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Exministro de Allende en Isla Dawson: era un campo de concentración “hecho a la usanza nazi” PAÍS imagen cedida

Exministro de Allende en Isla Dawson: era un campo de concentración “hecho a la usanza nazi”

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Carlos Saldivia
Por : Carlos Saldivia Periodista de El Mostrador
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El 22 de noviembre de 1973, el extitular de las carteras de Minería y de Vivienda de Allende, Pedro Felipe Ramírez, llegó a Isla Dawson en un grupo de detenidos entre los cuales también estaban el exsecretario general del PC, Luis Corvalán; el exsenador Anselmo Sule (PR); el exintendente de Santiago, Julio Stuardo; y el exdiputado por Temuco Camilo Salvo (IC). Hace poco regresó a su lugar de reclusión en un viaje de memoria organizado por la ministra de Defensa, Maya Fernández Allende, y valora como algo “extraordinario” el ‘Nunca más’ del comandante en Jefe de la Armada. Sobre uno de los lugares en que estuvo en Dawson, relata que, al igual que los campos de prisioneros alemanes en la Segunda Guerra Mundial, poseía “doble alambrada de púa alrededor, con casetas de vigilancia con militares con metralletas vigilando en lo alto, absolutamente igual a los de los nazis”.


A diferencia de otros dirigentes que estuvieron el 10 y 11 de septiembre de 1973 junto al Presidente Salvador Allende, el exministro de Vivienda, el más joven del gabinete, Pedro Felipe Ramírez, aún cultiva la humildad como regla. A pesar de su trayectoria y de relatos que sorprenden, sus excompañeros de Isla Dawson comentan que le acomoda la sencillez.

Sobre el 10 de septiembre de 1973, Ramírez, rememora el último Consejo de Gabinete de Allende: “Fue una larga intervención dirigida a todos nosotros, pero especialmente dedicada a los tres ministros militares (…). ‘No crean, señores, que si intentan sacarme de este sillón por la fuerza, yo seré como otros presidentes de América Latina, que se suben a un avión y se marchan al extranjero. No, yo estaré acá y me defenderé hasta la última bala, perdón, hasta la penúltima. Yo sé lo que haré con la última’”. Recuerda que el Mandatario hizo una defensa de las transformaciones económicas y sociales de su gobierno, de cómo eran necesarias para combatir desigualdades y pobreza. “Todos escuchamos atentos”, comenta a El Mostrador.

Setenta y tres días más tarde, quien fuera titular de los ministerios de Minería y de Vivienda de Allende, además de exdiputado, arribaba al campo de prisioneros de Isla Dawson. “Era el 22 de noviembre de 1973, en un grupo con el exsecretario general del PC, Luis Corvalán; el exsenador Anselmo Sule (PR); el exintendente de Santiago, Julio Stuardo; y el exdiputado por Temuco Camilo Salvo (IC)”, recuerda el también exembajador de Chile en Venezuela durante el segundo Gobierno de Michelle Bachelet.

Hace pocos días volvió a lo que fue el campo de prisioneros de la Isla Dawson, con varios exprisioneros políticos detenidos allí en 1973, y familiares directos de varios que por salud no pudieron asistir, considerando las bajas temperaturas. Se trató de un viaje organizado por la ministra de Defensa de Chile, Maya Fernández Allende, directo al sitio que en 1973 fue el primer Campamento de Prisioneros construido ex profeso.

“El gesto de la Armada es muy importante, es extraordinario a 50 años del Golpe. El ‘Nunca más’ del comandante en Jefe de la Armada para todos nosotros fue muy impresionante, así como la recepción, el apoyo, la coincidencia de que todos debemos trabajar para que, lo que ocurrió el año 73 y los años posteriores, no va a ocurrir nunca más. Y, naturalmente, esa declaración oficial que hace la Armada viene con seguridad por lo que percibimos en este viaje, y que venimos de alguna manera observando ya así, en la comandancia del almirante Juan Andrés de la Maza. Estamos muy alegres, no por nosotros que fuimos las víctimas de ese tiempo, sino que por el país, por Chile”, dice a El Mostrador.

19 de Febrero del 2019/SANTIAGO

“Entonces, muy contento, saludo el gesto del almirante De la Maza, porque creo que ha sido determinante en generar un proceso de reflexión y de generar el perdón, digamos, así, a las víctimas y a todo el país de lo que sucedió. Es algo que apunta a cuidar a todos los chilenos y nunca volver y repetir la violencia, la muerte, la tortura, la desaparición, el exilio, la prisión del período más brutal de la historia de Chile”, agrega.

“Hicimos dos radios para oír Radio Moscú”

“Prácticamente nunca conservé fotografías o artículos de los años en el gabinete, sé que había, pero no hice una colección de eso, y fíjese que estoy por publicar mi biografía. Un amigo encontró un afiche con esta fotografía y la lectura ‘Libertad para Pedro Felipe Ramírez’. Es la foto de cuando juré como ministro con el Presidente Allende”, relata el exdirigente de la Izquierda Cristiana (IC), uno de los 12 partidos de la Unidad Popular.

El exyerno de Radomiro Tomic, casado con su hija Olaya hasta 1978, cuenta que antes de llegar a Dawson “estuve detenido por varias semanas en la Academia de Guerra Aérea (AGA), donde fui torturado”.

“Recuerdo que vivía en Colón. La mañana del 11 me venía a La Moneda y no pude llegar. Yo pensé que ya Providencia y la Alameda estarían cortadas por los tanques, entonces me fui por la Avenida Matta, para llegar por ese sector al Palacio, pero, cuando pasé por la avenida Matta, vi que estaban los tanques bloqueando muchas calles hacia el centro y ya no era posible ir hacia La Moneda. Me fui a la industria Fensa, ahí en Cerrillos, porque en la Izquierda Cristiana, donde yo era dirigente, habíamos acordado que, en una emergencia de ese tipo, nos reuniéramos en Fensa. Ahí vimos todo el proceso, vimos el bombardeo de La Moneda por televisión y vimos cuando sacaron al Presidente ya fallecido desde La Moneda. Ahí ordenamos que todos se retiraran y se protegieran lo más posible”, rememora.

Pedro Felipe, como le dicen sus amigos, peregrinó por distintas casas de amigos y familiares, “porque no tenía armado un esquema de clandestinaje y yo no quería asilarme, quería seguir en Chile”. En ese periplo, en casa de una hermana, el 10 de octubre, lo detuvieron y condujeron a la Escuela Militar, y luego a la AGA. Tras 40 días de sesiones de interrogación y tortura fue enviado a Dawson, primero al campo de la Armada. Meses después lo mandaron a Río Chico, cercano al anterior.

-Hoy uno de sus compañeros en Dawson, Miguel Littín, es el consejero constitucional de más edad. ¿Qué le pareció su filme Dawson Isla 10, basado en el libro de su otro compañero de prisión y de gabinete, Sergio Bitar?
-Yo la vi cuando la estrenaron. Miguel es un gran cineasta nuestro. Estaba Michelle Bachelet y muchos compañeros. Es una muy buena película, pero cuando la estaba viendo me pasaron dos cosas. Yo sentí que la película era emotiva, pero me pareció menos dramática de lo que fue estar en Dawson, pero es una muy buena película hecha por Miguel, el presidente de la instalación del nuevo Consejo Constitucional. Es bueno que exista un documental para que las nuevas generaciones puedan conocer un poco algunas de las cosas, aunque sin duda Dawson no fue lo más trágico que ocurrió en Chile. Hubo situaciones mucho más dramáticas. Acá hubo un hecho particular: en el campo de prisioneros había ministros, senadores, diputados, dirigentes del gobierno, también gente de Magallanes. Y esa situación se hizo conocida rápidamente en todo el mundo. La comunidad, los lazos que se crearon ahí con los compañeros, fue muy importante.

-¿Usted estuvo en el recinto de la Armada y luego en Río Chico, que se creó por los mismos presos?
-El primer lugar era el campamento de la Compañía de Ingenieros de la Marina, porque la Isla de Dawson era una hacienda que fue expropiada por el Gobierno, usando la ley de reforma, y entregada a la Marina. La Marina llevaba muy poco tiempo instalada ahí. Entonces, había una Compañía de Ingenieros trabajando mucho y en esa compañía se instalaron los presos tanto de Santiago como de Magallanes. El segundo lugar fue un campo de concentración mucho más grande, hecho a la usanza nazi: doble alambrada de púa alrededor, con casetas de vigilancia con militares con metralletas vigilando en lo alto, absolutamente igual a los de los nazis. Se llama Río Chico, es donde estuvimos ahora, pero ahora no hay nada, pues después destruyeron todo esto. Sacaron todas las instalaciones. El lugar lo reconocimos porque tenía algunas características que eran muy conocidas, pequeñas bases de cemento, pero muy pequeñas —indica.

Al respecto, agrega que “ahí tuvimos diversas conversaciones políticas también, desde luego, sobre lo que nos había pasado y también cosas relativas a lo que vivíamos allí o cosas que sabíamos de las comunicaciones, porque teníamos. Habíamos logrado tener dos radios clandestinas que fabricamos y, a través de estas, podíamos escuchar radios internacionales. Escuchábamos mucho la BBC y Radio Moscú, porque Radio Moscú tenía programas dedicados a la situación chilena y daba muchísimas noticias. En general las radios, naturalmente, nacionales, estaban todas intervenidas y ninguna informaba de cosas de lo que estaba sucediendo en Chile (…). También la BBC de Londres informaba muchísimo”, relata Pedro Felipe Ramírez.

De los más de 500 detenidos del lugar, en la visita con la ministra Maya Fernández Allende, solo fueron tres exprisioneros: Camino Salvo, Osvaldo Puccio hijo, y él. Los demás, por su edad, fueron representados por familiares.

–Todo el tiempo que estuvimos allá era un acto de represión absolutamente contrario a los derechos humanos. Y tanto respecto de nosotros como de los compañeros de Magallanes –detalla.

“Cuando uno perdona se acabó el odio y lo que viene simplemente es una relación humana sana”

Pedro Felipe Ramírez nunca volvió a ver a los militares de Dawson. Pese a ello, señala: “Le quiero contar una pequeña historia, que de alguna manera responde a lo que usted quiere preguntarme. Cuando yo era torturado en la Academia de Guerra Aérea, era torturado con aplicación de electricidad que operaba una persona, a través de un magneto, que era la fórmula que hacían. Él no era el interrogador, los interrogadores eran otros, pero en algún momento determinado me quedé solo con el hombre que aplicaba corriente para la tortura, que naturalmente nunca pude ver porque yo estaba vendado, estaba desnudo y vendado. Pero sí sentía su respiración, porque estaba al lado mío. Yo estaba acostado, él estaba sentado al lado. Y en un momento determinado, el nombre me dice ‘perdone, jefe, pero en esta huevada yo me gano unos porotos’. Y en ese momento pensé: ‘Pobre hombre. Este hombre acepto por dinero esto. Y debe ser un hombre casado y con hijos, que en la noche va a volver con su esposa y sus hijos, y me dice esto para poder besarlos en paz’“, comenta.

Ante ello –continúa su relato–, reflexionó que “para hacerlo con cierta tranquilidad necesita mi perdón y, claro, no le dije nada, pero yo interiormente lo perdoné. Porque además el perdón no solo permite relacionarse de una manera más positiva con el interlocutor, sino que también es un acto para el saneamiento de uno mismo, en el sentido de que cuando uno perdona se acabó el odio y lo que viene simplemente es una relación humana sana con los demás”, concluye el exministro de Salvador Allende.

 

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