hacer un pacto, a un diálogo tributario y sin duda que se va a dialogar con la oposición, y las cosas que ellos quieran agregar a la conversación van a ser consideradas”. Velarde indicó que hay un ánimo de más apertura, en el sentido de que “no esperamos que las cosas salgan como entraron, sino que haya una instancia en donde la oposición pueda poner cosas sobre la mesa que consideren relevantes”.
El ministro Mario Marcel explicó que el hecho de insistir en el proyecto en tan poco tiempo, tiene que ver con que “mientras tengamos abierto el tema de la reforma tributaria, vamos a seguir prolongando la incertidumbre. No va a desaparecer por el hecho de que se demoren las negociaciones, todo lo contrario, se va a profundizar”. Incluso, detalló que, luego de la aprobación del royalty minero, recibió comentarios positivos por haber definido el tema.
El jefe de las arcas fiscales insistió en que una diferencia, respecto a la propuesta de reforma anterior, es que ahora “está la búsqueda de un acuerdo”. Marcel profundizó en tal sentido y criticó el discurso de la oposición: “Parece que les cuesta entender a algunos sectores políticos que, cuando el Presidente hace planteamientos para un acuerdo y cuando dice que nadie va a conseguir el 100%, también se está refiriendo al Gobierno”. El titular de la cartera de Hacienda hizo hincapié en que “cuando el Presidente habla de prioridades en el destino de los recursos, está invitando a que los partidos planteen sus propias prioridades y, en función de eso, encontrar un acuerdo”.